Defensa Propia

1302 Words
Al día siguiente todos preferían no socializar mucho con Elena. Obdervaban como ella y Ronald permanecian juntos. —He escuchado por ahí de que Elena es un. Familiar del jefe y por eso la protege demasiado. —Yo escuche ayer de que un mensajero vino buscando a una señora Wilson y cuando bajó la firma era de Elena. Algunos que tenían cercanías con la oficina de recursos humanos querían revisar el expediente, pero la asistente no le permitió. —Solo queremos ver algo, no quieres saber por qué tu jefa fue despedida ayer? —No es algo que encontrarán en el expediente de un personal. Las tres mujeres se quedaron viendo, coordinando lo que harían. Entre dos sujetaron a la asistente y una entró a la oficina de dirección de recursos humanos, aquí se encontraban todos los expedientes. Al entrar la otra mujer se encontró con una sorpresa, Martín se encontraba ahí con alguien más. —Señor Martín, no sabía que usted estaba aquí. Las otras dos mujeres al escuchar que Martín se encontraba ahí, soltaron a la asistente y salieron lo más rápido. —¿Por que debería de dar explicaciones de donde voy a estar? ¿Acaso tu apellido es Wilson? —No señor, no es así, yo solo... —Tu pensabas qué no había nadie y que podrías entrar sin problemas, te equivocas. —Yo... Me retiro... —Darling llegó a la oficina de su jefa. —Lo siento, señor Martín, ella y otras dos estaban conspirando para revisar el expediente de la señora Elena, como no se los he permitido las otras dos me tomaron del brazo y taparon la boca. —No sabía que aquí las empleadas pudieran tomar decisiones de esa manera —dijo Karina Cabrera, la nueva Jefa de recursos humanos. —No, todos nuestros empleados deben de seguir el reglamento interno y cualquier acto de insubordinación es castigado —dijo Martín. —Darling, quiero que llames a las otras dos que te atacaron. —Señora, Darling esta exagerando la situación, yo he venido sola, ella me ha pedido que yo entre aquí, ella me ha tendido una trampa. —¿Es así? —preguntó Martín. —Si, así es. Martín tomó su teléfono, luego de unos minutos recibió un mensaje, al abrirlo estaban los videos de seguridad. —Parece que has olvidado que tenemos cámaras de vigilancia, aquí perfectamente puedo ver que han sido tres y tu has coordinado el ataque. Karina se levantó de su asiento, tomó su teléfono y llamó a seguridad. —Quiero que llamen a la policía, tenemos a tres mujeres que querían espiar en nuestras oficinas. Karina le ordenó a la mujer que las llevará con las otras dos, mentir ya no era una opción, no sabía porque tenían que llamar a la policía si ellas no habían hecho nada grave. La mujer había pasado al lado de las otras dos y les hizo un gesto de que tenían que retirarse. —¿No las has reconocido? —preguntó Karina. —No, al parecer no están aquí. —Es extraño que estas dos se parezcan a las del video —dijo Karina, mostrándole a las cómplices que estaban guardando sus cosas. Las mujeres sabían que no estaban en problemas, los de seguridad llegaron al piso. —Quiero que notifiquen al área legal, que se interponga una denuncia por intento de robo y agresión. Las tres mujeres rogaban de que no hicieran eso, ellas no querían robarle a la empresa, simplemente querían saber una información, lo que no sabían es que el expediente de Elena fue retirado esa misma mañana de la oficina de recursos humanos, ya que estará fuera de nómina y pasará a laborar directamente para Ronald. Elena llego a su escritorio sin percatarse lo que sucedía en pisos anteriores. Sabiendo que aun estaba muy reciente lo sucedido con Michelle, esta ocasión decidió comer afuera de la oficina. Ronald no insistió en que la acompañara. Había un restaurante cerca de la oficina, algunos ejecutivos preferían comer aquí y no la comida de la oficina porque consideraban que era de menor calidad. Elena entró y se sentó en una mesa, la mayoría de las personas eran desconocidas para ella, su almuerzo había sido bastante tranquilo, hasta que llegó el momento de pagar. —Vaya, miren quien está aquí, Elena Rodríguez —dijo Jacqueline. —¿Qué quieres? —preguntó Elena. —¿Crees que yo quiero algo? El otro día te vi caminando por unos pasillos en el edificio Wilson, dime, ¿te volverás actriz porno? Porque yo si se lo que se graba ahí. —No me interesa. Jacqueline empujó a Elena hacia una habitación continua qué estaba vacía. —Mira, si pretendes tratar de humillarme de nuevo no te lo permitiré, la última vez te ayudo ese papasito, pero hoy estas sola. —¿Crees que necesito ayuda para defenderme? Además, ¿quien quería tu puesto? Yo no, dime, ¿con cuantos directores crees que es necesario acostarse para llegar a ser famosa como quieres? —Ese no es tu problema, te voy a desfigurar ese bello rostro. Jacqueline sacó una navaja, pero cuando estuvo cerca de atacar a Elena, esta sacó un gas pimiento y se lo empezó a rociar por todo el rostro. —Mis ojos, ¿qué crees que me estas haciendo? Me estas echando veneno en los ojos, voy a quedar ciega. Pero Elena solamente se quedó callada, con la navaja que Jacqueline había usado para amenazarla, la uso para cortarle la ropa y dejarla muy destruida, lo suficiente para mostrar de más. Elena sacó su teléfono y llamó a la policía. Una patrulla estaba cerca y llegaron rápidamente, sacando a Jacqueline en un estado bastante miserable. Elena acompaño a los oficiales para interponer la denuncia. —Oficial, ella fue quien comenzó, mire como me ha dejado, me ha rociado veneno en los ojos, voy a quedar ciega —exclamaba Jacqueline. —Tenemos un video en el restaurante donde claramente se puede observar que usted obligó a la señora Rodríguez hacia esa habitación, por lo que se considera legítima defensa, lastimosamente no hay cámara en la habitación y solamente contamos con el testimonio de ustedes dos, así que usted será detenida por agresión y alteración al orden público. El teléfono de Elena comenzó a sonar, ella tenía que haber regresado hace quince minutos, pero no lo había hecho, Ronald pensó que ella quizás estaba en la habitación de su oficina, pero tampoco estaba ahí, así que se preocupó y la llamó. —¿Te ha pasado algo? —Simplemente Jacqueline me quiso atacar en el restaurante donde estaba almorzando, ahora estamos en la comisaría, estoy interponiendo la denuncia. —Comunicame con el sargento Hudson. —No es necesario que hagas algo, ya esta todo listo, llegaré pronto. —Hazlo. Elena quería evitar contarle a Ronald lo sucedido, pero no había tomado en cuenta que él tiempo había avanzado demasiado rápido. Busco al sargento Hudson. —Buenas tardes, señor. —Por allá atenderán su caso, no debería de estar aquí. —Lo lamento y le entiendo, pero alguien quiere hablar con usted. —¿Acaso es el alcalde, el presidente o el ministro de defensa? —No señor, ninguna de esas personas... —Entonces no me interesa. —Es Ronald Wilson, le diré que está ocupado. Cuándo el sargento escuchó ese nombre su mano comenzó a temblar. —¿El señor Wilson está al teléfono? Lo hubiera dicho desde un inicio. El sargento se acercó a Elena y con cierto temor tomó el teléfono de la mano de ella. Aunque intentaba hacer memoria de su rostro, pero no podía reconocerla, lo que si es que estaba memorizando bien su rostro para que en otra ocasión ya saber de que ella trabaja para Ronald Wilson.
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