Elena se sorprendió al escuchar a Alicia detrás de ella.
—Señora Alicia, disculpe, no la escuche llegar.
—Venia detrás de ti, pero responde a mi pregunta.
—Señora, yo crecí prácticamente sola y aunque he visto algunos tutoriales no se cocinar muy bien, por eso le había pedido a Meylin que me enseñase, la cocina me llama la atención y quisiera perfeccionar lo que se.
—¿Estás haciendo esto por mi hijo?
—No, la verdad no, Ronald me dijo de que siempre hay personal de servicio para eso, esto lo hago por mi.
—Muy bien, que te enseñe Meylin, pero no quiero que pases aquí todo el día. A las 10 iremos de compras tu y yo, te quiero lista a esa hora.
Alicia salió de la cocina y quedando solas de nuevo.
—¿Quiere que le enseñe algo en especifico?
—Quiero que me enseñes a cocinar lo que le gusta a Ronald.
Meylin se quedó sorprendida por la petición, había escuchado claramente que era porque ella quería perfeccionarse, pero ahora al parecer lo hace para quedar bien con Ronald.
—No quiero que le digas a Alicia, mira, no conozco muy bien a esta familia, tu llevas más tiempo con ellos, pero lo que si he aprendido de la señora Alicia es que no quiere que haga algo para agradar a su hijo, sino al contrario, pero yo como mujer no me siento bien el no saber que poder cocinarle a mi esposo.
—La entiendo, con gusto le enseñare, lo único que el gusto del joven Wilson es muy exótico, las comidas que solicita son muy trabajados y muy inusuales.
Meylin se puso a enseñarle, comenzaría por lo más fácil para luego ir por los platillos más costosos, aunque no creía que llegaría a aprender tan rápido.
Ronald venia bajando de la habitación, se sentía molesto porque Elena hizo que se acostara de nuevo porque estaba muy temprano, pero posterior ella se levantó.
Al ir por las escaleras se encontró con su madre.
—¿Has visto a Elena?
—¿Para que la buscas?
—Quiero estar con ella.
—No es necesario que estes con ella todo el tiempo, también necesita su espacio, además de que ahorita ella está ocupada. así que busca algo más que hacer.
—¿Como se que no me estas mintiendo? Ayer me mencionaste que ella era alérgica a las rosas, pero no era cierto.
—Si, quizás te mentí, pero era para evitarte más problemas, dime, ¿te gustaría que Elena reciba una surgencia de un hombre para reconquistarte, tu creyendo que tuvo algo más que ver?
Ronald se quedó callado, el simplemente no permitiría que otros hombres se acerquen a ella.
—Dale su espacio, ella luego verá que tu no estas siempre vigilandola y cuidado empiece a confiar más en ti.
Alicia sacó su telefono.
—Por cierto, creo que esto era lo que mandaste a buscar.
Ella le enseña su teléfono y en el video sale como él rechazo a Nikki y luego salió de ahí.
—¿Tú fuiste la que eliminó los videos de vigilancia?
—Hijo, la relación entre tú y Elena no es tan solida como un par de enamorados, ella obviamente pensará muchas cosas de ti, pero el día que ella te empiece a cuestionar lo que haces, entonces ese día sabrás que te ha tomado cariño y tendrás que tratarla con mucho más cariño.
—¿Por qué hiciste todo esto? Has creado un gran problema entre Elena y yo.
—¿Eso crees? Si es así, entonces ¿porque ella está en la cocina aprendiendo de Meylin lo que a ti te gusta? Ella quizás cree que me mintió, pero sabes que a mi no me engañan, así que deja de preocuparte tanto por lo que pasó ayer, hoy ella saldrá conmigo, necesito que le des tu tarjeta.
Alicia siguió subiendo, Ronald se quedó ahí, quedó viendo en dirección a la cocina y se acercó sigilosamente, al abrir la puerta suavemente reconoció el olor. Su madre tenia razón, ella se esta esforzando en aprender para él.
Fue hacia el despacho que ocupaba su padre, una vez su padre le dijo que cuando llegara a casarse y encontrara alguien con quien pudiera compartir su vida, entendería un mensaje ocultó que dejó en uno de sus libros, el detalle es que en la biblioteca del despacho se encontraban más de 300 ejemplares.
Ronald nunca se interesó por encontrar esto, descifrar el misterio no era tan difícil, contaba con personal que pudiera hacerlo, pero ahora si se interesó más por eso.
Empezó a recorrer los diferentes estantes de la biblioteca, sin sacar libros de su lugar empezó a leer cada nombre, ninguno le llamaba la atención.
Cuando pensaba que su búsqueda no tendría fruto encontró uno que se titula "El poder del ahora", lo tomó en sus manos y empezó a hojearlo, pero al hacer esto se cayó un pedazo de papel. Era una nota "Siempre es ahora. El mejor momento es ahora. Trabaja a favor del momento, no contra este. Ahora me doy cuenta de lo que he perdido y de lo que pude ganar."
Ronald pensó que quizás era frases que su padre había anotado del libro, pero al darle la vuelta encontró una numeración. "Ahora es momento de que tú construya una verdadera familia, quizás yo no pude, pero espero que tú si." Ronald imaginó que la numeración era alguna cuenta bancaria, así que empezó a investigar, el reloj marcaba las 6:30, los bancos aun no abrían.
Él conocía los bancos con que su padre hacia negocios, así que no seria muy difícil encontrar respuesta.
Al momento del desayuno Alicia prefirió no comer ahí como de costumbre, le pidió a su suegro que desayunaran en el jardín y dejara a la pareja solos.
—He escuchado que le has ayudado a Meylin a preparar el desayuno, te dije que el personal se encargaría.
—¿Dijiste eso? Pensé que era una mujer libre que podía tomar sus propias decisiones, además, no veo en que te afecte que ella me ayude a mejorar en la cocina.
—Tienes razón, no debo de ponerte limitantes, se que no harás nada para afectar este matrimonio.
A Elena le pareció extraño que Ronald le dijera que tenía razón, pocas veces el aceptaba el hecho de que otros tenían la razón.
—Les ha quedado deliciosa la comida.
—Yo no hice nada, todo lo ha hecho Meylin, simplemente le he ayudado a pasarle los ingredientes.
—Estoy seguro que nadie le hubiera ayudado mejor que tú, por cierto, mi madre me ha dicho que irán de compras, quiero darte esto.
El le entrego una tarjeta de crédito, a diferencia de otras tarjetas esta era bañada en oro y con el escudo de la familia Wilson, no tenia fondos, ni limites.
—No, no puedo ocupar lo que no me pertenece.
—Si te pertenece, lo que es mío es tuyo, además, de que sirve tener tanto dinero si no hay con quien compartirlo, puedes comprarte lo que quieras con ella.
—¿Puedo comprarme una casa en el fin del mundo?
—Si no hay casa yo mismo me encargaré de construirla.