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1312 Words
Elena se quedó estupefacta, su jefe la acababa de despedir y ahora le dice que suba a su auto. —Parece que se le olvida que ya no trabajo para usted, me acaba de despedir. —No lo voy a repetir, sube al maldito auto ahora. —¿Cómo me va a obligar, señor Wilson? Ya no soy su empleada para seguir sus órdenes y si me obliga a subir ahí será secuestro. Ronald cerro la puerta del auto con fuerza, se acercó a Elena con paso firme pero elegante. —¿Sabes quién es Arthur Santos? —Si, es el rector de la universidad donde estudiaba. —Una sola llamada mía no solamente hará que no te acepten ahí, si no en ninguna universidad, no voy a forzar que subas, lo harás por tu cuenta sino despídete de tu futuro. Ronald se subió al auto y le dijo al chófer que arrancara. Cuando el auto estaba a punto de acelerar, Elena golpeó el vidrio. Ronald se detuvo y abrió la puerta. Elena subió al auto y cerró la puerta. —Ya estoy aquí, señor Wilson, pero quiero que sepa que... Sin que Elena lo esperará, Ronald le empezó a besar. Elena por un momento respondió a su beso, pero luego reaccionó y le dió una cachetada. —¿Me ha despedido y me ha obligado a subir para esto? Ah, déjeme adivinar, cree que como ya no soy su secretaria puede añadirme a su lista, se equivoca señor Wilson, ahora le pido que detenga el auto aquí y me deje bajar. Ronald nunca había recibido una cachetada en su vida, todo mundo le temía, pero está mujer se atrevió a darla. —Me aseguraré que no consigas trabajo en ninguna parte, si quieres trabajar tendrás que venir a mí, si quieres estudiar también dependerá de mi consentimiento, además, no podrás salir del país. Ronald ordenó que detuvieran el auto, Elena bajó del auto y se alejó lo más pronto de ahí.. —Disculpe que me involucre, pero al parecer la señorita Elena no accederá a usted con facilidad... —¿Acaso he pedido tu opinión? Últimamente has hecho mal tu trabajo, creo que daré la orden de que no recibas tu bono anual —dijo Martín. Martin se arrepintió de haber dado su opinión, no obstante, él tenía razón, Elena no era alguien que estaba interesada por el dinero. Jaqueline estaba ansiosa por saber que había pasado con Elena, habían pasado un par de horas desde que ese dios griego había preguntado por Elena. Sacó su teléfono y llamó a su amiga, el teléfono repicó un par de veces antes de conectarse a la llamada. —¿Qué quieres, Jacqueline? —Elena, solo llamaba para saber cómo estabas, pero al parecer te sucede algo. —No es buen momento ahora —dijo Elena, no quería hablar con nadie, hoy si día había sido el peor. —Tranquila, si te sucede algo que dices si vamos por unos tragos, así tú te relajas y me cuentas que sucede. El reloj marcaba las 2:17 de la tarde, era muy temprano para empezar a tomar, pero Elena se sentía tan decepcionada que aceptó la idea. Quedaron en un bar en el centro, ahí empezaban a atender desde las 1 de la tarde, algunos hombres de negocios lo ocupaban para cerrar tratos. La primera en llegar fue Jacqueline, quien se adelantó pidiendo unas bebidas, nuevamente sacó un sobre y se lo aplicó a la bebida de Elena, posteriormente llegó Elena. —Al fin has llegado, espérame un momento iré al baño —dijo Jacqueline, quien esperaba que Elena bebiera un sorbo para empezar a perder el control. El teléfono de Elena empezó a sonar, ella puso su bolso sobre la barra y empezó a buscarlo, pero en un descuido derramó la bebida. El bartender se acercó a ella y le ayudó a limpiar, Elena pidió otra bebida igual antes de contestar. —Señora Rodríguez, le saludamos de la universidad, queremos informarle que su matrícula ha sido revocada, ya no podrá seguir estudiando en nuestro recinto —dijo el decano. —¿Por qué sucedió eso? —preguntó Elena. —¿Todavia se atreve a preguntar, después de que sus fotos íntimas están publicadas en internet? Nuestra institución tiene un alto estándar de respeto y si usted publica sus intimidades de esa manera entonces no respeta tampoco a la universidad. Elena lo primero que pensó fue de que Ronald habló con él rector y por eso revocaron la matrícula, pero cuando mencionó fotos ella no entendía. Cuando la llamada terminó empezó a buscar las imágenes que el rector decía, hasta que entró a un blog de la universidad y estaban unas imágenes bastante comprometedoras de ella y un hombre, era evidente que estuvieran teniendo sexo, pero ella no recordaba a ese hombre, al menos que haya Sido el día que uso el antifaz y luego no recordó nada. Jacqueline había modificado el rostro del chico, si ese hombre y su dios griego se conocían, entonces fácilmente el podría decir la verdad, así que retocó las imágenes para que nadie lo reconociera. Elena empezó a leer todos los comentarios. [Se la da de santa, pero al final es más sin vergüenza que nosotras.] [Díganme cómo contratar sus servicios, no me importa que no sea virgen.] [Ella una vez se me insinuó, yo la respetaba, pero veo que me he equivocado, es una más] Los comentarios seguían, hasta que él sitio colapso y no se podía acceder al blog. Elena no sabía que hacer, no sabía que había pasado esa noche, además, ¿quién estará detras de todo esto para hacerle daño? Jacqueline decidida a celebrar su victoria llamó a Elena. —Elena, me he dado cuenta del blog. —Dejame en paz, no quiero saber de nadie —le gritó Elena a Jacqueline—. Por tu maldita culpa fue que asistí a esa fiesta, no conocí a mi padre y ahora he terminado como la más zo**a de la universidad. —No me culpes de tus problemas, si controlará tu capacidad de tolerar el alcohol y tu ansiedad por embriagarte, no tuvieras este problema, mira la otra vez, hasta te sugerí que usaras protección, ¿cómo sabes que no fue ese día? —Porque ese día estaba trabajando... —No me digas que realmente haces lo que dicen los comentarios, ¿te vendes? Esa fue la gota que derramó el vaso, Elena terminó la llamada. Segundo después el teléfono volvió a sonar, ella contestó la llamada con todo el enojo. —No quiero hablar contigo. —Pense que me querías agradecer por lo que hice. Elena reconoció la voz, era la voz de su jefe, ¿cómo se atreve a decirle que le agradezca por lo que hizo? ¿Acaso uno debe de agradecer que lo despidan? —¿Quiere que le agradezca por despedirme? Señor Wilson, no se en que tiempo cree que estamos, pero el acoso es penado, si tanta necesidad tiene por una mujer, en la calle hay muchas que están dispuestas a complacerlo, si quiere un hijo estoy segura que también se lo darían. —Despues de haberte ayudado en no avergonzarte más con esas fotos, ahora me agradeces de esa manera. —Espere... ¿dijo las fotos? ¿Usted vió las fotos? —Claro que las ví, si tan solo accedieras conmigo te darías cuenta de lo que es un verdadero hombre, pero me has dado pesar de todo lo que dicen de ti, sin embargo, solo confirma todos los rumores que he escuchado de tí. Elena no sabía que decir, su jefe la había visto en un estado muy íntimo y ahora también alega que le ayudo en bajar el blog, Ronald esperaba que ella dijera algo más, pero no lo hizo. —Si quieres pagarme ya sabes dónde encontrarme.
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