Como dije, no tuve una infancia ni una adolescencia de admirar. Mi familia era un asco, la odiaba con todas mis fuerzas, pero poco a poco aprendí a soltar y a perdonar, únicamente que para eso tuve que esperar mucho tiempo, cuando alguien más me lastimo tanto que una vez más me vi deseando la muerte. Fue en ese momento cuando entendí que la vida que se estaba perdiendo únicamente era la mía, vivía atrapada en el rencor, el odio, en buscar la aceptación de otras personas y en mendigar amor.
Cuando mi ángel y yo nos separamos tenía diecisiete años, él me enseño a sonreír y a disfrutar al máximo cada momento sin importar que al llegar a casa toda esa tranquilidad quedara atrás. Hice amigas que me enseñaron a maquillarme aunque al volver a casa tenía que quitarme todo el rastro de pintura de la cara se volvió una rutina diaria, eso de maquillarme al llegar y desmaquillarme al salir del liceo, hoy sonrío recordando esos momentos.
Pronto iniciaré la parte más dolorosa de mi historia y aunque no he relatado a profundidad todo lo que viví en la pre adolescencia y luego en la adolescencia, porque si lo hiciera es muy probable que me haga falta una vida entera para describir con mayor detalle cada sentimiento y sensación experimentada, no deseo aburrirte, pero para entender por qué me enfrasque en una relación que me dejo más sin sabores que gustos y buenos recuerdos tenía que empezar desde el inicio.
Hoy en día entiendo que todo lo que he vivido es parte de un aprendizaje, cada uno de los sentimientos, emociones o escenas que conforman el desastre de la primera parte de mi vida son las experiencias que ahora me hacen no ser tan ilusa, es decir, hay que ser buena persona, pero no pendeja. Supere la bulimia y me deshice de alguno de mis miedos, con lo cual la seguridad en mi misma dio inicio, aunque sentía que seguía perdida en un mundo en el que no encajaba del todo.
Siempre me he destacado por ser una excelente estudiante, aplicada, centrada y madura. A pesar de no haber tenido esa etapa de rebeldía muy necesaria en cada ser humano, ni la etapa de fiestas o la de hacer grandes amistades que perduren para siempre me siento bien conmigo misma, hoy miro atrás y me doy cuenta de que no cambiaría nada de lo que viví por más doloroso que resulto. Madurar a fuerza desde los trece años de edad, hacerme cargo de mis hermanos menores y de mi mamá porque el santo de mi padre se le antojó tener una amante cuando recién cumplía los dieciocho años y conocer al causante de mi mayor desgracia fue como una ola gigantesca que me golpeo con toda su furia dejándome sin aire en los pulmones.
Una nueva bofetada de la vida en la que creí estar locamente enamorada de un hombre mucho mayor que yo, ya había pasado por otros noviazgos de muy corta duración; una de cinco meses en la que me arme de valor, Seguía teniendo temor de muchas cosas, para terminar con Eddy Vásquez debido a que se atrevió a insinuar que si yo no me entregaba a él, era porque realmente no lo quería y tenía razón además de que el muy sinvergüenza quería vivir a mi costa, yo invitaba desayunos y almuerzos en la universidad porque él nunca tenía dinero.
En fin, lo mejor fue dejarlo mi Ángel nunca me exigió ser suya para estar conmigo ni apoyarme como lo hizo y quizás tomarlo como modelo para mis siguientes relaciones fue un error debido a que mi siguiente noviazgo duro apenas trece días. Samuel García, me pedía permiso para tomarme de la mano, darme un beso o para abrazarme, eso también me sacaba de mis casillas. A ver, para que entiendan un poquito mi Ángel, se llama Christian Querales y es un chico muy extrovertido que no teme a lo que los demás piensen de él ni siquiera se detiene en analizar su forma de ser que lejos de ser arrogante o ególatra, yo veía y veo que la sinceridad de sus palabras es lo que lo llevaba a ser rechazado constantemente.
Bueno, tanto como rechazado, no, pero si las personas evitaban estar mucho tiempo cerca de él para evitar sus comentarios ácidos. Yo admiraba y admiro esa cualidad suya. Extrovertido, tierno, sincero y dispuesto a todo conmigo, sin embargo, tuve tanto miedo de lo que estaba sintiendo que no supe manejar todo lo que sucedía conmigo en ese momento y nos aleje. Siempre ocupará un lugar especial en mi corazón, hoy en día somos amigos y aunque no nos vemos tan seguido sé que nunca podre dejar de quererlo, quizás más adelante les cuente algo que sucedió muchos años después entre él y yo.
Pronto dejaré que la historia se desarrolle como es debido, ya saben con diálogos y las escenas que tanto nos gustan les prometo narrarlas lo más fiel posible a mis recuerdos, estoy segura de que algunas me harán llorar una vez más, pero es necesario este último paso que necesito dar para que por fin deje doler en mi interior, necesito cerrar de una vez por todas la sangrante herida interna que me sigue anclando al dolor del pasado. Estoy consciente de que quizás llegar hasta este punto te haga ver aburrida la lectura, pero te suplico que me des la oportunidad de abrirme contigo y compartir lo que por tantos años he callado.
Muchas veces necesitamos conocer un poco sobre el pasado de una persona para poder comprender el motivo que lo llevo a cometer errores o llegar a la grandeza, en cualquiera de los casos siempre se encuentran lágrimas abrazadas a las risas. En mi caso particular, han sido más las lágrimas que las risas sinceras, aprendí a ocultarme detrás de una radiante sonrisa sin importar que tan destruida me sintiese por dentro, jamás permití que nadie viera cuanto me afectaban las cosas ni siquiera él.
Espero que no me juzguen porque es muy probable que haya tomado decisiones equivocadas en ese proceso de despertar, no obstante, no me arrepiento de lo que hice ni de lo que viví, hoy en día no soy la mujer más feliz del planeta, pero considero que soy mucho más feliz que en mi pasado. En cierta manera me reconcilie con mi familia, tengo estabilidad sentimental y me siento muy bien, creo que mi actualidad es lo que siempre añore cada noche en mi jergón mientras ahogaba el llanto.
Como he dicho hasta mis dieciocho años pensé que viviría sufriendo eternamente, entonces lo conocí a él y un mundo de emociones nuevas se desató en mi interior, ya no había nada del sentimiento puro y sincero que había sido mi relación con Christian, no, ahora era un hombre el que me ofrecía una experiencia distinta, una relación adulta que me colocaba en otro nivel a mi modo de ver. Tenía nuevos amigos y amigas que celebraban que tuviera novio con auto y que este me llevara a todos los lugares que yo necesitase ir y, sin embargo, mantenían reservas con respecto a Santiago Méndez.
Santiago es un hombre de cuarenta años, de tez blanca y cabello n***o, con algunas canas en sus sienes y sus ojos de un castaño claro, pero traicionero. Su actitud prepotente y arrogante rivalizaba con la educación y galantería con la que se desenvolvía, se sabía atractivo y hacía buen uso de eso. A penas lo tuve en frente, quede hipnotizada, pero ahora me doy cuenta de que las mariposas solo revolotearon de mi lado para él solo fui una conquista más. Le entregue mis sentimientos o quizás me encapriche, lo cierto es que duro diez años y aunque no narre año por año todo lo que significo esa relación para mí si dejare ver las situaciones de mayor importancia y las que ahora me tienen aquí, compartiendo contigo parte de esta tormentosa relación.
Reconozco que mucho de la responsabilidad sobre mi propio dolor recae sobre mis hombros, no debí permitir que pasara tanto tiempo, pero supongo que era necesario que las cosas sucediesen de esa manera. Ahora mismo una lágrima resbala por mi mejilla al tiempo que mis labios se curvan en una sonrisa al recordar el momento preciso en el nuestros caminos se cruzaron ennegreciendo aún más mi vida aunque al principio la pintase con los más hermosos y brillantes colores.
¿Amor, locura o desesperanza? Cualquiera que haya sido el motivo que no me dejo ver la realidad no es importante ahora. ¿Venganza, dolor, deseo de ver más allá? Cualquiera de esos motivos fueron los que me hicieron consiente de la realidad y a darle vida a mi nuevo proceder.
Espero haber llegado hasta este punto manteniendo tu atención, ahora solo me queda esperar poder contar contigo hasta el final. Te suplico, no seas tan dura cuando me juzgues, soy humana al igual que tú.