Tanto era el nivel de perturbación en el que se encontraba estando a su lado, y siendo consciente de que ella no pasó desapercibida para muchos otros tantos hombres como él, con dinero y poder. Se vio empujado a actuar como el verdadero celador. No volvió a separarse de Peyton en toda la conferencia y cuando llegó la hora del cóctel volvió a tomar tanto champán al sentir el fluir del deseo por su cuerpo y una necesidad confusa de tenerla cerca, ahí, solo para él. Estaba comenzando a caer la tarde y el repunte de la noche, Peyton estaba agotada. Habían estado casi todo el día en ese lugar; para ella, haciendo nada, mientras que Orestes si debía estar allí, fingió prestar atención a las exposiciones que debía repasar para decidir si participaba o no en el proyecto donde estaba siendo invita