“Cuando amas a alguien, amas a la persona tal como es, y no como te gustaría que fuera”
—León Tolstói—
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—Evannia, debes hablarle sobre tus miedos, son una pareja. Al menos debería ser diferente contigo—refería Karen luego de ese largo abrazo que nos habíamos dado.
—No quiero que deje de ser quien es, amo su dominancia y su…
—¿También amas como te irrespeta? Como te ignora. Estoy segura que no hablaron al llegar.
—Si lo hicimos—ante mi respuesta relate lo que había sucedido, justo cuando esperaba su respuesta aparecía Zayn, quien al ver a Karen reflejaba un poco de desagrado en su mirar.
—Me retiro amiga, espero puedas hablar sobre lo que comentamos—dijo para despedirse y seguidamente marcharse. Zayn por su parte se dirigió a la habitación, no sabría si estaba enojado todavía asi que me abstuve de buscarlo.
Finalizando la cena que preparaba para remediar un poco lo que había ocasionado con mis palabras de pronto sentí los brazos de Zayn cubrirme desde atrás y con ello escuchaba el susurro que transmitía.
—Me disculpo por mi mal comportamiento, no estuvo bien como actué ni cómo te trate. También siento no hablarte de Olivia, no lo creí importante.
Ante lo que decía gire para estar frente a él, lo que hacía me animaba a pensar que sus acciones no eran con el fin de lastimarme como una vez llego a ocurrir.
—Me agrada que quieras remediar lo que paso, yo también deseo hacerlo. No estuvo bien que dijera esas palabras.
Acariciando su rostro en medio de esa cercanía que había propiciado tomaba mi mano para seguidamente sonreírse como había empezado a hacer estando en mi compañía.
—Quizás mis celos y no decirte sobre esa persona genero inseguridad en ti, lo cual permitió que todo esto ocurriera, por ello no deseo que siga repitiéndose, eres lo mejor que he conocido y no quiero que eso cambie. Quiero que comprendas que eres irreemplazable. Jamás habrá alguien más.
Perdida en sus ojos los cuales me miraban fijamente mientras refería esas palabras, de pronto su proximidad se acentuó conllevando a que apartara mi cabellera para seguidamente posar su lengua sobre mi cuello, la cual empezaba a recorrerlo. Lo que generaba era de tal magnitud que mi cuello se quebraba hacia atrás a su vez que un ligero gemido brotaba de mis labios.
Ante mi reacción buscaba su boca, misma que al poder ubicar besaba con intensidad.
Aunque habían trascurrido cuatro años, Zayn seguía siendo esa adicción que deseaba fervientemente. Me placía ser tocada y domada como él sabía hacerlo. Al poco tiempo sentí como me llevaba en brazos, situándonos en la sala que últimamente poco frecuentábamos por diversos motivos me ubicaba de pie para seguidamente alejarse y con ello notar como aparentemente buscaba algo, al venir hacia mi traía cuerdas en su mano.
—¿Segura que te sigue gustando mi manera de ser?
Sin detenerme a pensarlo di mi respuesta para seguidamente quitar lo poco que llevaba puesto.
—Amo tu forma de ser, suplico que cumpla tus deseos en mí—escucharla decir esas palabras hizo que recordara la primera vez que las pronuncio, oportunidad en la que me brindaba el acceso a su cuerpo.
Estando frente a ella la detallaba tal como el día que la conocí. Su fragilidad desde un principio me atrajo y con ello supe que quería ser el primero en todas sus experiencias.
En cada lugar donde habíamos estado admiraba sus reacciones, esas tan diferentes en ella, reflejando esa inocencia y timidez que aun siendo pareja todavía mantenía sobre mí.
Tras haberla contemplado le indicaba que subiera a la cama situándose boca abajo, habiendo acatado ataba sus muñecas y tobillos. Como parte de nuestro preámbulo s****l realizaba algunos piquetes en puntos estratégicos, estos me brindaban el acceso a su sangre, líquido que se había convertido en mi elixir vital.
En vista de la posición en la que estaba me enfocaba en acariciar esa parte de su cuerpo a su vez que degustaba su piel. Estando expuesta ante mi entera disposición nuevamente me reafirmaba que era y siempre seria mía.
El estimular sus genitales desde ese ángulo me llevaba a percatarme que mi tacto generaba en ella tal grado de excitación que su humedad me incitaba a perderme en su interior.
En vista de que muy poco suele ubicarme de esta manera me encontraba a la espera de saber cómo accedería en mí, algo que ansiaba luego de sentir su toqueteo, mismo que había sido delicadamente adictivo. A la espera de su acción de pronto sentí un empuje, firme e inesperado. Su sexo había accedido de tal forma que un gemido acompañado de un grito resonaba en la habitación.
Como suele ocurrir notaba que observaba mi reacción para de esa manera evitar que pudiera lastimarme, algo que no pasaba ya que desde la primera vez mi sexo se había acoplado al suyo.
A medida que accedía mí ser vibraba constantemente. Sumergida en esa gloriosa sensación al poco tiempo reaccionaba y con ello me percataba que había desatado mis muñecas y tobillos para de esa manera ubicarme frente a él.
Enlazando nuestras manos a su vez que anudaba mis piernas a su cintura recibía las siguientes embestidas, mismas que sin explicación alguna me hacían olvidar todo problema.
Tal como ocurre con el efecto estupefaciente, el cual te hace olvidar algunos problemas por un lapso de tiempo, de esa manera me ocurría con Zayn. Su manera de poseerme y consumar toda necesidad de mi era deliciosamente abrumadora.
Posteriormente, luego de ese momento que aparentemente sería un cierre al disgusto que habíamos tenido nos dispusimos a cenar.
Pasando el bocado que había llevado a la boca escuchaba el comentario de Zayn.
—No me parece apropiado que te ocupes de la cocina, ya tienes suficiente con la labor en el restaurant. Contratare a otra doméstica para que…
—No lo hagas, me gusta cocinar, además, es una forma de demostrar lo que siento por ti.
—Me lo demuestras con cada cosa que haces. Solo no quiero que te ocupes con labores de hogar, no estas para eso, quiero tenerte siempre para mí, sin intrusos ni nada que te haga estar cansada.
—Te entiendo y solo me ocupare de la cocina, no debes preocuparte.
—Con respecto a eso de no preocuparme ¿has visitado a la ginecóloga? ¿Renovaron el anticonceptivo?
Ante esa pregunta recordé que lo había olvidado, el trabajo y posteriormente la muerte de mi madre habían permitido que no tomara en cuenta ese importante detalle, sin embargo, no debía preocuparme, solo habían sido algunos días.
—Evannia, hice una pregunta—inquiría ante mi silencio. Con ello no sabía que decir ya que no quería que se enfadara aunque fuesen unos días.
—Pues… me corresponde en unos días—fijando su mirada sobre mí seguidamente tomaba mi mano para entrelazarla con la suya.
—No olvides acudir, no deseo intrusos.
La palabra intruso me parecía tan despectiva que pregunte al respecto.
—¿A que te refieres con intrusos?
—Sabes de que hablo, lo que tanto desea mi madre y que no planeo complacerla. No deseo compartir tu atención y mucho menos tu compañía con nadie.
—Y si en algún momento deseo ser…
—No lo digas, eso no sucederá.
—¿Porque te niegas tan rotundamente?
—Porque no deseo compartirte. Estuve mucho tiempo solo y no quiero a alguien a tu lado que no sea yo.
Su respuesta era evidente que no cambiaría, la cual no me preocupaba ya que no deseaba ser madre, sin embargo ¿qué pasaría si en algún momento llegaba a agradarme la idea?
Meditando sobre esa pregunta su voz me desconectaba de mis pensamientos.
—¿Qué quiso decir tu amiga con lo que dijo al marcharse?
Escuchar esa pregunta era un evidente recordatorio de que debía hablar sobre lo de Hamilton, sin embargo, no quería que se enfadara, no después de haber arreglado lo que anteriormente había sucedido.