Rescate

1305 Words
Tras finalizar la llamada, Elena sentía que quería ser tragada por la tierra. Su teléfono sonó una vez más, suponía que era Ronald. —Diga —aunque quería tratarlo mal, pero por esta vez le ha ayudado. —Señorita Rodríguez, le hablamos de la productora Estrellas Doradas, queremos hacerle un casting. —¿Un casting? Pero yo nunca he solicitado trabajo como Actriz. —Eso es lo de menos, pero la entrevista es hoy, le daremos solo una hora para venir, pregunté por el director Steven . Aunque Elena no sabía si ir, pero encontrar un trabajo que fuera en contra de Ronald, no siempre sucede. Ella llegó a Estrellas Doradas, preguntó por él director Steven y una joven la quedó viendo de pie a cabezas, preguntandose que había visto el director Steven en ella, quizás se acostó con él y por eso le dió el papel, ojalá Mike sea su compañero. La mujer la llevó hasta una puerta. —Hasta aquí llego yo, el director está del otro lado. —Gracias. Cuando Elena abrió la puerta se quedó estupefacta. Estaba un equipo de producción, pero algunos actores se encontraban desnudos. El director se percató de la presencia de alguien más y quedó viendo hacia la entrada, primero pensaba despedir al intruso, pero al reconocer la figura entendió lo que pasaba —Señorita Rodríguez, al fin ha llegado, la estábamos esperando. —No, creo que me he equivocado de sitio. —No, yo soy el director Steven, he visto sus fotos y nos gustaría que hiciera un casting para nosotros, ya sea si clasifique o no usted recibirá un pago, todo lo que haga será grabado. —¿Que se supone debía hacer? —Es simple, su compañero Fred le irá diciendo en camara lo que tiene que hacer, pero en pocas palabras tendrá sexo frente a las cámaras. —¡No! Se está equivocando de mí, yo no hago contenido para adultos. Elena tomó su bolso y se levantó de su asiento. —Señora Rodríguez, me he informado de usted, al parecer ha ofendido a alguien que no debería de haber ofendido y ninguna empresa está dispuesta a contratarla, además de que su fama la preside, nosotros aquí le estamos dando una oportunidad, si usted se va perderá todo. Elena escuchaba las tonterías que decía el hombre, pero luego continúo su camino, cuando al fin llegó a la puerta, un hombre alto y moreno la detuvo. —No puede irse, aún no ha hecho casting. —He dicho que no estoy interesada, por favor, déjeme ir. El moreno la levantó y la puso en sus hombros. —Si no quiere a las buenas, entonces será a las malas. El hombre la llevó a una cama, todos estaban listos para comenzar a grabar. Cuando él director le dió la orden de que comenzará, la puerta se abrió nuevamente. La presencia de un solo hombre se sentía como varios, el director se levantó e iba a golpearlo, pero antes de que pudiera hacer algo, ya se encontraba en el piso. El moreno estaba sujetando a Elena, quien lloraba y pataleaba para que no le hicieran nada, sin embargo, ya le habían rasgado la blusa, dejando a la vista su sostén. Cuando estaba a punto de quitarle el pantalón, una mano los atrapo del cuello. El moreno tenía una contextura tonificada, pero aún así sentía que la mano le estaba asfixiando. Elena tenía los ojos cerrados, cuando sintió que no tenía el mismo peso encima, ella se tiró de la cama y buscó el rincón, se encogió y ahí estaba llorando. Ronald al ver está escena se conmovió un poco, no podía permitir que alguien la tocara, por alguna razón vió que ella entró a entretenimiento Estrellas Doradas, aunque lo dudo por unos minutos, decidió entrar a ver quién lo había desafiado, no esperaba encontrarse con tal escena. El moreno ya había perdido el conocimiento, pero antes de ir a ver el estado de Elena, el pisoteó la entrepierna del moreno, haciendo que el gritará del dolor. Se acercó a Elena, quién empezó a gritar al escuchar que se acercaban a donde ella. —Vamos —dijo Ronald, dándole la mano—, si hubieras acudido a mí nada de esto hubiera pasado. Elena reconoció la voz, levantó la cara con odió. —Esto es por tu culpa, mi vida estuvo bien hasta que te conocí. —¿Eso crees? —Si, eso creo, está gente se aprovechó de mí porque vieron las fotos que de seguro tu mismo buscaste y publicaste. Ronald sin importarle lo que ella pensará de él, la levantó del pisó y la cargó en su hombro. Algunos golpes fueron directos a su espaldas, pero no le importaba, debía de sacarla de ahí. Originalmente Ronald quería afrontarla, que reconociera la verdad y que le gustaba estar con distintos hombres, por eso se presentó al casting, pero al verla ahí, suplicando, su frío corazón le decía que debía de protegerla. Él la subió a su auto y fueron directo a su villa. —Baja —ordenó él. —No, yo no quería venir aquí, me has traído a la fuerza. La poca paciencia que le quedaba a Ronald fue desapareciendo, así que tomó del brazo a Elena y la sacó del auto. —Si no caminas te llevo a rastra, tu decides. Elena no quería sufrir más, no entendía porque le debía de suceder eso a ella. Entraron a la villa, todo se miraba muy ordenado, tenía un estilo muy sencillo para ser tan adinerado. —Quiero que me hables de las fotos, ¿cuando fue esa noche? —No sé, no lo recuerdo, no recuerdo haber estado con algún hombre, parece que no tolero mucho el alcohol y pierdo el control con facilidad. Esto le pareció muy raro a Ronald, uno no olvida con facilidad, al menos que esté bajo los efectos de alguna sustancia —Esa persona que té llamó el otro día en el ascensor, ¿quién era? —¿Jacqueline? Ella es alguien de quién estoy comenzando a distanciarme, me ha mentido en algunas ocasiones sobre mi padre, yo no lo conozco y ella sabe que los anhelo muchísimo. Al parecer Jacqueline le dió información errónea a Ronald, ella misma estaba deseando la muerte. Cualquiera que se atreva a mentirle no será perdonado. —Yo no he publicado esas fotos, estoy investigando para encontrar a los verdaderos culpables, pero se que te han perjudicado demasiado, así que te devolveré tu empleo. —No gracias, no lo quiero yo. —No te estoy dando a escoger, pero ya que quieres escoger te lo diré así, o continuas trabajando conmigo y recuperas tus estudios o simplemente te olvidas de todo. Elena no quería seguir trabajando con él, pero quería recuperar sus estudios. —Si vuelvo a trabajar con usted dejará de acosarme. —No estás en condiciones de negociar, lo tomas o lo dejas. Al decir que lo tomaba le daba oportunidad a su jefe de seguir acosandola, quizás si lo ignoraba totalmente él se aburriría de ella y dejaría de hacerlo. —Esta bien, pero quiero dejar en claro que yo solo quiero trabajar, no soy como las otras que pasarían una noche con usted. Ronald tomó su teléfono y llamó al rector de la universidad. —Señor Wilson, un gusto saludarlo, ¿a qué se debe su llamada? —Necesito aclarar unas dudas sobre una alumna suya que es trabajadora mía. —Digame el nombre de la estudiante. —Elena Rodríguez. —Conozco de la señorita Rodríguez, es lamentable su situación, excelente alumna, pero al parecer tiene otros gustos. —¿Que decisión tomaron sobre ella? —Ella fué expulsada de la facultad, además, con lo sucedido no creo que otra universidad decida brindarle una oportunidad a la señorita Elena.
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