Capítulo 10. El café más rico que he tomado

1334 Words
Caminamos al jardín que estaba detrás de la cabaña, tomamos asiento y continuamos con la conversación que ya teníamos antes, una conversación bastante agradable —Eduardo ¿De verdad quieres saber si mi vida es tan perfecta como los de afuera la ven? —¿ A que te refieres? No es que diga que es perfecta del todo, porque ya antes mencioné que hay bajas en las relaciones, puede que lo que estés pasando sea algo temporal —¿ Temporal? ¡ Ja! ¿ Le llamas temporal a una hija bastarda con una mujer más joven que yo o mejor aún a un romance con la novia o mejor dicho prometida de tú hijo mayor? —No lo puedo creer, tienes razón, tu matrimonio es un completo fracaso —No te burles que hablo enserio —Estoy bromeando ¿quieres contarme? Digo, no es que me tengas esa confianza como para decirme tus cosas, apenas ayer nos conocimos —A veces es un alivio para el alma contarle tus problemas a un total desconocido, quien sabe si nunca más nos volvemos a ver y no muero de culpa por haberte contado mis peores penas —Yo pienso lo contrario, sé que nos volveremos a ver, me caes muy bien y eres una señora muy linda y agradable —Si estuviera mi mejor amiga aquí diría; “eres una tonta Mayo, porque si, eres muy hermosa”, ella es la única que me sube el animo y que no me miente —Tienes razón, ella no esta mintiendo cuando te dice lo hermosa que eres, es que te ves tan delicada y al mismo tiempo atrevida, eres una mujer muy hermosa y la verdad no sé que hombre se atrevería a hacerte daño Creo que acabo de sonrojarme, este hombre de donde salió, o mejor dicho así son todos cuando quieren conquistar a una mujer y creo que este es el caso —Gracias por eso, pero no necesito que un desconocido venga a jugar con mis emociones —Jamás haría tal cosa, no soy como los demás, Mayo sabrás que soy diferente cuando nos conozcamos mejor —¿ Nos conozcamos mejor? ¿Quién te dijo que quiero seguir conociéndote? Déjame explicarte lo linda que ha sido la vida de esta mujer tan delicada como me llamas Fui engañada en mis narices, mi marido mantuvo dos años de romance con su secretaria antes de yo enterarme, tuvieron una hija y de eso ya han pasado más de diez años Oh no espera, peor aún, que te vuelvan a engañar pero está vez con la prometida de tu hijo, no quiero más personas en mi vida que me vengan a distorsionar la realidad, los hombres solo son buenos para engañar, mentir y culpar por sus infidelidades —Entiendo que estés herida, es muy cruel la forma en que te han lastimado, pero no todos los hombres somos unos desgraciados, infelices, lo siento pero no soy de ese tipo de hombre —He aprendido que aquel que dice no ser sale siendo el peor, lo siento pero los de tu especie no me han dado razones para confiar —Estas hablando desde tus heridas, no permitas que tu corazón se marchite, eres tan hermosa Mayo, te juro que si estuviéramos en otra vida le pediría a Dios o al destino que te obsequiara para mi, hubieses sido mi mejor regalo, eso te lo aseguro —¿ Te gusto? —Claro que me gustas, eres una mujer muy hermosa —¿ Solo por ser hermosa? ¡ Ja! Los hombres no cambian solo se fijan en lo superficial —No es a lo que me refiero, mi deber es hablar de lo que estoy viendo superficialmente, no te conozco, no sé que tipo de mujer puedes llegar a ser, entiende mi punto también —¿ Y la edad no te importa? —¿ Por qué debería de importarme? Eres una mujer muy joven aún, hermosa y con todo un futuro aún por delante —Que mentiroso eres, a todos les importa la edad, yo puedo ser tu hermana mayor por no decir tu madre —¡ Ja! Permíteme reírme tú a mi ahora ¿Qué edad crees que tengo? Soy bastante mayor como para saber que jamás podrías ser mi madre, no te preguntaré la edad porque eso seria de muy mala educación, pero yo si te diré la mía, tengo treinta y ocho años y estoy a nada de cumplir los treinta y nueve, que no lo parezca ya es otra cosa —No te creo, pareces que tienes veinte y tantos, yo efectivamente no te diré mi edad, una mujer jamás revela sus años —Todos me dicen que me veo de veinte —De veinte, veinte en sí pues no, no exageres tampoco —Ja, ja, ja… Eres una mujer muy divertida —¿ Eso crees? No crees que soy muy aburrida, que lo único de lo que podemos hablar es de él mantenimiento del hogar, de cocinar y esas cosas —No lo creo, confío en que tienes mucho más para dar, que un día tuviste sueños y que por cosas de la vida no pudiste realizarlos, nunca es tarde para cumplir un sueño, mientras respiremos habrá oportunidad —Tú dices esas cosas porque quizás cumpliste tus sueños a tu edad, y aún eres muy joven para seguir echando hacia delante —Te equivocas ¿Cómo es que siempre fallas en mis pronósticos? Ja, ja, ja… —Tonto, solo supongo cosas sobre ti —Pues como te parece que no tuve una juventud plena y bien vivida —No entiendo —Fui padre muy joven —¿ Qué? ¿ Tienes un hijo? —Si, es lo que dije, embaracé a la madre de Mark cuando apenas tenía dieciocho años, recién cumplidos, a mis dieciocho nació mi mejor regalo hoy en día mi hijo tiene veinte años y es mi mayor orgullo, lo saqué adelante solo sin ayuda de nadie —Y la madre de Mark ¿Qué pasó con ella? ¿Tus padres por qué no te ayudaron? —La madre de Mark nos abandonó desde que dio a luz, se fue sin decir nada, y mis padres me dieron la espalda cuando más los necesité, no les guardo ningún rencor porque gracias a eso me convertí en un ser útil en la vida, lo tuve casi todo en la vida, desde niño fui muy consentido por ser el único, pero ya después de haber perdido todos esos privilegios tuve que aprender a empezar de cero, la vida ha sido dura conmigo pero he sabido sobrevivir a todo —¡ Wau! Nunca me imaginé que alguien como tú hubiese pasado por tanto —¿ Alguien como yo? —Si, es que pareces que tomas la vida de lo más cómoda, sin importar nada, vienes aquí a esta cabaña a recrearte a pasar tiempo, a tomar el sol y pues mira, es todo lo contrario a lo que aparentas, de verdad te felicito eres alguien de admirar —Gracias por esos halagos, pero si Mayo, la vida se trata de tomar riesgos, hacer cambios sin miedo al éxito. Ya dejemos de hablar de cosas no tan gratas y tomemos otro café —Muy bien, pero esta vez con menos azúcar —Como usted diga señora bonita Lo miré fijamente y sonreí, no sé pero este hombre me hace los momentos más agradables, lo quiero en mi vida como un gran amigo, sé que llegaremos a ser muy buenos amigos Eduardo caminaba y se alejaba de mi, iba por más café, así que en lo que él llegaba me puse a mirar el teléfono y las llamadas perdidas De todas esas personas los únicos números que me importan son los de mis dos hijos así que los llamaré para que estén tranquilos En el momento en que iba a devolverle la llamada a Andrés, entró una llamada no muy grata, la del imbécil de mi ex marido.
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