—¿Ya estás lista? —Peyton escuchó desde el otro lado de la puerta de la habitación la voz de Orestes.
Como en cámara lenta giró levemente su cuerpo para ver hacia dicha puerta, esperó a que ingresara, no lo hizo, ella tampoco respondió a su interrogante.
Estaba arreglando su cabello que ya parecía estar tomando vida, había crecido un poco más y tenía brillo, eso le agradó porque hasta el volumen anterior estaba volviendo. No quiso usar el secador ni la plancha de peinar que había en el sanitario de la habitación principal, prefirió dejarlo secar al natural, y el resultado fue espléndido, a ella le gustó.
No sabía si era justo sentirse bien, así se sentía. Luego de ingresar a regañadientes en la otra habitación con Orestes a ver la película que él propuso, su humor cambió. Él se encargó
