Después de aclarar las cosas con Tamara (que duro más de un mes tratando de hablar con ella) y de casi mandarle a diario ramos de rosas que terminaban en la basura, parecía que todo iba mejorando a diario. Al menos los padres de nuestro querido grupito ya no molestaba con citas, solo al pobre Santiago y es que nuestros jóvenes no sabían que sus padres estaban al tanto de cada una de sus relaciones y estaban más que encantados. Los adultos decidieron irse de crucero todos juntos para “dejar” a sus bebés tranquilos, claro ellos no podían enterarse de que prácticamente vivían vigilados. Esa noche nuestros hermosos chicos salieron a farrear, solo ellos sin sus parejas esta noche era de amigos y nada las podía interrumpir. Claro está que ninguna de sus parejas quedó muy contenta, pero era c