María bajó la mirada, luchando por encajar las piezas de su memoria perdida. —He intentado recordar, pero todo es un vacío. Me dieron una nueva identidad, y... no sé por qué. Quizás los secuestradores tenían otros planes para mí.
Alicia la observó con atención, su voz bajando un poco. —Hay algo más que necesito preguntarte, María. Estoy tratando de entender tu situación actual... estás embarazada. ¿Sabes algo sobre el padre?
María se estremeció ante la pregunta, sintiéndose vulnerable. —No lo sé, Alicia. No recuerdo haber estado con nadie. He estado sola desde que llegué aquí. Todo es tan confuso.
Alicia la miró con compasión y determinación. —Entiendo lo difícil que debe ser esto para ti. Pero debemos llegar al fondo de todo esto. No porque desconfíe de ti, sino porque quiero ayudarte a recordar y a sanar.
María sintió una oleada de emoción. —Agradezco tu comprensión. Hay algo en Ronald que me resulta familiar, algo que me dice que debo confiar en él. Pero todo lo demás es un misterio para mí.
Alicia tomó la mano de María, sus ojos llenos de calidez y tristeza. —Cuando Ronald despertó después de ser liberado, estaba devastado por tu desaparición. Ha pasado cada momento desde entonces tratando de encontrarte. Nunca dejó de creer que estabas viva y que te encontraría.
María sintió una punzada de culpa y tristeza. —No puedo imaginar lo que debe haber sentido. Me duele no recordar nada y no poder ayudar más.
Alicia la apretó la mano con más fuerza. —Lo importante es que estás aquí ahora. Y aunque no recuerdes, tu presencia es una esperanza para Ronald y para todos nosotros. Con el tiempo y el apoyo adecuado, estoy segura de que los recuerdos volverán.
María asintió, sintiendo una leve chispa de esperanza. —Quiero recordar. Quiero entender qué pasó y por qué. Y quiero saber quién soy realmente.
Alicia sonrió con ternura. —Juntas, lo descubriremos. Y mientras tanto, estaremos aquí para Ronald, apoyándonos mutuamente. Eres parte de nuestra familia, María, ya sea que recuerdes o no.
María se sintió conmovida por las palabras de Alicia. —Gracias por ser tan comprensiva. Me asusta pensar en todo lo que me he perdido y en lo que pueda descubrir, pero tenerlos a ustedes a mi lado hace que todo sea un poco más fácil.
Alicia asintió, sus ojos brillando con determinación. —No importa lo que descubramos, lo enfrentaremos juntos. Tienes un lugar con nosotros, y haremos todo lo posible para ayudarte a recuperar tu vida y tus recuerdos.
María sonrió débilmente, sintiéndose más conectada a su pasado y a su nueva familia de lo que había sentido desde que llegó al pueblo. Sabía que el camino sería largo y difícil, pero con Alicia y Ronald a su lado, sentía que podría encontrar las respuestas que tanto necesitaba.
Pasaron meses desde que Ronald había tenido el accidente y todavía permanecía en coma. María, o Elena, como Ronald y Alicia seguían llamándola, se había adaptado tanto como podía a su vida en la ciudad. La ausencia de recuerdos era un constante tormento, pero el apoyo de Alicia y la compañía de Ronald, aunque inconsciente, le proporcionaban un sentido de pertenencia.
Finalmente, llegó el día del parto. Alicia estuvo a su lado, dándole ánimos mientras María luchaba con el dolor y la emoción del nacimiento. Después de horas de trabajo de parto, nació un hermoso niño. Alicia lloraba de alegría y alivio, mientras que María, exhausta pero emocionada, miraba al pequeño con amor y ternura.
Sin embargo, la alegría fue breve. Los médicos descubrieron que el bebé necesitaba atención especial y lo llevaron a la unidad de cuidados intensivos neonatales. María y Alicia esperaban con ansiedad por cualquier noticia, aferrándose a la esperanza de que el pequeño estuviera bien.
Alicia, con el fin de asegurar el bienestar de su familia, había solicitado una prueba de paternidad entre el bebé y Ronald. Cuando llegaron los resultados, confirmaron lo que Alicia ya sospechaba: Ronald era el padre del niño. La prueba trajo un rayo de esperanza y alivio en medio de la incertidumbre.
Pero la felicidad duró poco. Apenas unas horas después, el personal del hospital se dio cuenta de que el bebé había desaparecido. La noticia fue como una puñalada en el corazón para María, que apenas podía creer que su hijo había sido secuestrado.
El hospital entró en un frenesí de actividad. Se iniciaron búsquedas y se llamó a la policía, pero no había rastro del bebé. María estaba devastada, incapaz de comprender cómo algo tan terrible podría haber ocurrido. Alicia, aunque fuerte por fuera, estaba destrozada por dentro, viendo cómo el sufrimiento de María se profundizaba aún más.
Los secuestradores, al darse cuenta del valor del bebé, habían planeado meticulosamente el secuestro. Inicialmente, su objetivo era Elena, pero al descubrir su embarazo, supieron que el bebé sería un blanco aún más valioso.
María se derrumbó en lágrimas, sintiéndose impotente y aterrada por la seguridad de su hijo. Alicia la abrazó con fuerza, tratando de ofrecerle consuelo.
—Lo encontraremos, María. Haremos todo lo que sea necesario para traerlo de vuelta —dijo Alicia con determinación.
María asintió, aunque sus ojos estaban llenos de desesperación. —No puedo perderlo, Alicia. No puedo.
Alicia tomó un profundo respiro, tratando de mantenerse fuerte. —Contactaremos con todos los recursos disponibles. No dejaremos piedra sin voltear hasta que esté de vuelta con nosotros.
Horas después, mientras María trataba de calmarse en la habitación del hospital, el teléfono de Ronald sonó. María lo contestó, esperando desesperadamente alguna buena noticia.
—¿Hola? —dijo María con voz temblorosa.
—¿María? Soy Martín. ¿Qué está pasando? ¿Cómo está Ronald?
María tragó saliva, tratando de contener sus emociones. —Ronald sigue en coma, Martín. Y... mi bebé... lo secuestraron. No sé qué hacer.
Martín quedó en silencio por un momento, procesando la gravedad de la situación. —Voy para allá inmediatamente. No te preocupes, María. Lo encontraremos.
Con el apoyo de Alicia y Martín, María se sintió un poco más fuerte. Sabía que debía mantenerse firme, por Ronald y por su hijo desaparecido. La lucha por recuperar a su bebé acababa de comenzar, y estaba decidida a hacer todo lo necesario para reunir a su familia y asegurar un futuro seguro para todos ellos.
Mientras tanto, Alicia tomó medidas adicionales, llamando a contactos y utilizando todos los recursos a su disposición para rastrear cualquier pista que pudiera llevarlos hasta el bebé.