Capítulo 3

2598 Words
Dándose media vuelta en busca de una botella de Jacks Daniels, Boris percibió por el rabillo de su ojo cierta ausencia en la esquina de la barra donde usualmente, cierto omega castaño y ruidoso solía sentarse para atormentarlo. Frunciendo ligeramente sus cejas, el alfa dejó sobre la bandeja la botella junto a cuatro pequeños vasos en los cuales solían beber ese tipo de trago y la empujó al camarero que la había pedido. —Pidieron también las alitas con salsa especial —comentó el joven beta. —La cocina cerró hace una hora —respondió, y su mirada vagó hacia una esquina. Pero como había logrado apreciar antes, la molesta pulga realmente ya no estaba ahí. Sin siquiera pensarlo, su mirada comenzó a recorrer el club en su búsqueda, queriendo saber si realmente se había ido o solo se dio una vuelta para entretenerse con alguno de los hermanos antes de volver cerca de la barra para molestarlo. No sería la primera vez que Taylor hiciera algo así después de todo, y le seguía sorprendiendo el hecho de que ese omega se hubiera adaptado tan bien y tan fácil a su mundo. No era solo que Spencer se había hecho un gran amigo de ese chico, sino que gracias a la ayuda que proporcionó con el chef imbécil, logró hacerse un lugar en el club, pero no fue este más que con su gran boca sin filtro quien realmente se ganó a los demás miembros del club. ¿Cómo es que sus hermanos soportaban esa boca que nunca parecía tener un descanso? Boris no lo sabía, era un total misterio para él, considerando que se cansaba con las primeras palabras y luego lo evitaba por... Bueno, no era muy agradable estar del lado receptor de los halagos de las personas, en especial cuando no sabía qué era lo que encontraba atractivo Taylor en él. Estaba seguro de que solo decía aquellas cosas para molestarlo, no habría otra explicación de ser el caso. —¿Qué sucede? —preguntó cuando se percató de que su empleado seguía parado frente a él con una expresión insegura. —Es que el alfa que pidió esto realmente insistió en que le llevara el conjunto completo y no se veía muy amigable —explicó mordisqueando su labio inferior con preocupación. Asintiendo, Boris observó a su alrededor y llamó la atención del primer m*****o del club que atrapó desocupado. —¿Puedes acompañarlo a dejar el pedido? —pidió señalando al beta—. La cocina está cerrada y el tipo parece ser problemas —explicó. —Vamos —pronunció el alfa, colocando una mano en uno de los hombros del camarero para seguirle de cerca. Con eso solucionado, el pelirrojo alfa terminó de recorrer el club, relajándose al comprobar que Taylor realmente se había ido. —Puedes contestar tu teléfono —pidió observando a su ayudante. —No es el mío —respondió el otro alfa—. Creo que es el del chico que estaba sentado ahí —señaló el puesto donde antes había estado Taylor. Frunciendo el ceño, Boris cruzó la barra y soltó un pesado suspiro al contemplar el teléfono del omega descansar en la mesa. —¿Sabes cuando se fue? —preguntó, tomando el celular. —Fue hace un par de minutos —respondió su compañero—. Me pagó por la comida y se fue —anunció. —No le recibas el dinero a la próxima —anunció levantando una parte del mesón para salir detrás de la barra—. Jagger decidió que no le cobraríamos la comida. —¿Por qué? —preguntó este. —Solo haz caso —ordenó sin interés de dar una explicación. Después de todo, estaba seguro de que si preguntaba por alrededor le contarían con lujo de detalle cómo había ayudado no solo con el tema del estúpido chef, sino que hasta sus ventas habían aumentado al igual que los pedidos de ayuda. —Cúbreme un momento —ordenó antes de alejarse hacia la puerta. Cuando contempló a los dos hermanos que Morgan había insistido en tener para controlar la cantidad de clientes que entraban, especialmente el fin de semana, Boris se detuvo un momento. —¿Ya se fue la molesta pulga? —preguntó, consiguiendo que ambos alfas rieran suave. —No se fue hace mucho, dijo que iba a tomar el autobús —respondió Huesos—. Deberías de alcanzarlo si sales a buscarlo. —Nos ofrecimos a decirle uno de los hermanos que lo llevara a casa por esa cosa de que alguien le estaba siguiendo, pero no quiso —comentó el otro alfa. —¿Alguien lo estaba siguiendo? —cuestionó, con todos sus músculos tensándose involuntariamente. —Bueno, cuando llegó nos mostró una foto diciendo que ese auto le estaba siguiendo, pero no lo vimos dar vueltas por aquí —contó Huesos—. Tal vez solo se lo imagino, era un auto lujoso como para que esté haciendo ese tipo de cosas —pensó. Asintiendo sin decir nada más, Boris se alejó. Pero en vez de volver a entrar al club, salió dirigiéndose al paradero, sin entender qué podía tener en la cabeza aquel omega como para simplemente salir solo y con el cielo oscuro luego de decir que alguien podría haberle estado persiguiendo. —Es que simplemente no tiene ni siquiera una neurona en esa bonita cabeza —gruñó por lo bajo—. ¿Cómo es posible que sea tan imprudente? Recordando el conjunto que Taylor había estado utilizando esa noche, solo logró que su humor empeorara. Un omega tan hermoso como él y vistiendo tan... Atractivo, sexy, solo lograría convertirse en un bocadillo para otros alfas. Como el imbécil que no había aceptado su rechazo. Tan pronto como se había alejado de Taylor, mantuvo un ojo sobre este sabiendo que un problema podría surgir en cualquier momento con él cerca, y por supuesto que tuvo la razón, como siempre. Si ese grotesco alfa se le había acercado e insistido a pesar de saber las reglas del club, ¿qué se supone que debía de esperar de los demás estando en la calle? Gruñendo realmente, más molesto que antes, Boris aceleró el paso hasta que finalmente escuchó ese extraño sonido armónico y contempló a Taylor en el paradero. No sabía de donde provenía dicho sonido, ni por qué parecía aparecer solamente con ese omega en específico, pero hace tiempo que había decidido ignorarlo pensando que era una coincidencia. Cuando presenció como un hombre se aferraba a la muñeca del omega otra vez, e intentaba tirar de él a un auto... Lujoso, un modelo que definitivamente no recorría sus calles usualmente, toda su sangre hirvió. Maldiciendo, se apresuró solo para detenerse con sorpresa al contemplar a Taylor alzar su pierna e impactar directamente en la entrepierna del hombre. Lamentablemente, ese increíble golpe no pareció ser suficiente para que ese idiota dejara su agarre en Taylor, por lo que inmediatamente se acercó y apartó esa mano. —Será mejor que lo sueltes si no quieres perder esos dedos —amenazó el pelirrojo alfa, sosteniendo con fuerza la mano ajena. Cuando este soltó un quejido de dolor, finalmente soltando la mano de Taylor, inmediatamente apartó al omega colocándolo detrás de su cuerpo, no deseando que ese idiota estuviera ni siquiera un centímetro cerca de este. —Creo que has malentendido la situación, solo estaba hablando con mi pareja aquí —expresó el hombre, enderezándose y actuando como si Taylor no le hubiera golpeado en las bolas o Boris no le atrapó intentando forzarlo a subir al omega al auto. —No seas un idiota, Ewan, tu supuesto encanto no engañará a Boris —resopló Taylor e intentó colocarse al lado del pelirrojo alfa. Pero Boris no le dio la oportunidad y le volvió a empujar detrás de su cuerpo, no desando que estuviera entre ellos. —Como te dije, solo es una pelea entre amantes —insistió mostrando su perfecta sonrisa de comercial—. Debes de saber cómo son de exagerados algunos omegas, mi querido Taylor es así. —No. Estamos. Saliendo. —gruñó Taylor intentando nuevamente pasar a Boris, por lo que el alfa solo colocó su brazo alrededor de esa estrecha cintura y lo mantuvo a su lado—. Nosotros terminamos hace meses, imbécil, solo supéralo ya —refunfuñó. —Una pelea por celos —anunció Ewan, observando directamente a Boris como si explicándole las cosas dejaría ir a Taylor. —Largo. —espetó finalmente Boris. —¿Perdón? —pronunció, parpadeando como si no pudiera comprender sus palabras. —Fuera de aquí —anunció el pelirrojo alfa, observando fríamente al otro hombre. —Creo que hay un malentendido aquí... —Vi perfectamente como Taylor te golpeó en las bolas cuando intentabas subirlo a la fuerza a tu auto —anunció—. No sé qué mierda sucede aquí, ni me interesa, pero él no quiere ir contigo ni dejaré que te lo lleves —expresó. —Ya oíste a señor gruñidos, largo de aquí —dijo petulante el omega. Y Boris no tenía que verlo para saber que Taylor estaba sonriendo enormemente a su lado, la pequeña pulga era así de molesta e irritante. —¿Quién eres tú para ordenarme qué hacer? —cuestionó Ewan arrogantemente. —¿Quién eres tú para venir a meterte en estas calles? —respondió Boris. Ewan le observó de pies a cabeza muy lentamente, sin siquiera hacer el intento de disimular lo que estaba haciendo. —¿Haces esto por dinero? —pronunció finalmente—. Bien, te daré más del que podría ofrecerte Taylor con tal de que olvides lo que has visto aquí y nos dejes solo —ofreció sacando su billetera para mostrar arrogantemente todo el dinero que tenía en ella. —No sabía que pudieras ser tan desagradable —comentó el omega arrugando su nariz con disgusto. —Desagradable es contratar a un tipo de cuarta lleno de tatuajes y que no conoce un peluquero para mantenerme alejado —indicó Ewan, observándole. —¡Hey! No te metas con su pelirrojo cabello —gruñó Taylor—. Solo estás envidioso porque esa obra de arte nunca se vería bien en ti —acusó. —Por favor, como si hubiera algo que envidiarle realmente a un tipo como este —expresó con total desagrado. —¿Qué dijiste? —cuestionó Boris, acercándose un par de pasos que el contrario inmediatamente retrocedió. —¿Acaso he dicho alguna mentira? —dijo enderezando sus hombros—. Solo mírate a ti y luego obsérvame a mí, estamos en un estatus totalmente diferente —declaró—. Y tu igual —anunció observando a Taylor—. No sé por qué has venido hasta acá, pero ya es hora de que vuelvas a casa. —Si, claro, iré volando —resopló Taylor—. Solo olvida tus tontos planes y busca otro omega al cual intentar emborrachar para luego violar hasta dejar en cinta y así casarlo a la fuerza. —Así que... Este tipo es esa clase de basura —murmuró el pelirrojo alfa, sintiendo mucho más enfado que antes. —Es una conversación entre amantes, no te metas —le ordenó Ewan arrogantemente—. Olvidemos todo ese asunto, ya dije que solo era una broma con mis amigos —expresó hacia el omega. —¿Puedes solo golpearle ya? —pidió Taylor observando hacia Boris—. Si no lo haces tú lo haré yo, pero quiero que le duela más. —Te demandaré si me tocas —espetó Ewan, observando al otro alfa. —Vete ahora antes de que te metas en problemas —ordenó Boris, apartándose. —Pero... ¡Boris! —se quejó Taylor. —Sabía que realmente no me haría nada —se jactó Ewan, enderezando sus hombros—. Y estás equivocado si crees que esto ha terminado aquí —amenazó hacia el omega. Entonces, sin aviso, Boris se dio media vuelta con su puño en alto y golpeó directamente la mandíbula del contrario. —Aquí es exactamente donde todo ha terminado —declaró—. Puedes intentar demandarme si quieres, entonces diré lo que vi y escuché, y como apoyo llevaré las grabaciones de las cámaras de seguridad —anunció señalando un poste de luz cerca de ellos. —T-t-tú... —balbuceó, observando la sangre en la comisura de sus labios con horror. —Dije. Largo. —gruñó con voz profunda, finalmente logrando que el otro alfa comenzara a moverse. En silencio, ambos observaron al estúpido hombre arrogante subirse a su lujoso auto y finalmente partir de ahí, dejándole a solas. —Vaya, realmente tengo que aprender a gruñir de esa forma para quitarme algunos problemas de encima —comentó Taylor. Pero Boris no hizo más que observarle en silencio. —Si, yo... Lamento eso —señaló hacia la calle—. Ewan es una especie de espinita en mi costado que pensé que me había quitado hace unos meses tras terminar con él, no creí que me seguiría buscando todo este tiempo —contó. —Vuelve a casa y llama a la policía —ordenó. —Los dos sabemos que no logro nada con llamarlos, no me ha golpeado ni hecho algo que rompa alguna ley, por lo que no me prestaran mucha atención, mucho menos con ese idiota diciendo que es una pelea de amantes —indicó. —Entonces habla con Jagger para que te ayude. —espetó frunciendo el ceño. —No es necesario molestarlos con una pequeña cosa como esa, tienen trabajo más importantes que lidiar que con un idiota que no acepta que hemos terminado —descartó sin mucha importancia, lo que realmente irritó a Boris. Ese estúpido alfa intentaba forzarlo a subir a su auto ¿y dice que no es una amenaza? —¿Por qué has venido? ¿Me extrañabas? —preguntó repentinamente Taylor, observándole con una gran sonrisa. Soltando un pequeño resoplido, Boris alzó su teléfono. —Cierto, lo había olvidado —pronunció tomándolo—. Gracias por traerlo en persona. —Los demás estaban ocupados —respondió. —Sí, claro, haré como te creo —respondió golpeando su brazo juguetonamente—. Gracias por la ayuda también, otra vez. —Deja de meterte en problemas —gruñó con mal humor. —No es como si lo hiciera a propósito, estos me siguen —se quejó y observó la hora—. Genial, a esta hora ya no están pasando autobuses, llamaré a un taxi —suspiró. Negando en silencio, Boris observó la solitaria calle y luego el club. —Vamos al club —ordenó. —Está bien, puedo esperar aquí —aseguró Taylor, tomando asiento en la banca. —Eres un idiota. —anunció. —Hey, por muy sexy que seas, con esa actitud no llegarás muy lejos conmigo —refunfuñó—. Nah, mentira, de igual forma te dejaría ir tan lejos como quisieras —movió sus cejas juguetonamente. Negando, Boris tomó asiento al lado del omega. —Puedo esperar solo —comentó Taylor. —Spencer me matará si sabe que te dejé solo luego de que ese idiota te amenazara —resopló. —Ay, sigues preocupado por mí —exclamó encantado. —Lo hago porque no quiero escuchar a Spencer quejándose —corrigió. —Si, claro, Spencer —pronunció con una gran sonrisa. Apretando sus labios, el pelirrojo alfa cruzó sus brazos y se dispuso a esperar junto al parlanchín omega, no dispuesto que fuera tomado por sorpresa por ese idiota otra vez.
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