—Debes sentirte afortunada, Hiz, porque entre todos esos horribles hombres que se llevan a las de nuestra r**a, tú estás contando con la suerte de que te toparas con uno que te trata bien. —Él no me trata tan bien, Dane. —¿Por qué dices eso? —Ha habido casos en los que es muy posesivo conmigo —confesó Hiz, dejando correr las lágrimas por sus mejillas—. Le tengo miedo. —Todas les tenemos miedo —soltó Dane—. Pero, ¿te ha insultado? —No. —¿Te ha gritado? —No. —¿Te ha golpeado? —No, no… —¿Te ha amenazado de muerte o a tu familia? —¡¿Qué?! No… —¿Entonces?, ¿por qué dices que te ha tratado mal? —Por lo que te digo, se vuelve muy posesivo conmigo —Hiz limpió las lágrimas de sus mejillas con la tela del vestido nuevo—. Una vez rebuscó en mi mente los recuerdos de Ben y me dijo q