Una noche larga

1150 Words
Emma trabajó ese día como siempre, no hubo ningún cambio en su actitud. Adrian por otro lado no dejaba de ver a su jefa a través de la puerta de cristal. Carol una de las secretarias se acercó a él y le preguntó. _ ¿Te encuentras bien? _ Sí, ¿Por qué preguntas? _ El teléfono ha estado sonando desde hace un buen rato, no has contestado ninguna de las llamadas. El teléfono volvió a sonar, Adrian contestó y le dijo a Carol en silencio. _ Gracias. El que llamaba era el padre de Emma, Aron Harondel, él los estaba invitando a una comida durante el fin de semana,  esa semana él y Emma tenían que atender a un viaje de negocios así que se disculpó por no poder ir y luego cortó la llamada. Cuando le llegaron unos documentos que necesitaban la firma de Emma, Adrian tocó la puerta y preguntó. _ Puedo pasar. _ Si. Emma estaba sentada detrás de su escritorio, Adrian le entregó los documentos y comenzó a decir. _ Son los contratos con las sedes de Boston, deben ser renovados. _ Los revisaré y luego los firmaré. Adrian se quedó de pie sin moverse, Emma le preguntó. _ ¿Necesitas algo más? _ El señor Aron ha llamado hace unos momentos, quería comer con nosotros el fin de semana. _ Supongo que te habrás negado. _ Si, este fin de semana debemos ir a Italia, necesitamos reunirnos con los proveedores de cuero. _ ¿Ya has preparado todo para el viaje? _ Sí señorita. _ Deberías dejar de llamarme así. _ ¿Qué? _ Pronto nos casaremos, deberías de llamarme de una manera más casual _ Pero no me siento cómodo. _ Pues acostumbrate, ¿O piensas seguir llamándome de esa manera   cuando seas mi esposo? _ Lo intentaré . Adrian volvió a su escritorio, le resultaba tan extraño escuchar que esa mujer iba ser su esposa y por más que lo intentaba no podía asimilar todo lo que estaba pasando. Emma a quedó hasta tarde en su oficina poniéndose al día con el trabajo atrasado, Adrian no había recibido la orden de irse así que se quedó esperando a que ella terminará, como aún no habían cenado y su estómago no paraba de replicar Adrian entró en al oficina de su jefa y le dijo. _ Señorita Emma, ya es tarde y aún no ha cenado, debería terminar por hoy. Emma había estado tan concentrada en su trabajo que no se había dado cuenta de la hora. _ ¿Por qué sigues aquí?, Ya es tarde. _ No hay nadie en la oficina,no podía dejarla sola. Además no me dijo que podía irme. Pensó Adrian. Si algo había aprendido durante todos los años que había trabajado para ella era a nunca irse sin recibir su autorización ya que si lo hacía y ella lo necesitaba era capaz de despedirlo, aún cuando su jornada laboral hubiera terminado. Emma recogió sus cosas y le preguntó. _ ¿Ya has cenado? _ No. _ Te invito a cenar, vamos a mi casa. Adrian estaba agotado, después de una mala noche de sueño solo deseaba volver a su casa y dormir hasta el día siguiente. _ Estoy un poco cansado, preferiría ir a descansar a mi casa. _ Quería elegir la fecha de la boda, mi padre seguirá molestando hasta que lo hagamos. _ Está bien. Emma le dio las llaves del coche a Adrian y le dijo. _ Entonces vámonos. Adrian la siguió y murmuró. _ Ella solo quería un chofer. Mientras iban en el coche Emma llamó a un restaurante para que le enviaran la cena, pero como ya era tarde todos estaban cerrados o a punto de hacerlo y no podían enviarle la cena. _ No encuentro ningún restaurante que esté abierto a esta hora, ¿conoces alguno? _ Ya cocinaré yo señorita Emma. _ Pero en mi casa no hay nada. Adrian se detuvo en un supermercado de 24/7 y compro todo lo que necesitaba para hacer una cena rápida. Cuando llegaron al departamento Adrian comenzó a cocinar, hizo una ensalada, algo de pollo a la plancha y puso queso en un plato pequeño y lo sirvió. Emma odiaba cocinar y por eso siempre compraba comida hecha, le pareció un poco raro comer comida casera y le dijo. _ Esto está muy rico, al parecer tendré un buen esposo. _ Señorita Emma, ¿En verdad nos tenemos que casar? _ Por supuesto, tenemos que elegir la fecha, también debemos hablar con nuestros padres sobre ello, no conozco a tu familia, ¿debería ir a presentarme?, sería raro conocerlos el día de la boda. _ Mis padres no están en la ciudad en estos momentos. _ ¿Cuándo regresarán? _ El próximo mes. _ ¿No puedes pedirles que regresen antes? _ Mis padres están en México visitando a mi abuela, no creo que puedan regresar antes. _ ¿Creí que toda tu familia vivía en los Ángeles? _ Mi madre es de México, casi toda su familia está allá, aquí solo está la familia de mi padre. _ No sabía que tu madre fuera latina, supongo que hay muchas cosas que no sabemos del otro. En realidad Adrian sabía todo sobre Emma, sabía lo que le gustaba y lo que no, y sobre todo lo que ella odiaba, por eso había durado tanto en su puesto de asistente, él tomó un sorbo de vino y le dijo. _ Yo sé todo sobre la señorita. _ No lo creo. _ Se todo lo que le gusta y lo que no, he sido su asistente durante muchos años. _ Estás seguro. _ Si, pregunteme lo que quiera y le respondere. Emma quiso ponerlo en un aprieto y le hizo una pregunta que él no podría responder. _ Hay algo que odio que hagan cuando me besan, ¿Sabes que es? Adrian había escuchado una vez a su jefa quejarse con su amiga de cómo odiaba que los hombres le metieran la lengua cuando la besaban, así que respondió calmadamente. _ Si, lo sé. _ ¿Qué es? _ Odia que le metan la lengua cuando la besan. Emma se quedó sorprendida y le preguntó. _ ¿Tu como sabes eso? _ Ya se lo dije, se todo sobre usted.  En realidad era Emma quien no sabía nada sobre él, ella se levantó de la mesa y se  sentó en el sofá y le dijo. _ Supongo que soy solo yo la que no sabe nada sobre ti y como no tengo tiempo para descubrir qué es lo que te gusta y lo que no,  debería preguntarte. Adrian miro el reloj de su mano, ya era media noche y su jefa no parecía tener la intención de dejarlo ir. Emma le dio unas palmaditas al sofá y le dijo. _ Ven, siéntate a mi lado, hablemos.
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