Solo una Noche

El regreso.

Dos días antes de la flamante boda de su hermanastro, llegaba en el primer vuelo con dirección a la cuidad de Miami, con un propósito fijo, calmar sus ansias ante la ya inminente pérdida. Al salir del aeropuerto de inmediato reconoció un rostro familiar, era su mejor amiga Betty, solo ella estaba al tanto de su llegada ese día, su familia en cambio pensaba que llegaría mañana.

Al verla salió corriendo hacia ella, como una loca desquiciada, aunque para ser sincero, lo estaba en parte, era la amiga perfecta...aunque un poco habladora. Gracias a ella se daba cuenta de todo, por lo que no entendía como no se había enterado de la boda de Michael, su hermano es la mano derecha de este.

Luego de que se abrazaran por más de 5 minutos, la guío hasta su vehículo, fue todo el camino poniéndola al tanto de los más recientes chismes, por suerte hubo un chisme que le cayó como anillo al dedo para llevar a cabo sus planes.

— Amiga se que estás molesta conmigo por no avisarte del casamiento de Michael, pero no lo sabía, según la información que le pude sacar a mi hermano, se comprometieron hace dos semanas.— Betty no dejaba de parlotear mientras nos desplazamos por la carretera en dirección a su apartamento.

— Esta bien, de todos modos fue mi madre quien debió decirme o el mismo Michael, era lo más lógico. —Le contestó a su amiga, ya algo resignada.

— No conozco mucho la tal Fedora, pero en el club dicen que es una perra engreída, solo vive gritando a los cuatro viento lo enamorados que están y eso no es todo, según las malas lenguas, Michael primero salía con una de sus mejores amigas.— No podía creer lo que estaba escuchando, el no era esa clase de persona, por lo menos el hombre que había tratado por más de 14 años no jugaría con los sentimientos de nadie.

— Seguro son chismes, sabes que son lugares donde abundan los rumores. —Le dijo sin titubear.

— Pues por algo son enemigas y casi se matan a golpes en unos de los mejores restaurantes de la ciudad. —Betty soltó una carcajada al decir esto, disfrutaba bastante el chisme, por algo se había decidido a estudiar periodismo.

— Eres tremenda, pero igual sigo confiando en que es un hombre honorable.—Una mirada pícara se estampó en su rostro perfectamente maquillado, sin duda alguna saldría una bomba de sus labios parlachinos. Esta carraspeo y sin darse cuenta me entrego una arma poderosa.

— Te voy a demostrar que no es ningún santo. —Saco de su bolsillo una pequeña tarjeta mientras no dejaba de reír.

La tarjeta decia 'musas del placer', con una imagen bastante erótica, no cabía duda de que era algo relacionado al sexo, se le hizo un nudo en el estómago.

— Es el contacto de la persona que tiene preparadas las chicas para la despedida de soltera de tu santo, mi hermano fue el encargado de contratarlo y yo accidentalmente lo escuché en su despacho, gracias a mis habilidades pude conseguir la tarjeta. —Me aclaró con ironía.

Sin duda Betty era un caso aparte, pero la había ayudado bastante sin darse cuenta.

—Me gustaría hablar con esa persona, más tarde creo que me pondré en contacto con ella. —Claro que lo haría, pensó, esta necesitaba matar unas ganas cuyas raíces estaban tan profunda que casi tocaban los infiernos.

—Como quieras. —Contesto esta haciendo un ligero ademán con su hombro derecho.

El trayecto a su apartamento tardo casi 40 minutos, lo suficiente para que está le desglosara los escándalos más sórdidos de nuestro entorno social y la vida pública de algunas celebridades.

Parqueo su vehículo en una hermosa torre de apartamentos lujosos, aceptable para una periodista independiente...subieron por el ascensor hasta el octavo piso.

Al llegar le reconfortó ver una decoración minimalista integrada con algunos toques de arte japonés, hermoso, una vista limpia sin duda, luego de llevarla a la habitación de huéspedes y ayudarla a cargar sus maletas, la llevó a su despacho, en este, el desorden contrastaba con el minimalismo de su sala pero recibió con mucho agradó que tuviera arte de valor y entre estas, estaban 2 cuadros que le regaló antes de partir al extranjero.

Ya recorrido el apartamento, ordenaron sushi, mientras seguían poniendose al día. Pasadas las dos de la tarde, a su amiga se le presento un evento que debía cubrir y se marcho, dejándole copias de las llaves del apartamento. No pudo ser más perfecta su suerte hasta el momento. Media hora después de la partida de Betty, activo su plan.

Lo primero fue llamar un taxi, tomo sus llaves, un gorro hippie y unos lentes oscuros, los guardó en su bolso, los necesitaría más adelante, cuando iba de camino, llamo al contacto y de una le mandó la dirección.

Una hora después, Alexa se encontraba frente a una corpulenta mujer de unos 50 años. Acordaron un trato riesgoso, a cambio de una generosa suma de dinero que está le acababa de transferir, ella era la encargada de manejar una supuesta agencia de modelos que en verdad era pura fachada, no era más que una proxeneta, por suerte había llegado bien disfrazada...le brillaron los ojos al contactar que la transferencia había sido exitosa.

— Ahora le toca a usted cumplir, tenemos un trato. —Le reiteró Alexa a la mujer, debía ser un secreto.

Esta asintió, igual no podía quejarse era un negocio lucrativo, al final ella era la más beneficiada.

La proxeneta miro a Alexa alejarse, no le había visto el rostro pero sin duda se notaba que es una chica de buena familia, seguro su cliente no tendría queja, tenía un cuerpo voluptuoso, en caso de no quedar muy complacido, le mandaría otra chica. Pensó está riéndose.

Alexa tomo un taxi dos esquinas más adelante, se escondió un poco para quitarse el gorro y los lentes oscuros, ya no había vuelta atrás, ahora debía hacer su parte.

Eran las 10: 40 PM cuando una camioneta negra se estacionó en el punto de encuentro, una hermosa chica con una peluca rosa lo abordo, su provocativo cuerpo estaba casi expuesto con ese hermoso mini vestido n***o, este se le ajustaba al cuerpo como una segunda piel.Cuando se acomodó en el vehículo, sintió como se ponía en marcha, el destino era hacia lo prohibido.