Alice chilló cuando las cortinas que bloqueaban sus ventanas se abrieron repentinamente para permitir que la luz de la mañana la cegara a través de sus párpados cerrados. - ¡CARLOTA! ¡MALDITA SEA!- Gritó mientras azotaba una pequeña almohada en dirección a la risita de la otra chica. - ¿Qué pasa, no dormiste lo suficiente anoche?- se burló cuando su compañera de cuarto metió la cabeza debajo de la colección de almohadas empujadas a una esquina. Una luz perversa llegó a sus ojos mientras pasaba las manos por debajo de las mantas para engancharse en los tobillos desnudos de Alice. - ¡AHHH! ¡FRÍO! ¡Quítamelas, cerda!- gritó, retorciéndose y pateando para sacar las manos heladas de Carlota de sus piernas. Gruñendo, se dio la vuelta hasta que se sentó y agarró otra almohada para golpear