— ¿De que esta hablando? — Inquiero con el rostro empapado. Estoy muy confundida, no entiendo sus intenciones, lo que dice no es consecuente con sus acciones déspotas, como dije antes, disfruta del terror psicológico, crearme este tipo de conflictos le genera placer. Lentamente acorta la distancia entre nosotros, mirándome fijamente, sin decir absolutamente nada. La incertidumbre, empieza a desesperarme, el corazón se me va a salir del pecho, al mismo tiempo que la presión comprime mis pulmones. — ¡Dígame! ¿Qué quiere de mí? — Cuestiono entre lágrimas de desesperación. Maliciosamente se muestra complacido de verme en ese estado, se muerde el labio inferior, saboreando mi angustia, definitivamente es algo que lo excita — ¡Es un monstro! — pienso, llena de asco. — ¡Salgan! — ordena d