Dando un gruñido satisfecho, Tsu se inclinó hacia delante y apoyó los codos en su escritorio, juntando las manos frente a sus labios.
- Como dije, tengo una misión muy importante para ti, una que tal vez solo tú eres capaz de cumplir
-¿Es peligroso?- preguntó, su estómago se retorció un poco ante el pensamiento. Mientras ella había estado en varias misiones para la aldea, ninguna de ellas había sido demasiado peligrosa hasta ahora. Por un lado, estaba nerviosa de que esta podría ser su primera misión real de rango A, y por el otro estaba emocionada de que tal vez finalmente había mejorado hasta el punto de ganarla.
Tsu sonrió y sacudió la cabeza.
- No es una amenaza para la vida, te lo puedo asegurar. Piensa en esto más como una misión personal para mí que como un negocio de la aldea
Los instintos de Alice saltaron inmediatamente al modo de advertencia. Una misión personal para Tsu, ¿eh? La última vez que había tomado una de esas, había sido viajar hasta Sand para recoger un vino raro que el gobernador había dicho que era un regalo para ella. Tsu no había confiado en nadie más que en su propia gente para que lo trajera a salvo a Hidko, a pesar de la palabra de Raga de que su gente podría manejar su transporte.
- No voy a ir a por otro licor para ti, maestra- dijo con los dientes apretados.
- ¡Oh, no te preocupes por eso! Carlota es mucho más complaciente para ese tipo de cosas- respondió con otro gesto despectivo de su mano- Lo que tengo en mente para ti ni siquiera requerirá que dejes el pueblo.
- Está bien. ¿Qué es?
La sonrisa que llegó a los labios de Tsu fue todo menos tranquilizadora, y el brillo ansioso de sus ojos color ámbar envió el instinto de Alice al pánico total. Esto iba a ser malo. Ella solo lo sabía.
- Lo que quiero que obtengas para mí es... los libros eróticos “Paradise”
Alice permaneció inmóvil y completamente en silencio durante varios largos segundos.
¿De verdad le estaba diciendo eso? ¿Era una broma de mal gusto o que?
- Sabes que puedes ir a una de esas librerías sucias para adultos y recoger una copia, ¿verdad?- dijo lentamente, sus cejas se arrugaron en líneas finas. ¿Alguien le dio a Tsu algún tipo de poción pervertida de la que no estaba al tanto? ¿Por qué estaría ella pidiendo eso ?
La sonrisa de Tsu se amplió en una completa que fue decididamente malvada.
- No cualquier libro de la serie- corrigió ella- Quiero el de Mateo.
De nuevo y en menos de dos minutos completos, se quedó sin palabras. Ella sacudió la cabeza mientras su cerebro se negaba a juntar las dos partes.
- Lo siento, pero... ¿Quieres que tenga como misión conseguir libros eróticos de Mateo cuando puedes salir y comprar tu propio libro?
- Si algo así.
- ¿ESTÁS LOCA? ¡NO HAY MANERA DE QUE PUEDA OBTENER ESOS LIBROS PARA TI!
Alice dejó escapar un chillido cuando la palma abierta de Tsu se estrelló contra el escritorio, enviando pilas de pergaminos de misión y archivos médicos al suelo.
- Escucha, niña- gruñó ferozmente. Su rostro estaba tomando ese tono rojo que tenía cuando se acercaba al punto de ruptura. ¡Oh mierda!- ¡Tengo una apuesta de quitarle esos malditos libros por una semana! ¡Ya que las reglas de la apuesta establecen que no puedo simplemente ordenarle que los entregue, necesito que me los traigas todos!
- P-Pero...
- ¡Sin peros Alice! ¡Quiero esos libros o pasará otro año antes de que vuelvas a ver la luz del día!
¿Un año de turnos de medianoche? No sería tan cruel ... ¿verdad? Una mirada a las líneas duras de la cara de su jefa le dijo lo contrario. Tsu podría y haría exactamente eso solo para ganar una apuesta. Suspirando mientras sus hombros caían hacia adelante en derrota, murmuró:
- Está bien. Te traeré los libros
La risa de Tsu fue baja y triunfante mientras se recostaba en su silla nuevamente.
-Eso es lo que me gusta de ti. Eres tan agradable ... Oh, antes de que lo olvide ... te diré las condiciones en las que debes trabajar
¿Condiciones? Como si esto no fuera lo suficientemente ridículo como era, ¿había condiciones para iniciar? Todavía hirviendo, los dientes de Alice se apretaron con fuerza mientras arqueaba una ceja en silencio preguntando cuáles eran estas "condiciones".
Con los ojos todavía brillantes, Tsu levantó un dedo y dijo:
- Primero que nada ... no puedes pedirle directamente los libros. No es que piense que te los daría de todos modos, pero no puedo tu has actuado como mi representante en muchas ocasiones y ya que los términos que me dieron indicaron que nadie de mi gente o mi persona podía simplemente pedir los libros. En segundo lugar, él no debe conocer mi participación en esto de ninguna manera, debo permanecer completamente invisible.
- Genial, así que puedes permanecer en el anonimato mientras yo recibiré la ira de mi capitán sobre mi cabeza- murmuró la niña miserablemente.
No había ningún rastro de simpatía en el rostro de Tsu cuando respondió:
-¿No es tu tarea guardar la vida de la jefa del pueblo para que nunca esté en peligro? Además, estoy segura de que Mateo será mucho más indulgente con una ex alumna que un completo desconocido. En tercer lugar, los libros no pueden obtenerse a través de rescates, como entregar el antídoto por un veneno a cambio de sus libros. Ilusiones también están prohibidas, no es que caiga fácilmente de todos modos es un experto en esa área mágica.
- Entonces, ¿Qué me deja eso, eh?- exigió irritada mientras colocaba sus manos en sus caderas y miraba a su mentora- No puedo actuar en tu nombre, no puedo pedir que me lo preste. No puedo sobornarlo o amenazarlo por los libros. Y no conozco un hechizo de ilusión lo suficientemente fuerte como para trabajar en mi ex maestro y no creo que sea lo suficientemente buena en taijutsu o cualquier otra disciplina de combate para siquiera considerar usarlas en él. ¿Alguna sugerencia para tu estudiante, maestra?
El título se enfatizó con un poco de sarcasmo exagerado, algo que le habría ganado un rápido castigo por parte de Shizu si estuviera allí. Sin embargo, Tsu, por lo general, estaba más divertida que irritada, por lo que permitía un estallido de temperamento ocasional.
Los labios de Tsu se curvaron en una sonrisa radiante mientras cruzaba una pierna sobre la otra y golpeaba las uñas a lo largo de su escritorio con un ritmo lento.
- De hecho... lo tengo- dijo ella, su voz con una calidad traviesa que hizo que el estómago de Alice se sacudiera asquerosamente- Estoy de acuerdo contigo en que tus habilidades están muy por debajo de las de Mateo, incluso sin el uso de su ojo especial. Tampoco creo que seas capaz de robarlo. Podrías pero eres una chica demasiado honesta para eso.
Los ojos de Alice se entrecerraron sospechosamente mientras reubicaba sus brazos sobre su pecho. Ella no estaba cayendo en la adulación de su mentora en lo más mínimo. La única vez que se molestó con los cumplidos fue cuando estaba tratando de hacer que una persona hiciera algo que sabía que no sería feliz.
- Solo derrámalo, Tsu. ¡Quiero volver a dormir en algún momento del día!
- Mmm... no. Ya te he dado una pista. Lo averiguas a partir de ahí. ¡Y será mejor que esos libros estén en mi oficina dentro de seis meses o es un año de turnos de infierno para ti!
- ¡Eso es completamente injusto y lo sabes, maestra!
Tsu se echó a reír, pero el endurecimiento de sus ojos dijo que era cualquier cosa menos divertida.
- Eres una oficial, Alice. Acostúmbrate a lo injusto. Como una forma de compensarte, desde ahora hasta la fecha límite para esta misión, estarás trabajando los turnos de media mañana cada dos días. En los días que no tengas que presentarse en la clínica, entrenarás conmigo desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde. También tendrás los domingos libres. ¿Es justo?
La mandíbula de Alice se abrió y sus ojos se abrieron en estado de shock ante la oferta. ¡Los turnos de media mañana fueron los más codiciados en el hospital! Siete a tres ¿Y un día de fin de semana garantizado? ¿Y solo tres días a la semana? Wow... ¡Tsu debe estar bastante desesperada por ganar esta apuesta si esta dispuesta a llegar tan lejos por esos estúpidos libros! Asintiendo y dejando escapar un suspiro lento, dijo:
- Está bien. Puedes contar conmigo jefa.
Tsu le sonrió.
- Entonces lo dejaré en tus manos. No me decepciones y recuerda ... tienes seis meses para obtener todos sus libros.
Asintiendo, hizo una reverencia a su mentora y se dirigió hacia la puerta nuevamente mientras repasaba los diferentes escenarios para sacar esos libros de su antiguo maestro. Tsu había dicho que le había dado una pista pero ¿Qué era? Aparte de lo que no se le permitía usar, en realidad no habían hablado mucho.
Hmmm... Tal vez Carlota y las otras chicas tendrían algunas ideas sobre esto.