Con susto porque sabía que había dado un paso bastante osado, Peyton llegó a la habitación que había venido ocupando. Su cuerpo temblaba de manera involuntaria, no se sentía tan segura de mantener la fortaleza que de momento le llegó para frenarlo en sus intenciones, y aun así tuvo el valor para enfrentarlo. Lo dejó en su punto más alto del deseo, lo vio, nadie se lo contó, ella lo vio y lo sintió, porque sí, lo sintió en carne viva. Tanto como él se siente sensible. Lo desea, lo reconoció para sí misma, no puede odiarlo, mucho menos ignorar lo que viene desarrollándose en su interior por él. Es una batalla muy fuerte la que le toca librar, por partida doble. No es solo contra Orestes, sino también en contra de ella misma. No sabe cuánto tiempo puede aguantar, así como tampoco sabe en qu