A la mañana siguiente, para su asombro Orestes despertó mucho más allá de la hora que estaba acostumbrado a hacerlo, no encontró a Peyton a su lado, y lo lamentó enormemente. La noche anterior no quiso despertarla porque había hablado en la tarde con Dilia, quien le informó que por las compras del día con las niñas y Annie, Peyton había quedado bastante adolorida, por lo que en un mínimo de consideración momentánea decidió también dejar pasar esa noche, con la esperanza de que el despertar fuera tan placentero como lo fue para él la despedida en la mañana anterior. Para su pesar la decepción tomó el lugar del placer.
Tanteó la cama precisamente en el lugar donde dejó a Peyton la noche anterior antes de caer en el sueño profundo que reclamaba su cuerpo buscando reponerse del esfuerzo al qu
