Juan Pablo sumergió su cabeza bajo la ducha fría del baño de la suite del hotel, en dónde había pasado la noche. Dejó que el agua cristalina humedeciera abundantemente su cabello y todo su cuerpo, y disfrutó de esta sensación relajante.
Se sentía increíblemente bien después de haber pasado una noche con esa mujer que lo obsesionaba. Y lo mejor es que ese encuentro superó todas sus expectativas.
Una vez que Camila ingresó en el cuarto dejó de lado sobradamente la impresión recatada y abstinente que tuvo de ella en un principio. Para su sorpresa, se reveló como una mujer volcánica y candente, que disfrutaba mucho esos momentos de pasión.
Le había pedido intensidad y ella también le había retribuido de la misma manera. Lo comprobó cuando pasó el jabón por la parte superior de la espalda, a
