El inicio de esa semana fue un momento decisivo para Juan Pablo Morante. Debía poner en marcha una pesquisa que le permitiera saber qué estaba pasando en la empresa, y qué era lo que estaba haciendo Alcázar que despertó las sospechas de su padre. Como sucedía cada lunes, se llevaba a cabo la reunión que involucraba al Jefe del Directorio, a la Jefa de Programación y a él. Y casi como si fuese parte de la rutina el susodicho se hizo esperar un rato, dejándolos solos en la oficina principal. Ambos estaban sentados en el living elegante y moderno. Casi siempre prefería uno de los sillones laterales y Camila en cambio elegía el sofá, en dónde estaba más cómoda y relajada. En ese momento la veía revisar su móvil y recordó la suerte que tenía de tenerla a su lado. Ese día vestía un traje ejec