Banquete

1318 Words
Alicia se quedó a solas con Elena. —Disculpa anteriormente por el interrogatorio, pero lo que no quiero es que alguien se case con Ronald para aprovecharse de él. —Créame, el que se aprovecha es él. —Se como es mi hijo con las mujeres, intente evitarlo, pero su padre prácticamente eso fue lo que le enseño, por suerte ya no está con nosotros. —¿Falleció? —Si, pero al parecer tuvo otra familia, cuando Ronald tenia alrededor de cinco años me di cuenta que había embarazado a otra mujer, la alejó de aquí y luego no supe más de ella. Como yo venía de una familia humilde, de nada servía reclamarle, siempre era humillada, pero intentaba que Ronald fuera un mejor hombre que su padre, al final no pude lograr eso. —Lamento mucho escuchar todo eso, no estoy con su hijo por dinero, me sentí forzada al firmar ese contrato, aunque si no puedo negarle que el me ha tratado bien, se que muchas mujeres van detrás de él, pero si me quiere como su esposa deberá de respetarme como tal, yo no lo busqué, él fue quien me buscó. —Así es, mi niña, yo estaré siempre velando por ti, puedes contar conmigo. Alicia acercó un cofre y luego lo abrió. El cofre tenia unos 40 centímetros de largo y 30 centímetros de alto. —Quiero darte esto, yo ya soy una señora de edad y esto no es para mí, así que ahora es tu turno de usarlo. Adentro había una gran cantidad de joyas invaluables, se podría considerar que adentro del cofre había alrededor de $150 millones de dólares en joyas. —No puedo aceptar eso, es mucho para mí, no soy de las personas que les gusta usar joyas. —Debes de aceptarlos, te diré algo, si quieres conservar tu matrimonio debes lucir siempre bella, esto quizás no lo uses tofos los días, pero habrán eventos en donde tendrás que relucir, demostrando quien es tu esposo, así que debutas de usar estos. Alicia saco un par de pendientes y se los probó a Elena, luego sacó un collar con diamantes. Levantó a Elena de la cama y la llevó frente al espejo. —Mira como unos accesorios te hacen ver más bella, mi hijo escogió a alguien muy bella para casarse, estos accesorios solo te ayudan a verte un poco más elegante. El tiempo había transcurrido estando charlando y el doctor había regresado con los resultados. Sharon dio aviso a Elena y Alicia de la presencia del medico. Ambas bajaron y estaban a espera que ellas llegaran para dar lectura a los resultados. —Ya estamos aquí, dígame doctor, ¿seré abuela? El doctor sacó los resultados y dio lectura. —La prueba de sangre confirma que no se encuentra embarazada, quizás aun es muy pronto para descartar un embarazo, por lo pronto estamos realizando más pruebas a la muestra que tomé. El doctor después de leer los resultados, tomó su maletín y se retiró. Alicia se acercó a Elena. —No te preocupes por eso, ya habrá más oportunidad para eso, mientras hay que prepararnos para el banquete —dijo Alicia. —¿Banquete? ¿Cuál banquete? —preguntó Elena confundida. —Hija, hay que celebrar tu bienvenida a está familia y lo hacemos con banquete, grandes personalidades vendrán a felicitar su matrimonio —dijo Gabriel, el abuelo de Ronald. —No, yo no quiero banquete, no quiero nada de eso. Por favor no. —Abuelo, yo también estoy a favor de Elena, es muy pronto para anunciar nuestro matrimonio, aún hay asuntos pendientes que atender. —No, no, no, mi nieta debe ser anunciada con todos los honores. —No, si es así nos iremos —dijo Ronald. —¿Quieres contradecirme en lo que estoy haciendo? Yo soy el patriarca de esta familia así que deben de hacer lo que he dicho. —Nos vamos, mandaré a recoger nuestras cosas. —Nadie se va de aquí, si sales de esa puerta te olvidas que tienes abuelo. Ronald se levantó de la silla y le indicó a Elena que saliera con él, lo menos que quería era dejarla a solas en medio del berrinche de su abuelo. —Ronald Wilson, detente ahí, Elena, no sigas el ejemplo de tu esposo, solo te llevará por malos pasos. Elena no dijo nada, solamente siguió a Ronald. Antes que Ronald y Elena pudiera salir Gabriel volvió a hablar. —Esta bien, no haremos un gran banquete, pero si lo celebraremos con nuestra familia, eso si no me lo pueden negar. Ronald quedó viendo a Elena. —La fiesta es más privada, no habrá medios de por medio. —Esta bien. Ronald y Elena regresaron a sus asientos, Gabriel estaba furioso, su propio nieto le hizo dar su brazo a torcer. —Ya que será solo familias, lo vamos a realizar en dos días, mientras tanto deberías de enseñarle la ciudad —le dijo Gabriel a Ronald. Ronald asintió, pero antes subió con Elena. —Pobre chica, mi hijo no la dejará en paz —murmuro suavemente Alicia. —¿Desde cuando he perdido autoridad sobre Ronald? —preguntó Gabriel molestó, no esperaba que Alicia le respondiera. —No me extraña que sea así, ustedes los Wilson creen que nadie los puede detener hasta que se encuentran con ustedes mismos, pero entiendo a Ronald, realmente estaba complaciendo a Elena, si Javier hubiera hecho eso conmigo hubiera sido muy diferente entre nosotros. —Javier sabía quien era la autoridad, pero Ronald... Gabriel se levantó de su asiento y se dirigió hacia la biblioteca, prefería mejor relajarse leyendo libros. Ronald subió con Elena hasta su habitación. —Se muy bien porque no querías una fiesta tan grande, pero tarde o temprano tendremos que complacer al abuelo. —Lo sé, pero se supone que seria tu esposa entre tu familia y para los demás sería solo tu secretaria, si se hace eso cambiaria todo. —Lo único que cambiaria es que se hace publico tu lugar, sino quieres que nadie más ponga sus ojos en mí es lo mejor. —Ronald, aunque se grite al mundo o publiques por todos los medios que soy tu esposa, no faltara mujer que intente seducirte. —¿Me quieres todo para ti? —Se lo que pretendes, pero no, no pasará —dijo Elena tapándose más. —¿Segura? Ronald cada vez estaba acorralando más a Elena, hasta llegar a caer sobre la cama. Él aprovechó este momento para vulnerar la poca resistencia que ella oponía. —Tu eres mía, que no se te olvide eso. Elena tenia atrapado sus brazos, pero tampoco luchaba para liberarse. *** En la noche Ronald y Elena salieron de la villa, Ronald la quería llevar al mejor restaurante. El restaurante estaba lleno, habitualmente uno tenia que reservar con antelación y luego hacer fila para entrar, pero Ronald solo se bajó del auto con Elena y fueron directo a la entrada principal, ahí fueron recibidos como clientes VIP. —Señor Ronald, bienvenido. Llegaron hasta los salones VIP, donde tenían asignado a un mesero en especifico. En esta ocasión fueron atendidos por una mesera. La mesera fue avisada previamente que atendería a Ronald Wilson y debía de ser muy discreta con cualquier cosa que llegase a ver. Al entrar se dirigió directamente hacía Ronald, ignorando a Elena. —Buenas noches, señor Ronald, es un gusto poder atenderle —dijo la mesera dándole la espalda a Elena. Elena se empezó a sentir incomoda por la situación, sabía que Ronald era un cliente especial, pero no sabía que a ella la atenderían peor que un mendigo. Ronald se encontraba revisando el menú cuando entró la mesera, pero cuando observó que esta se atrevía a darle la espalda a su esposa, dejó el menú sobre la mesa y quedó viendo a la mesera, llevándose una gran sorpresa.
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