Un cielo cruzado por oscuros nubarrones, viento y finalmente una lluvia torrencial bendijo la ciudad de Rosario. Ocurrió aproximadamente a la salida del trabajo. Y a pesar de que muchas personas en la calle fueron sorprendidas por el repentino cambio en el clima, la mayoría agradeció que sucediera. El calor a la vera del río Paraná era un factor que complicaba el estado de ánimo de la gente. Y cuando experimentaban un pequeño alivio como ese, era prácticamente un asunto que festejar. Camila llegó bastante mojada a su departamento, por lo que tuvo que dedicarse algunos momentos a cambiarse de ropa. Esta vez fue muy cuidadosa y no permitió siquiera que Michelino se acercara a la puerta. Entonces sonó el timbre del video portero. Alguien venía de la calle para verla. Al fijarse quien era