Con la mirada puesta en las baldosas del piso del lobby, Peyton ingresó al hotel de la mano de Orestes, quien a diferencia de ella iba con la frente tan en alto que lograba intimidar a todos los que se atrevieron a posar por instantes su atención en ellos. Peyton se sentía apenada. La mañana de ese día ingresó a ese hotel siendo una housekeeping, o lo que es lo mismo, una empleada enviada por la agencia de colocación, una más del grupo de personas que la empresa distribuye a diario entre los diferentes hoteles de la ciudad para realizar el servicio de limpieza y organización de las habitaciones y las áreas comunes a las habitaciones. Horas después, sin planificarlo, su vida dio un cambio radical. Esa noche, aunque salió internamente siendo la misma, para el mundo era otra mujer, una más