Orestes estuvo pendiente del más mínimo detalle, hasta el último momento sorprendió a Peyton. No solo fue el dinero sino también el vestido, la lencería, los tacones lujosos que tuvo la oportunidad de lucir la noche anterior, todo fue embalado y resguardado en unas bolsas especiales que Orestes pidió a la boutique, así como también una muda de ropa nueva que consistió en unos jean, una blusa manga tres cuarto de seda, y unos zapatos tipo bailarina de una calidad que en su vida ella podría comprar o tener de no haberlo conocido. —En el sillón están unas cosas que acaban de traer para ti —le anunció él en un tono de voz elevado desde el sanitario y luego cerró la puerta para dedicarse a la ducha. Con mucha pena ella observó al detalle el contenido de los paquetes, y al lado de este estab