Elena interpretó rápidamente lo que su jefe le estaba diciendo.
—¿Usted...? ¿Usted y yo...? No, eso no es posible, no, dígame que es una broma.
—No doy bromas.
—¿Desde cuándo se dió cuenta?
—Poco después de la publicación de las fotos, reconocí el lugar, es la única habitación donde me quedo en ese hotel. Así que Martin solicitó las cámaras y pude ver cómo tú amiga contrataba al otro que aparece ahí poco después de salir de esa habitación.
—Mi vida es un caos, Jacqueline es la culpable de todo esto.
—Es cierto, en todo caso está recibiendo lo que se merece, no solo te drogó a ti, sino que también lo intentó conmigo para acostarse conmigo, no obstante, este tipo —señalo al que salía con ella en la habitación—, me advirtió y pude evitarlo, pero en cambio tú, hasta puedes estar embarazada.
—¿Embarazada? —Elena hizo memoria, no tomó las precauciones debidas y existía cierto riesgo, además que esos días se encontraba en sus días fértiles.
—Yo me haré responsable del bebé, pero quiero que sepas que desde esa noche algo pasó en mí, mi cuerpo solo reacciona cuando estás cerca de mí z cuando siento tu aroma, cuando te tengo cerca, he intentado estar con otras mujeres, pero mi cuerpo sabe que no eres tú.
—Si cree que por haber estado con usted en un estado no conciente cree que permitiré que suceda de nuevo, está equivocado.
—No, se que no, perfectamente puedes luchar por el bebé, pero sabes muy bien que puedo quitarte al bebé, soy su padre y como no has estado con otro hombre, entonces no hay duda.
—No haría eso.
—Si lo haría, Elena, no me conoces, yo destruyo a mis enemigos, ese niño fue un accidente, pero no permitiré que le pase algo si realmente está ahí.
Elena en ningún momento había considerado abortar, ella es provida, pero tener a su jefe como el padre de su niño, esto si que era una sorpresa.
—¿Cuántos hijos tiene? Por qué para alguien mujeriego como usted, no creo que no tenga más hijos.
Ronald mostró un rostro serio.
—No, no tengo más hijos, esa noche fue muy diferente, nunca me había sentido así, nunca me había sentido saciado por una mujer.
Elena se sentía avergonzada por como su jefe estaba hablando, decía las cosas tan naturalmente.
—No es motivo para obligarme a casarme con usted, ya que los tiempos han cambiado.
—No estoy mencionando el matrimonio porque me guste, lo estoy haciendo por seguridad tuya y del bebé, mis enemigos no te dejarán en paz hasta verte muerta.
—Simplemente no diremos que es suyo.
Ronald estaba comenzando a enojarse, cualquier cosa que dijera él, ella lo contradecía.
—Veo que tú no quieres vivir, creo que sería más fácil si yo acabará con tu vida en estos momentos, así no me estaré preocupando de que alguien más te haga daño.
—Eso sí fué una broma, ¿cierto? Me está comenzando a asustar.
Ronald no le dijo nada, solamente con un rostro serio, cualquier persona frente a él pudiera sentirse intimidado.
—No, no me hagas daño, por favor, no me haga daño.
—Nunca le he rogado a nadie de que haga algo, hoy no será la excepción.
Elena se sentía frustrada, no sabía que hacer, sentía que Ronald era el mismísimo diablo, el rumor de que era un hombre despiadado es cierto.
Quedó viendo el contrato de matrimonio, lo levantó y no sabía si realmente debía firmarlo.
—Si lo firmo, ¿que cambiará?
—Comenzaras a vivir aquí, no tendrás que preocuparte por la comida, el hospedaje y el vestuario, tendrás un vehículo para tí, te daré acceso a mi tarjeta, no te faltará nada y estarás bajo mi resguardo, pero también deberás de actuar como mi esposa, presentarte a eventos conmigo, asistir a reuniones sociales con mi familia y sobre todo cumplir como mi mujer.
Esas eran las palabras que ella no quería escuchar, el era un mujeriego, fácilmente podía acostarse con cualquier y luego venir por ella.
—Usted tenía la condición de que no se acostaba dos veces con la misma mujer y que no tenía ninguna relación con su secretaria, estaría violando sus dos únicas reglas.
Ronald se acercó a ella, hasta estar a solo centímetros de distancia.
—Te lo he dicho, tú tienes algo que provoca en mí una especie de rechazo hacía otras mujeres, desde que estuve contigo no he podido estar con otras mujeres, tu aroma me vuelve loco cada vez que te tengo a esta distancia.
—Eso dice por ahora, pero cuando se aburra de mí yo solo seré la amante y no quiero eso.
—¿Me quieres totalmente para tí?
—Yo... yo no he dicho eso, solo digo que quiero una pareja en quien pueda confiar en el pasar juntos el resto de mi vida, sin ser una esposa abandonada.
Aunque Elena no quería aceptarlo, tener a su jefe la tenía nerviosa, pero a su vez sabía que el hombre era todo un galán, su fama le precedía, pero convertirse en esposa de alguien sin amarlo, nunca lo esperó.
—¿Ya estás lista para firmar el contrato?
El corazón de Elena se encontraba acelerado, quería y no quería, no es que ella sentía que su vida estaría resuelta, simplemente le sería difícil estar con un hombre a quien no ama.
Ronald vió la duda en ella, tomó la pluma y luego tomó su mano, la llevó hacia la línea de firma del contrato matrimonial.
Elena quedó viendo una última vez, antes de dejar su marca ahí, había firmado el contrato, se acababa de convertir en la señora Wilson, quizás aún deba de registrarlo, pero ya había un compromiso de ambas partes.
Ronald tomó a Elena entre sus brazos, ella trataba de oponerse, pero a su vez no hacía su mejor esfuerzo.
Llegaron a una habitación, está era del tamaño del apartamento de ella. Una cama King size, un par de mesas de noche, un par de lámpara, una comoda y tres puertas que escondían mas cosas.
Ronald la llevó hasta la segunda puerta y se encontraba en el baño. La puso en pie y el empezó a llenar la tina, aplicó algunos jabones y aromatizantes, y preparó el agua en una temperatura agradable.
—Quiero que te relajes y refresques, este día sabrás lo que es estar con un hombre de verdad.
El salió del baño y ella se quedó a solas, lamentándose en lo que se había metido, nunca imaginó que su vida se definiría de esta manera, que su matrimonio sería por contrato y que tendría que estar con un hombre que no ama, pero lo que jamás esperó es que quedará embarazada del mismo diablo en la tierra.
Se quitó su ropa, sabía que tenía que relajarse, no es nada fácil por lo que está pasando y por lo que iría a pasar, no solo hoy, sino el resto de su vida.
Mientras tanto Ronald llamó a Martín.
—Quiero que organices todo para mañana, quiero que no haya nadie en el registro civil, esto incluye periodistas.
—Entendido, tendré todo listo para mañana, ¿con quién va a contraer matrimonio? Para confirmar que no haya ningún impedimento.
—Elena Rodríguez.
Después de decir ésto cortó la llamada, Martín se quedó sorprendido al escuchar que su jefe se estaba casando con su secretaria, «¿Que había pasado para que el hombre mas codiciado de la ciudad se casará con su secretaria?»
No obstante, Martín había enviado a personal nuevamente por Jacqueline, pensó que quizás le estaba dando otra oportunidad a esta mujer, ya que la otra noche no tardó mucho tiempo antes de salir.