Tras una semana en la isla, era tiempo de volver. Ambos abordaron el avión, no obstante, Elena desconocía el rumbo.
El vuelo tardó menos en esta ocasión, pero al llegar no era el destino que Elena esperaba.
—¿Donde estamos? —preguntó Elena.
—Estamos en casa, estamos en Starville.
—Ronald, nosotros no vivimos en Starville, ¿acaso estar aislado tanto tiempo te hizo daño?
Ronald quedó viendo a Elena. Una leve sonrisa se dibujo en su rostro.
—Yo crecí en Starville.
En ese momento Elena comprendió que era momento de visitar a la familia de Ronald.
Un vehículo los estaba esperando en la pista, solamente estaba el chofer.
—Buen día, joven Ronald —dijo el chofer.
—Roberto, buenos días.
Roberto fue chofer de su padre y ahora cada vez que Ronald viene a Starville, es su chofer.
Todos subieron al vehículo y se dirigieron hacia un lago. En medio de este lago se encontraba una montaña, la familia Wilson vivé ahí.
Al llegar hasta cierto punto, el vehículo fue resguardado por dos vehículos más.
—Ronald, ¿nos están siguiendo?
—No, es solamente el equipo de seguridad de la familia, deben de asegurarse que nadie más acceda a este sitio sin la debida autorización. Justo hace poco pasamos por un escáner, este revisa la parte inferior del vehículo, si detecta algo inusual, no dejan que avancen. Ya una vez intentaron poner una bomba debajo del auto, en esa ocasión solo iba el chofer y se pudo desactivar a tiempo.
—¿Por qué la gente los quiere muerto?
—Simple, quieren poder.
El auto llegó hasta la mansión de la familia Wilson.
La llegada de Ronald había sido anunciada con antelación, así que varias personas estaban esperando afuera.
Al abrirse la puerta del auto salió Ronald primero, posterior salió Elena.
—Hijo, dime que al fin has cumplido mi deseo y te has casado.
—Así es, abuelo, ella es Elena Rodríguez, mi esposa.
—Elena, vaya, has logrado una misión imposible diría yo, pensé que en mi vida no vería a mi nieto casado, ahora solo faltan los bisnietos.
—Ya pronto, abuelo, quizás si logres conocerlos.
Una señora se acercó a Elena.
—¿Dime, realmente se casaron o solamente te contrato para que su abuelo pudiera estar feliz? —pregunto Alicia, la madre de Ronald.
—Nos hemos casado, de hecho recién venimos de luna de miel —afirmó Elena con algo de vergüenza.
Ronald ya esperaba que su madre pusiera en duda su palabra, así que saco el certificado de matrimonio y se lo entregó.
—Aquí esta el certificado que confirma lo que te he dicho, además si quieres te puedo demostrar el contrato prenupcial que hicimos, donde se estipula que no habrá divorcio.
Alicia le hizo señas a Ronald para que se quedara callado.
—Dime, Elena, ¿como conociste a mi hijo?
—De hecho lo conocí siendo su secretaria, pero el insistía en que quería acostarse conmigo, me llego a ofrecer dinero para eso, luego me despidió...
—¿Rechazaste a mi hijo al igual que el dinero?
—Si, yo solo quería trabajar, pero el insistía en acostarse conmigo, hasta que el descubrió que ya se había acostado conmigo, es y ha sido el único hombre con quien he estado.
—Vaya, una mujer había rechazado a mi hijo y luego descubre que ya se había acostado con él y luego decidiste casarte con él.
—Madre...
Alicia quedó viendo a Ronald nuevamente, que permaneciera en silencio.
—Dime entonces, luego de saber que él se había acostado contigo decidiste caer rendida a sus pies.
—No, realmente no quería, yo me casé con él porque me presiono para firmar el acta, su hijo no es la clase de hombres que yo me fijaría.
—Entonces te gustan otro tipos de hombres, quizás alguien con más dinero.
—Nunca me ha interesado el dinero, yo por eso estudio y trabajo, su hijo prácticamente me amenazo en que no podía trabajar en otra empresa o estudiar, ¿cree que una mujer se enamoraría así?
—¿Entonces por que estas con él?
—Porque quizás así pueda retomar mis estudios, no quiero quedarme dependiendo de un hombre.
—Suficiente, he escuchado suficiente.
Alicia se acercó a Ronald.
—No voy a seguir cuestionando tu decisión, una mujer que se atreve a hablar mal delante de tu familia es alguien que no le importa lo que pueda perder, te lo diré de esta manera, si haces que este matrimonio fracase por acostarte con otra mujer, ten por seguro que convenzo a tu abuelo para que te desherede y luego mando por ti para que te dejen sin... —la mujer quedó viendo hacia la entrepierna de su hijo.
Se acercó nuevamente a Elena.
—Debía de conocer tu opinión acerca de Ronald, conozco al hijo que tengo y si me decías que fue amor a primera vista no les creería, ahora se que el matrimonio es real, puedes contar conmigo para cualquier cosa que haga este sujeto.
Elena se sentía confundida, ¿su suegra le había hecho tal interrogatorio para saber si realmente era alguien contratado por su hijo?
Todos entraron a la casa y fueron directo hacia el salón principal, aquí habían pinturas de artistas reconocidos y otros no muy famosos, pero que sus obras pueden llegar a costar cientos de millones.
—Elena dime, ¿se están cuidando o van a formar una familia pronto?
—Realmente me casé por eso con Ronald, el me hizo dudar si estaba embarazada y que si no le daba al hijo se iba a deshacer de mí.
Ronald no esperaba que ella mencionara esa parte.
—¿Entonces te casaste con él para salvar a tu hijo? —preguntó Alicia para confirmar lo que Elena había mencionado.
—Así es, no quiero que me pase nada o a mi hijo.
—Tengo más que suficiente para estar segura que serás una buena mujer y madre, pero si aun tienes duda podemos hacer la prueba.
—Si antes no estaba, en la luna de miel quizás salga —dijo Ronald.
Alicia quedó viendo a Ronald con una mirada asesina.
—No has dejado descansar a la chica, no, hoy dormirán en habitaciones separadas.
Para Elena eso no seria ningún problema, quizás así pueda tener una noche tranquila.
Alicia se puso en contacto con el medico de cabecera y le pidió que llegara para tomar una muestra de sangre y confirmar si ella estaba embarazada.
—Pronto vendrá el medico de cabecera y realizará el examen, por el momento le pediré a Sharon que te lleve a tu habitación, estoy seguro que mi hijo no te ha dejado dormir bien.
—Yo puedo llevarla.
—No, tu te quedas aquí, déjala a solas por un momento.
Elena fue detrás de una de las sirvientas, subieron hasta el segundo piso y caminar por un largo pasillo hasta llegar a la habitación.
—Esta era la habitación del joven Ronald, aquí se quedara en su estadía
—Te agradezco.
Mientras tanto en el piso de abajo.
—¿Con qué más amenazaste a esta pobre chica?
—No son amenazas, solamente estaba negociando, además, se que te ha caído bien.
—Eso no puedo negarlo, pero cuidado de ti la sigues amenazando, quiero que mi hijo tenga un matrimonio prospero, pero si este matrimonio se construye sobre amenazas llegara un punto en el que ya no aguante más y se vendrá todo abajo.
—Lo sé, mamá, pero después que nos casamos le he enseñado cual es su lugar como mi esposa, de hecho en la luna de miel ella tuvo su primer ataque de celos y terminó despidiendo a una trabajadora.
—Alguna sobrada de seguro.
—No te lo niego, ella tenia razón.
El doctor llegó a la casa después de un corto lapso.
Alicia subió con el doctor hacia la habitación de Elena. Le tomaron varia muestras de sangre para que al confirmar que sea positivo, también verificar su salud.