Mientras trabajaban, los pensamientos de Liam no dejaban de centrarse en Aiden y la promesa que ella le había hecho a Edward. Sentía como si el fantasma de su amigo se interpusiera entre él y la posibilidad de reconquistar a Aiden y ganarse el cariño de su hijo. Cada vez que veía a Leo, no podía evitar pensar en cómo Edward había sido un padre para él, y eso lo llenaba de una mezcla de admiración y celos. Desde la casa, Aiden observaba de vez en cuando al campo, viendo cómo Leo y Liam convivían. Ver a su hijo riendo y trabajando junto a Liam le provocaba una mezcla de sentimientos. Por un lado, se sentía agradecida de que Leo tuviera la oportunidad de conocer y aprender de su padre biológico. Por otro lado, el dolor y la traición del pasado seguían latentes, recordándole las heridas que a