Capítulo 11 El siguiente café

986 Words
Rin, Rin… No voy a contestar, dejé que sonara hasta que la llamada se terminara Cuando retomaba a lo anterior volvió a llamar ¿ Por qué eres tan insistente Henry? No contesté entonces decidió dejarme un mensaje “Sé que estás recibiendo mis llamadas, por favor contesta, necesitamos hablar” ¿ Por favor? Pero si ese hombre jamás pide un favor Ahora si me asustó. Decidí devolverle la llamada a Henry —Hola ¿Qué quieres? —¿ Donde estas? —Eso es algo que no te importa —Sabes que si quiero encontrarte solo debo hacer una llamada —Me dices o te cierro el teléfono —No, no, no… Espera… No pude decirle a nuestro hijo, no tengo las fuerzas para decirle la verdad —Ya lo sabía, por eso yo le diré a mi hijo lo descarado que han sido su padre y su supuesta novia, descuida que no seré muy cruel, eres un imbécil Mientras discutía por teléfono, Eduardo se me acercó —Aquí tienes tu café señora bonita, con uno de azúcar —¿ Con quien estas Mayo? Dime ahora mismo en que hotel estás metida —Bien decía mi abuela que el ladrón juzga por su condición, eres tan sínico ¿Cómo te atreves a pensar que soy igual que tú? No sé ni para qué te doy explicaciones, no me vuelvas a llamar Cerré el teléfono y miré a Eduardo fijamente —¿Estas bien? Discúlpame si te metí en problemas por estar hablando, lo siento no fue mi intensión —Ni creas que me importó, es que ya no me importa lo que piense el idiota ese de mi ex marido, descuida no pasa nada —Quiero disculparme, no debí hablarte mientras tenias una llamada —Ya dije que no pasa nada, tranquilo, no tengo miedo a nada ¿acaso tú y yo estamos haciendo algo malo? —No estamos haciendo nada malo, solo tomamos café y hablamos de las cosas de la vida —Exactamente eso es lo que hacemos, no hay por qué pensar que esto es malo, en fin la hipocresía es atrevida —Te veo como una mujer fuerte y decidida a la hora de tomar decisiones, eso me gusta, eso indica que no tendremos problemas en un futuro —¿ Problemas? —Si ¿Qué no quieres ser mi amiga a futuro? A eso me refiero, quiero que seamos amigos, me caes bien y me das muy buena vibra —No soy buena compañía para nadie, ahora mismo lo único que quiero es salir corriendo y meterme donde nadie pueda encontrarme —¿ Eso es lo que quieres? —Si, es lo que me haría feliz en estos momentos —Si quieres sentirte libre por unas horas ven conmigo Eduardo extendió sus manos hasta mi en espera de que yo reaccionara y las tome —Anda, no temas, te llevaré al mejor lugar de este pueblito Me sostuve de él, me levanté del pasto y nos fuimos caminando colinas arriba —¿ Cuanto tiempo llevamos caminando? Estoy cansada ¿tu objetivo es cansarme hasta morir? Porque de ser así te informo que lo vas a lograr, no soy para nada atlética —¿ Siempre eres tan pesimista? Mira, allá ¿ves eso? Eduardo me señalaba una cascada hermosa, sus aguas cristalinas, es lo más hermoso que mis ojos han visto en mucho tiempo Mi asombro era tan grande que me quedé helada ¿ Quien diría que en un pueblito como este existiría algo tan irreal? —¿ Te sorprendí verdad? —La verdad es que si, no me lo esperaba, esto es muy hermoso —Y no haz visto la mejor parte —¿ Hay más? —Detrás de la cascada hay una cueva que nos llevará a un manantial natural que crea su propia luz cuando oscurece —¿ Estas jugando conmigo verdad? —No ¿quieres ver? —Por supuesto que si, jamás me perdería una experiencia tan linda Me sujeté de Eduardo para no caerme y bajamos hasta donde estaba la cueva, detrás de la cascada. Para llegar allí tuvimos que atravesar el agua, no tenia ropa adecuada para bañarme pero aún así no me importó. —¡ Esto es hermoso! Exclamé mientras le echaba una miradita a toda la curva —Si tuviese mi teléfono te juro que te tomaría una fotografía —¿ Porqué? —No te imaginas lo hermosa que te ves así de asombrada, pareces un ángel —No seas tonto, pero de verdad esto está fuera de esta tierra ¿Cómo encontraste este lugar? —Cuando era niño venía con mi madre, todos los sábados me traía hasta este río, aquí aprendí a nadar y un día como todo un niño explorador empecé a nadar y nadé tanto que le di la vuelta a la cascada y fue ahí donde supe de la existencia de este lugar —Es increíble —Lo es. ¿Quieres quedarte un rato más o ya quieres que volvamos? —Ya quiero volver, pero no porque no me haya gustado el lugar, te prometo que para la próxima vendré con una tanguita y todo —No sería mala idea —Lo sabía, sabía que querías más de mi —No me refiero a la tanguita, solo que acabas de programar otra salida más, eso es lo que no me parece mala idea, oye que mal pensada eres, lo que tienes de bonita lo tienes de macabra —Es broma tonto, anda ya vamos qué se pone más oscuro —Vamos, con cuidado al salir Caminamos hasta la entrada de la cueva, y volvimos al agua para así salir de la cascada Volvimos al pueblo y al llegar a la cabaña a lo lejos pude percibir qué uno de los hombres de seguridad de Henry estaba al lado de mi coche y puedo asegurar que no vino hasta aquí para saludar.
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