La fiesta ya estaba bastante concurrida en el Salón Premium del Hotel Hillman. A poco de comenzar la fiesta ya abundaban cientos de invitados en sus mejores galas. El ambiente contaba con buena música y meseros muy elegantes habían comenzado a repartir bebidas finas y entremeses gourmet. Mariana desbordaba felicidad y entusiasmo. Llevaba un vestido de tafetán rosa pálido en el que se sentía como una princesa. A esto se sumaba el hecho de que estaba acompañada por David, el hombre de sus sueños, quien caballerosamente la había recogido en su casa. El señor Heriberto Alcázar arribó temprano, saludó a todos los presentes cortésmente y chequeó que todo se desempeñara de acuerdo a lo esperado con el servicio del hotel. Pronto arribaron figuras importantes de la producción de la radio. Entre