Cuidado Caperucita.

1101 Words
Michael miraba confundido los reportes de Dereck, aunque su luna de miel no había terminado, el aburrimiento de estar en constante monotonía con su ahora esposa Fedora lo lanzaron a un con más desesperación a querer saber de la misteriosa caperucita rosa, el mismo día que abordo su jet privado con destino a Venecia le dio la orden a su mejor amigo para que le apartará una cita sin resultado alguno hasta el momento. Conocía perfectamente el negocio de las damas de compañia de Mony Sinclair, una afamada vedette ya retirada, después de recibir los imbatibles daños del padre tiempo se había dedicado a reclutar jovenes para brindarle servicios sexuales a hombres de posición económica elevada, el desde hace años pertenecía a sus clientes Vip, nunca tuvo queja, siempre le ofreció un servicio de primera con amantes expertas, cautivadoras y sobre todo dispuestas siempre a satisfacer sus más bajas pasiones, la interrogante en estos momentos era que ella aún sabiendo sus alcances, lo que podría conllevar una negativa a sus deseos no le hubiera programado cita con la chica, menos mandado un informe para saber su identidad, necesitaba saber todo de ella, hasta el más mínimo detalle. Seguía con su teléfono en mano, caminaba de manera inquieta por la habitación del lujoso hotel donde se hospedaba, Dereck en cualquier momento lo llamaría para darle razones, aprovecho para ver los estados de Alexa sin ninguna novedad aparente, esa era otra tentación, le gustaba su cuerpo, aunque sus escrúpulos le imploraban no tocarla, ella creció con un ideal perfecto de su persona, le fascinaba el gesto angelical al mirarlo casi como un dios, pero si tenía a su caperucita se le pasaría, ya había mordido esa fruta y deseaba tenerla hasta matar sus ganas, desde su encuentro no había pasado noche que no la soñara, también su ego de hombre estaba en juego, no deseaba que nadie la tocará hasta que el se cansará de ella. Su teléfono sonó, era Dereck. — ¡Espero que sean buenas noticias!. — Dijo con voz compulsiva, ya la paciencia estaba llegando a sus límites. — Lo lamento, no son buenas, Mony dice no conocer a la chica, su contrato fue de una noche, para hacerle un favor, solo eso. — Michael no daba crédito a esa información, no creía en las palabras de una puta creatina sin credibilidad. — Espero que tenga razón, por su bien, si me llegó a enterar que me está ocultando información, acabaré con ella. — Dereck resopló al otro lado de la línea. — Lo mejor sería que hablaras con ella personal, cuando estés de regreso, quizás estés confundido de chica, es difícil que una chica virgen entre en ese mundo de manera tan fácil, yo le pedí a Mony 3 de sus chicas más veteranas, me parece curioso que sabiendo quién era el cliente se expusiera a contratar a una desconocida, otra posibilidad es que oculta algo. — Michael entendía esos razonamientos como lógicos, algo estaba ocultado, de ser así, el mismo le sacaría la verdad. A sus espaldas sintió unos pasos, seguro era Fedora, se apresuró a terminar su llamada con Dereck. — Cuando este de regreso, de manera personal me encargaré de ese asunto. —dicho esto, colgó. Fedora no tardo en aparecer en escena, ahora vestida de Gatúbela, tuvo la pésima idea de pedirle que se disfrazara durante su estadía en el lujoso hotel, el orden de los factores no alteraba los resultados en el lecho pasional, aunque esa segunda noche se vistió de caperucita, no sintió emoción, al final no era el disfraz, y por lo visto menos un fetiche que tenía, esa mujer lo había marcado, necesitaba encontrarla hasta por el bien de su matrimonio, podría comprarle un hermoso apartamento, visitarla algunas noches, con momentos de buen sexo estaría de mejor humor para soportar a Fedora, observó nuevamente la delgada silueta que maullaba en esta ocasión, mientras caminaba como gata en celo por el piso, estaba aburrido era innegable, su rostro lo delataba...lo sentía por ella no deseaba jugar... Se acercó y le dio un beso en la frente, seguido se marcho de la habitación, hastiado de fingir. Alexa Estaba revisando su correo electrónico, necesitaba con urgencia hacer una pequeña limpieza en la mensajería, habia borrado más de mil mensajes estúpidos, tomo otro sorbo de café para seguir en la faena. Sintió su teléfono sonar, en todo el día había recibido más 30 llamadas perdidas de un número que no estaba registrado en sus contactos, aún antes de empezar su entrevista de trabajo unas 5 horas atrás el maratón de llamadas era incesante, ahora estaba sonando desconocido, pensó ignorarlo pero luego decidió atender pensando en la posibilidad de que sería alguna persona confundida. — Hola. —Dijo a secas cuando contesto la llamada. Pronto una voz femenina afloró, una voz que de inmediato reconoció para su desgracia. Su estrategia fue simular que no sabía quién era. —¡Hola Caperucita rosa!, ¿sabes quién te habla muñequita? — Al parecer se ha equivocado de número. — Respondió esta nerviosa, ¿cómo que caperucita rosa? acaso era una broma. — No creo, estoy hablando con Alexa Robles, por cierto lo de Caperucita rosa fue el apodo que te dejo la inolvidable noche con tu hermanastro, ¿la recuerdas? — Su corazón empezó a latir con más fuerza, al parecer algo en su plan había fallado, no cabía duda de que era la voz de la proxeneta, tomo aire antes de volver hablar. — No vuelva a llamarme, teníamos un trato y ambas cumplimos, deseo dejar eso atrás. — El trato estaba cerrado hasta que tú amado hermanastro me empezó amenazar, no perderé mi cabeza por ti...por el capricho de una niña mimada de ser puta por una noche. —¿Qué desea? — Alexa no entendía bien a lo que se refería, según sus argumentos la estaban amenazando, no creía a Michael capaz de tal infamia, aunque él era sin duda una caja de sorpresas, al parecer solo conocía una pequeña fachada de su verdad. — Así me gusta, que cooperes, organizar otro encuentro con el, eso tengo en mente. Alexa no soporto la idea, colgó la llamada impetuosamente, para seguido apagar su móvil. Todo se estaba saliendo de control, acaso el deseaba volver a estar con ella, la sola idea le excitaba pero se había propuesto olvidar, aparte del miedo que descubriera que era ella. Otro miedo se apoderó de ella, sin duda la proxeneta conocía su parentesco, ella la podría delatar...al final de cuenta estaba en un callejón sin salida.¿Qué haría ahora?
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