Tres Meses Después
La vida de Ronald y Elena había cambiado drásticamente en los últimos meses. Los intentos de reconstruir su relación fueron minados por una noticia devastadora: Nikki había aparecido en un programa de televisión local, alegando estar embarazada de Ronald. La noticia se propagó como el fuego, y Ronald no pudo evitar sentirse atrapado en una pesadilla interminable.
En la Cocina de la Casa de Ronald
Elena estaba preparando el desayuno cuando Ronald entró, con un aire de cansancio y preocupación. Desde el anuncio de Nikki, las cosas entre ellos habían sido tensas y frías.
—Buenos días, —dijo Ronald, tratando de sonar normal, pero la preocupación en su voz era evidente.
Elena apenas levantó la vista de su taza de café. —Buenos días. ¿Alguna noticia nueva?
Ronald negó con la cabeza. —Aún estamos tratando de rastrear a Nikki. Parece que ha dejado el país bajo una nueva identidad.
Elena asintió, su rostro mostraba una mezcla de tristeza y resignación. —Sabes, he estado pensando mucho en todo esto. Sobre nosotros, y lo que esto significa para nuestro futuro.
Ronald se acercó a ella, intentando tomarle la mano, pero Elena se retiró suavemente.
—Elena, te amo. Esto es una trampa, todo lo que pasó con Nikki es parte de un plan para destruirnos. No la amo a ella, y no quiero que esto nos separe.
Elena suspiró, sus ojos llenos de lágrimas. —Ronald, no es solo sobre lo que pasó con Nikki. Es sobre lo que significa. No puedo tener hijos y... y ahora ella está embarazada de ti. No puedo evitar pensar que... tal vez sería mejor para ti estar con alguien que pueda darte una familia.
La Desaparición de Nikki
Mientras tanto, Nikki se había escondido en un pequeño pueblo europeo, usando un nombre falso y evitando cualquier contacto con su pasado. Sus movimientos eran cuidadosamente monitoreados por aquellos que la habían contratado, pero ella sabía que estaba sola en esto.
Un día, recibió una llamada de un número desconocido.
—Nikki, es mejor que sigas las instrucciones y te mantengas oculta. Si Ronald o cualquiera de sus aliados te encuentran, estás en grave peligro.
Nikki tragó saliva, sintiendo el peso de sus decisiones. Había pensado que salir del país sería la solución, pero ahora se daba cuenta de que estaba más atrapada que nunca.
Investigación y Descubrimientos
Ronald no se detuvo en su búsqueda de respuestas. Con la ayuda del detective privado, comenzó a desenterrar más información sobre los verdaderos orquestadores del complot. Descubrieron que Anderson no actuaba solo; había una red más amplia de conspiradores que buscaban destruir a los Wilson.
—Sr. Wilson, hemos identificado varios actores clave en esta trama —dijo el detective—. Pero lo más sorprendente es que todos parecen tener conexiones con antiguos competidores de su empresa.
—¿Quiénes son? —preguntó Ronald, sintiendo que la verdad estaba finalmente al alcance.
—Uno de ellos es un antiguo socio, Steven Cole. Parece que ha estado financiando esta operación desde las sombras, buscando venganza por antiguos desacuerdos comerciales.
Confrontación con Steven Cole
Ronald decidió confrontar a Steven Cole directamente. Lo invitó a una reunión bajo el pretexto de discutir posibles negocios.
—Steven, gracias por venir —dijo Ronald, manteniendo una fachada cordial.
—Siempre es un placer, Ronald —respondió Steven con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—. ¿De qué querías hablar?
Ronald decidió ir directo al grano. —Sé lo que has estado haciendo. Sé que estás detrás de todo este complot, incluyendo lo de Nikki.
Steven no mostró sorpresa, solo una leve inclinación de la cabeza. —Tienes pruebas, Ronald?
Ronald sacó un archivo de su maletín y lo colocó sobre la mesa. —Tengo suficiente para llevarte a los tribunales y arruinarte. Pero no quiero eso. Quiero que esto termine. Quiero que dejes en paz a mi familia y a mi empresa.
Steven examinó el archivo, luego levantó la vista con una expresión calculadora. —Eres un hombre tenaz, Ronald. Pero sabes tan bien como yo que en nuestro mundo, la justicia no siempre es clara.
—Eso es cierto, pero estoy dispuesto a luchar hasta el final si es necesario. Detén esto ahora, y quizás haya una forma de evitar una guerra total.
Contacto Desesperado.
Nikki no podía dejar de pensar en su hijo. Temía que, después de que naciera, quienes la controlaban la matarían para eliminar cualquier testigo. Desesperada, decidió tomar una decisión arriesgada: contactar a Elena.
Una tarde, Elena recibió un mensaje de un número desconocido. Dudó en abrirlo, pero la curiosidad y el instinto le dijeron que debía hacerlo. El mensaje decía:
—Elena, soy Nikki. Sé que no tienes razones para creerme, pero estoy en peligro. Están planeando matarme después de que nazca el bebé. Necesito tu ayuda.
Elena sintió una mezcla de rabia y compasión. Decidió responder.
—¿Por qué debería creerte? ¿Por qué debería ayudarte después de todo lo que has hecho?
La respuesta llegó rápidamente.
—No tienes por qué creerme, pero este bebé es inocente. Si no me ayudas, ambos moriremos. No tengo a quién más recurrir. Por favor, Elena, te lo suplico.
Elena pensó durante unos minutos, su corazón dividido entre la desconfianza y la empatía. Finalmente, decidió hablar con Ronald.
—¿Nikki te contactó? —preguntó Ronald, sorprendido.
—Sí, dice que teme por su vida y la del bebé. No sé si creerle, pero... —Elena suspiró—. No puedo ignorar esto. Si hay una mínima posibilidad de que diga la verdad, no podemos dejar que muera.
Ronald asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. —De acuerdo, pero debemos ser cuidadosos. No sabemos en quién podemos confiar.
Ronald y Elena comenzaron a trazar un plan para traer a Nikki de vuelta de forma segura. Contactaron al detective privado y a un grupo de expertos en seguridad para coordinar el rescate. Sabían que cualquier error podría ser fatal.
—Tenemos que hacer esto rápido y en secreto —dijo Ronald—. No podemos permitirnos que los conspiradores se enteren.
Elena asintió, sintiendo por primera vez en mucho tiempo un atisbo de esperanza. Tal vez, al salvar a Nikki y al bebé, podrían encontrar la redención y la paz que tanto necesitaban.
En el Pueblo Europeo
Nikki estaba en su pequeño apartamento cuando escuchó un golpe en la puerta. Su corazón se aceleró. Abrió la puerta y vio a un hombre alto, vestido de manera casual pero con una presencia intimidante.
—Soy del equipo de Ronald. Venimos a llevarte a un lugar seguro —dijo el hombre, mostrando una identificación.
Nikki asintió rápidamente, recogiendo sus pocas pertenencias. Sabía que esta era su única oportunidad de escapar.