Lineamientos

1346 Words
Al ver que su jefe no hacía ningún gesto decidió contestar la pregunta, aunque sabía que su puesto corría riesgo. —Es la señora Ericka Gamez. —Martín lo dijo de esa forma para intentar restarle importancia al nombre. —¿Esa es la famosa mujer que sale en las revistas y alega ser una mujer multimillonaria sin necesidad de depender de un hombre? Ronald quedó viendo a Martín, como diciéndole que él inició la conversación, por lo que no diría nada. —No se de cuales revista me habla, señorita Wilson, pero la señora Gamez no es más importante que el señor Wilson. Martín no sabía que decir para salir del problema en que se había metido. Llegaron a la oficina y Ronald en cuanto entró Ericka fue directo hacia él, con intención de abrazarlo y querer darle un beso. Elena simplemente se mantuvo callada y distante. En cambio Ronald antepuso su brazo y evitó que ella se acercase. —Te he dicho que no me gustan los abrazos o besos. —Ronald, no digas eso, si cuando éramos más jóvenes no decías nada, dime, ¿Saldremos esta noche para firmar el acuerdo y luego celebrarlo? —No, no el acuerdo se firmará aquí, además de que ya estoy casado. Ericka se quedó sorprendida por las palabras de Ronald, ella esperaba darse ese honor, pero alguien más se adelantó. —Ronald, no existe mujer más bella que yo, pero de seguro lo hiciste porque te hizo una trampa o algo, pero eso se soluciona. Elena empezó a alejarse sin que Ronald se diera cuenta, buscó las escaleras y de esa forma no pasaría frente a Ronald. —Vuelves a hablar mal de mi esposa y termino todos nuestros acuerdos. Elena es mi esposa y nadie hablará mal de ella —dijo Ronald señalando hacia atrás. —Al menos que le hayas puesto nombre a esa pared y seas de esa personas que se casan con objetos, yo no veo a nadie más. Ronald se giró y efectivamente no había nadie más. —La señorita Wilson subió por las escaleras —afirmó Martín. El rostro de Ronald solo demostraba enojo. —Martín, acompaña a la señora Ericka hasta la salida, y desde ahora no puede presentarse sino cuenta con una cita. —Ronald, no puedes hacerme esto por una mujer, no dime, ¿que tiene ella que yo no tenga? Yo puedo complacerte en todo lo que quieras. Ronald no le hizo caso y siguió caminando hacia el ascensor, cuando se acercó al ascensor privado vio que este subiá en vez de bajar. En la oficina nadie podía hacer uso de este ascensor, pero luego imaginó de quien se trataba. Espero por algunos minutos hasta que el ascensor llegó de nuevo a la planta inferior. Martín subió con él, pero en el fondo deseaba no hacerlo. —¿Por qué tuviste que mencionarla? —preguntó Ronald—. Parece que ya no valoras tu vida o tu trabajo. —No es eso, señor, no sabía como hacerle saber de su presencia o como proceder. —Cuando se trate de alguna mujer debes de evitar mencionarlo delante de Elena, si es inevitable entonces no des una explicación tan detallada como lo diste hoy. El ascensor llegó a su destino. Elena estaba sentada en su escritorio, no obstante, un guardia de seguridad estaba llegando por el otro ascensor. —Señor Ronald, disculpe mi presencia, solo que me han notificado que hay una intrusa en este piso y vengo a sacarla. —Martín, encargate de este insolente y su jefe. Martín sacó al guardia de seguridad del piso y quedó Ronald con Elena a solas. —¿Por qué te fuiste? —preguntó Ronald. —Simplemente te ví muy cómodo con "Ericka" y pensé que querías privacidad, ademas, tengo trabajo que hacer, así que si me lo permite, debo de continuar. —Estas exagerando todo. —Ronald, deja de darme explicaciones, desde que veníamos aquí le diste importancia y quieres que yo minimice todo, te equivocas. Anteriormente Ronald hubiera explotado, la hubiera despedido o amenazado, pero Elena era su esposa y no podía usar los medios habituales. —¿Como puedo compensar esto? —¿Que cosa? —preguntó Elena, sin darle importancia a lo que él dijo. Ronald siguió su camino hacia su oficina, Martin llegó nuevamente al piso, llevando consigo el nuevo contrato permanente. —Señorita Elena, necesito que firme el contrato, el contrato anterior era temporal, pero este es permanente. Elena vió el contrato y aun conservaba su apellido de soltera, no obstante, no el salario era el triple del anterior. —¿Por qué el aumento del salario? —Solo sigo indicaciones. Elena firmó el contrato, Martín procedió a entrar a la oficina de Ronald. —Te estas dando lujos qué no puedes darte, no a partir de ahora debes de anunciarte con Elena. —Entiendo, pero no pido disculpas, solo traigo el nuevo contrato de la señorita Wilson. Ronald revisó el contrato y aunque deseaba que el contrato dijera Elena Wilson, no pero le había prometido a ella que solo usaría el apellido Wilson para su familia. El teléfono de Ronald sonó, era del teléfono de Elena. —Dime. —Tienes una llamada importante de "Ericka". —No quiero hablar con ella. Pero antes de que Ronald pudiera decirle eso a Elena, ella había transferido la llamada. —¿No quieres hablar conmigo, Ronald? ¿Acaso esta tu esposa cerca? Sabes que yo puedo comprenderte y si coordinamos bien podríamos llegar a ser amantes. Ronald no dijo nada y simplemente cortó la llamada, pero observó que la línea de Elena estaba conectada y posterior se desconecto. —Sal y dile a Elena que entre. —Entendido. Martín salió de la oficina y le indicó a Elena que pasara. Elena entró a la oficina y mantuvo la misma distancia tal como lo había hecho la primera vez. —Al parecer te gusta escuchar conversaciones ajenas, lo que escuchaste. —No se de que habla, señor, no me había percatado que el teléfono había quedado conectado hasta que me percate de la luz. —¿Es así? —¿Habria algún otro motivo? Ronald quedó viendo a Elena, pero esta no mostraba ningún rastro de temor o culpa. —¿Realmente quieres seguir trabajando aquí? Tengo muchos conocidos que con solo una llamada puedo hacer que te contraten en un buen puesto. —¿Ahora quieres deshacerte de mí? Si eso es lo que quieres entonces despideme, pero yo no voy a presentar mi renuncia. Elena salió de la oficina sin permitir que Ronald dijera algo más. Ronald solo veía como ella se retiraba sin él haberle indicado. —Definitivamente se merece ser mi esposa, aunque ella no lo acepte, no pero el apellido Wilson corre en sus venas. Elena al salir la estaba esperando alguien de Recursos Humanos. —Buenos días, señora Elena, mi nombre es Michelle Martínez, jefa del área de Recursos Humanos, estoy aquí para hablar sobre su uniforme. —El señor Ronald no me comunicó que debía de usar un uniforme en especifico. —Esa parte me encargo yo, pero no recuerde que si no cumple los lineamientos de la empresa tendrá que ser despedida. —¿El señor Wilson le mandó a decirme eso? —No es necesario una indicación del señor Wilson, como le indique es mi deber de cumplir los lineamientos de la empresa, y pero si esta inconforme puede renunciar. —¿Me está despidiendo? —Sabe, pero no con esa actitud no creo que llegue muy lejos —dijo Michellle—, considere esto como su despido, le pido que levante sus cosas y se retire. Martín quien estaba cerca escucho todo. —Señora Michelle, usted no está en capacidad de despedir a alguien de este piso, sus labores se limitan a pisos superiores, la señora Elena es contratada por el señor Wilson y solamente él puede despedirla, en cuanto a la vestimenta de ella, fue supervisada por el señor Wilson, y ¿Tiene alguna otra duda?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD