Capítulo Doce —¿Los caminantes diurnos siguen siendo sensibles a la luz del sol? Dylan no podía creer que hubiera alguien lo suficientemente estúpido como para hacer esa pregunta. ¿No había aprendido nada acerca de los vampiros y los mestizos antes de asistir al campo de entrenamiento? Estaba en una de las clases que tenía a primera hora, en el catorceavo día de entrenamiento. Hasta ahora, no había habido grandes sorpresas. Su parte favorita, hasta el momento, había sido demostrar su agudeza con la ballesta. Era uno de los tiradores más precisos de su clase. —Varía —respondió la instructora. Sue tenía treinta y pocos años, atractiva, con el pelo largo y n***o recogido en una cola de caballo. Con su traje de negocios, no parecía en absoluto una cazadora de vampiros—. Algunos