Michael
Faltando un 1/4 para media noche, sus amigos comenzaban a marcharse, algo le decía que estaban tramando algo, uno a uno se fueron hasta dejarlo completamente solo y con bastante desorden en el apartamento, cosa que ignoraria, mañana el personal de limpieza se encargaría.
Se desvistió para luego ducharse, se preparo una taza de café bien cargado, sentía algo de neblina mental, indiscutiblemente efectos del alcohol, pero más adelante paso algo que tuvo más efecto en el.
Su mejor amigo Derek llamo con la excusa de que había olvidado algo en su apartamento, que diera la autorización para que lo dejarán pasar, obvio eso estaba de más y mando la autorización, unos minutos más tarde sono el timbre, al abrir se llevo una insólita sorpresa pero a la vez agradable, tres hermosas chicas entraron a su apartamento, todas con cuerpos bastante apetecibles, más sus ojos y el furor de sus hormonas se fueron en dirección a la que llevaba máscara y una peluca rosa, esta se acomodó en un sofá, mientras las demás chicas comenzaba a colocar música, bajaron el nivel de la luz, al parecer su amigo las había instruido perfectamente sobre el funcionamiento de su hogar. Sonó una música lenta y sensual, estás comenzaron a bailar de forma provocadora, con intención de motivarlo sin reacción alguna de su parte, todo su enfoque estába puesto en algo más misterioso, esperó a que una de las chicas estuvieran cerca, para susurrarle algo.
Lo siguiente fue llevarla a su habitación, la caperucita rosa se mantuvo en su trono, cinco minutos después salieron sonrientes, dejándolo a solas con el objeto de su interés. Según su pose ansiaba ser su presa, devorada por el.
Se sintió tentado a lanzarse sobre ella, pero prefería ser cazado, al fin y al cabo era su trabajo, complacerlo...no tardo mucho en reaccionar, se levantó y camino sensualmente en dirección al mini bar, se sirvió un poco de whisky, hizo un gesto extraño al tragar el fino líquido, después dejo el vaso por la mitad en el mostrador.
Cuando caminó hacia el, aplaudió 3 veces nuevamente. Comenzó a sonar una música más suave. Sus movimientos eran sutiles, dudaba que tuviera mucha experiencia, aunque sabía moverse no lo hacía con el contoneo usual de una dama de compañía experta. No aguanto mas y me acercó a ella, comenzó a seguir el ritmo hasta sumergirse en su aroma, pronto el roce con su piel logro una fuerte erección en su m*****o, deseaba esa mujer, deseaba besarla, no importaba si tenía que pagar extra, sentía que en cualquier momento explotaría, trató de quitarle la máscara de tela que tapaba la mitad de su rostro y a la vez servía de soporte a la peluca, de inmediato le hizo seña de un no rotundo con el dedo. Seguiría sus reglas, igual lo que más deseaba era cogersela.
La apretó contra su cuerpo, sintió su aliento nervioso como brisa mentolada, no dudo en atrapar sus labios carmesí y comenzar a explorar su boca, un contacto dulce mientras se hundía en esa suavidad exquisita, inmediato ella le siguió el ritmo, emitió leves gemidos guturales, al mismo son empezó a bajar la cremallera de su vestido, este se deslizó suavemente por su piel, soltó sus labios para retirarse y observar su silueta, aunque la luz estaba tenue, se veían sus exquisitas curvas. Sus hermosos senos redondos, ahora estaban expuestos ante su vista, la única barrera era la diminuta tanga rosada, estaba listo, su m*****o palpitaba con vigor, no tenía tiempo ya deseaba poseerla, nuevamente la atrajo hacia el, cayeron en el enorme sofá.
Comenzó a recorrer su cuerpo, pasó por su cuello hasta llegar a explorar sus pezones turgentes, estaban firmes, erectos, sin apartar su boca de ellos le arrancó las bragas para lanzarlas al aire, su sexo estaba al descubierto, se inclinó para despojarse de la bata de baño, con algo de brusquedad abrió sus piernas, su enorme coño masudo lo descontroló, no pudo dominar su instinto animal, la penetró agresivamente, un grito de dolor, le confirmó lo que sospechó al sentir su estrechez y una barrera, pensó en no seguir, pero está lo rodeo con sus piernas para que no saliera de ella, volvió a besarla mientras fue abriendose despacio hacia su interior. cuando sus músculos se fueron relajando y adaptándose a su m*****o, comenzó a moverse dentro de ella, para sorpresa de el, ella siguió el ritmo, gimiendo de una manera afrodisíaca, sentía que moriría dentro de ese coño caliente, chupaba sus pezones, besabas sus labios, el placer era exquisito, su cuerpo increíble, pronto reconoció cuando está llegó al clímax, luego la siguió, rego toda su semilla dentro de ella, al instante se desplomó a su lado, se sentía como en el cielo.
Estaba pensado en pedirle que se quedara al notar que tomo su vestido.
—¿Cuál es tu nombre muñeca? —No consiguió ninguna respuesta. ¿Acaso era muda?.
— Puedes quedarte, te pagaré las horas extras. — Esta para su sorpresa, tampoco le respondió, vió como terminó de ponerse el vestido, agarró su pequeño bolso y salió corriendo del apartamento.
Sería muda, fueron unos de sus razonamientos, igual podía marcharse aunque le hubiera gustado cogersela toda la noche. Mañana sería otro día, hablaría con su amigo para agradecerle semejante regalo y concertar otra cita con ella.
Cuando iba en dirección a su habitación se topó con un lindo recuerdo de la caperucita rosa, su tanga rosada, uff, volvió a excitarse, por su mente pasaron muchas escenas lujuriosas. Tomo la tanga, la guardo en un lugar secreto, no sin antes olerla, para luego irse a la cama extasiado.