Dober llegó cuando el doctor Ramson se iba a ir. Primero saludó al doctor y después puso sus ojos en Hiz. —¿Estuviste llorando? —preguntó Dober—. ¿Te sucedió algo? El doctor miró a Hiz, con ese rostro que hacen las personas cuando saben que tienen la razón. —Bueno, me voy, estaré en la habitación de al lado por si se presenta alguna emergencia —se despidió el doctor. Hiz le agradeció al doctor, así como también Dober. Después, cuando se hubo marchado, los dos se quedaron en completa soledad. —¿Estuviste llorando? —volvió a preguntar Dober. —Ah… bueno… —Hiz parpadeó un par de veces. Dober comenzó a quitarse el abrigo gris de botones que llevaba puesto y se sentó en su sillón. —¿Te visitó tu madre? —No, señor. —Te viene a ver todos los días, es muy raro que no haya venido