La gente que se queja de la comida de los aviones probablemente nunca ha viajado en primera clase. Pues la realidad es que, durante ambos vuelos en dirección a Palmira, la comida no ha podido ser más variada y deliciosa, tanto es así que cuando el avión está haciendo la aproximación final a Palmira, me siento bastante pesada. A esta sensación no ayuda el llevar las últimas 25 horas volando, con un único parón de un par de horas en la sala VIP del aeropuerto de Hong-Kong. Ni mucho menos el cambio de horario, espero que al menos cuando llegue al hotel pueda descansar. Una vez tomamos tierra, el avión se acopla a una de las puertas el modernismo aeropuerto de Palmira. Una vez más nos desembarcan primero a los de primera clase. Una vez en la terminal me es muy sencillo encontrar el letrero qu