CAPÍTULO SEIS

1726 Words
— Emma, tengo hambre. —Le dice Cleopatra, quejándose. Se encontraba en la casa de su mejor amiga donde le estaba contando sobre el campamento que habían hecho y el fin de semana, aunque sólo había estado en su casa viendo películas. Ella le contó que en esos últimos días había conocido a un chico, aunque todavía no tenían seguro si estaban saliendo o no. — Ya sabes, mi casa es tu casa, ve a buscarte algo. — ¿Tienes esas galletitas con relleno de crema? — Sí tengo, están en el estante de la cocina donde se encuentran los fideos y eso. —Le responde mientras está escribiendo algo en su laptop. — ¿Qué haces? — Estoy hablando con Luke, me invitó a salir este sábado... — Mi bella perra tiene una cita. — ¡Cleo! — ¿Qué? —la mira seria y se rinde— bueno, voy a buscar las galletas, ¿Quieres algo? — Un batido de chocolate, por favor. —Ahora ella es la que se pone seria. — ¿Es en serio, Emma? —le pregunta y ella le tira un beso. Sale de la habitación, agarra su cartera y se dirige hacia la cafetería más cercana. Cuando estaba en esa cafetería sucede algo extraño, un chico de pelo castaño casi rubio se le queda mirando, aunque ella al principio lo ignoró, luego no pudo evitar que le cause cierta curiosidad. Había algo en sus ojos que le llamaba mucho la atención, él se encontraba sentado tomando un café. — ¿Vas a pedir algo? —escucha que le preguntan. — Si, disculpa, quiero dos batidos, por favor. —Pide y la chica asiente. — ¿De qué sabores? — Vainilla y chocolate. Mientras esperaba el pedido no pudo evitar mirar a donde estaba el chico sentado, pero ya no estaba. — Soy Matteo por cierto. —Susurran en su oído y cuando se da la vuelta el rubio se estaba yendo del lugar. Cuando volvió otra vez a casa de su amiga, pasó primero por la cocina para buscar las ricas galletas y fue a su habitación. — Tardaste mucho en buscar unas... —se da vuelta y la mira— wow, si te tomaste enserio lo del batido, te quiero. —Le abraza y agarra su batido. — ¿Te parece ir a Roma? Necesito vacaciones. —Le pregunta. — Em, ¿Podemos hablar de esto en otro momento? — Pero Cleopatra, necesitamos conversar. —Insiste— Y no pienses que me voy a olvidar de que saliste con Aaron, no me contaste nada sobre eso. — Estoy en el baño Emma, después te cuento. —Le gritó ella desde el baño. — Bueno ahora, cuando salgas de ahí, hablamos. Luego de que Cleopatra sale del baño, se ponen a organizar juntas lo que sería su viaje. Irían en un coche rentado, ya que se encontraban no muy lejos del destino, ya habían escogido el hotel con la comida libre y, por último, le avisaron a sus padres. Ambas sabían que si preparaban todo de manera anticipada, sus padres no podrían quejarse al respecto. Era el día, hoy les tocaba emprender camino hacia Roma, Emma y Cleopatra guardaron sus bolsos en los asientos traseros y prepararon una pequeña mochila para el camino. Sería un viaje de unas cinco horas, su primera parada sería en Pisa. — ¿Cuál es nuestra primera parada? —pregunta Emma prestando atención al camino, Cleopatra se fija en el mapa y le responde. — Podemos visitar la Torre de Pisa, es un lindo lugar. — Bueno. —Les faltaba poco menos de media hora para llegar al lugar. La torre de Pisa, sin duda, era una de las cosas más hermosas, imponentes y fascinantes que ambas habían visto. Las personas que daban el tour eran muy organizadas y atentas con los demás, la torre estaba muy bien cuidada. Lo único malo que ellas notaron fue que, debido a que es un centro turístico, casi no se podían sacar fotos por la multitud de personas. — ¡Eso ha sido increíble! — Es cierto, aunque todavía tenemos mucho camino por recorrer. —Le responde. Se estaban acercando al coche cuando se dieron cuenta de un pequeño detalle, había notas pegadas por todas puertas— ¿Y esto? —Cuestiona Cleopatra inspeccionando una de las notas, sólo tenía escrito dos letras y lo demás estaba todo en blanco. — Habrá sido algún chico queriendo jugarnos una broma, sigamos. —Dice Emma restándole importancia mientras arrancaba todas las notas, ambas subieron al coche y continuaron con su viaje. Cleopatra se sentía insegura, no pensaba que podría tratarse de una broma, pero intentó no preocuparse para poder disfrutar. A escondidas de su amiga, Cleo le mandó un mensaje a Aaron enviándole fotos de lo sucedido, él le respondió que no se preocupara, que se pondría manos con eso desde Vernazza. — Siguiente parada, ¡Un restaurante! —Dice Cleopatra y Emma la mira confundida.— Tengo hambre, podemos frenar por Grosseto y comer por allí. — Está bien, me convenciste. —Le responde con un tono parecido a quejoso, Cleo la observó unos segundos frunciendo el ceño, pero volvió a fijarse en el mapa. La comida había estado excelente, las dos horas de viaje hasta allí habían valido completamente la pena, ambas terminaron super satisfechas y con suficiente comida para el resto del viaje. Emma preguntó si volverían a frenar en algún lugar en específico mientras escribía en su teléfono, Cleopatra dudó mirando el mapa y negó. — No, podemos seguir hasta Roma, quedan unas tres horas de viaje. Lo que quedaba de viaje fue tranquilo y silencioso, extrañamente silencioso sabiendo cómo eran ellas. Cleopatra se comenzaba a preocupar, sentía que algo podría pasar. Al llegar a Roma se dieron cuenta que no se habían equivocado, era el lugar más hermoso que habían visto sus ojos. Ellas se habían alojado en el Colonna Suite del Corso, un hotel que se encontraba relativamente cerca de los centros turísticos, y al primero que irían sería el Pantheon. — ¡Quiero saber cuál es mi regalo! —Le dice y se hace la ofendida, hace rato le está preguntando y no le responde. — ¡Basta, no te lo voy a decir!, es un regalo. — ¿Es comestible? —le pregunta. — No. —Le responde. Sabe que la está hartando, pero le gusta bromear con ella. — ¿Se usa para cosas "interesantes"? —la mira con cara pícara. — Dios ¡No! —Se ríe. — Eso hubiera sido bueno. —Admite que se decepcionó un poquito. El viaje había sido bastante agotador, aunque la aventura recién empezaba. Fueron tres días los que estuvieron por allí, por Roma. Visitaron todos los centros turísticos posibles dentro de su localización incluyendo la Fontana di Trevi, el lugar por sí solo es impresionante, las esculturas y todos los detalles de la fuente le hace querer admirarla por varios minutos. Después fue el Coliseo, el sitio es espectacular y está muy bien conservado. Y lo último que visitaron fue Basilica Papale di Santa Maria Maggiore, una monja las había acompañado durante la visita, era muy amable y simpática, y ni hablar de la basílica que fue una maravilla, valió mucho la pena. Al llegar al restaurante de la última noche que estarían allí, se sentaron en su mesa reservada que se encontraba en un balcón y comenzaron a revisar la carta. No se pidieron mucha comida, debido a que pocas horas antes se habían comido casi todo lo que ofrecía el buffet del hotel. El teléfono de Cleopatra comenzó a sonar, alertando. — ¿Hola? —preguntó, ella misma se había prometido que no lo haría, pero hizo una excepción al ver quién era. — Diecinueve años, ¿No crees que estás un poco vieja? — Aaron, hola... — Hola Cleo, feliz cumpleaños. — Gracias, aunque no olvidemos quien es el más viejo de los dos, pronto tú cumplirás veintiuno. — ¿Disculpa? No se escuchó, se cortó la llamada —finge y cambia de tema— ¿Cómo la están pasando allí? — Es un lugar hermoso, recorrimos todos los lugares que pudimos en los pocos días que vinimos, hoy era el último. — ¿Vuelven hoy? — Estaremos volviendo recién a la noche a Vernazza, ¿Cómo están las cosas allí? — Estamos bien, Eva y Hanna han estado bien y Jordan se la pasa molestándome. Luego de colgar la llamada con Aaron, Cleopatra se dio cuenta que tenía un mensaje un tanto extraño. “Hola Cleopatra, sé que no debes conocer este número, diría que hace mucho tiempo que no sé absolutamente nada de ti, aunque estaría mintiendo, sé todo sobre ti y sobre las personas que te rodean. No intentes buscar respuestas, no la conseguirás, no pidas ayuda porque no la obtendrás. Aaron no es lo suficientemente capaz de darse cuenta de las cosas, Jordan vive en su mundo cómo para saber que algo malo está pasando y mejor no hablemos de las noviecitas. ¿Sabes? He estado planeando cosas por mucho tiempo, pero tú no me dejas los caminos fáciles, tuviste que desviarte de la ruta planeada sin razón alguna. Sólo te diré una cosa, tienes que tenerme demasiado miedo, no sabes de lo que puedo llegar a ser capaz. Un amigo de seis, me quedan cinco, ya sabes a lo que me refiero. Qué termines bien tu cumpleaños, sí es que puedes. Atentamente, L.R” No quería responderle, tampoco se atrevía a hacerlo, aunque quería saber quién estaba detrás de esto o por lo menos el por qué. Faltaba media hora para que salieran de fiesta con Emma y Cleopatra ya no estaba segura de querer salir. Aprovechó el momento para llamar a sus amigos y avisarles de lo sucedido, pero su teléfono estaba sonando otra vez. — ¿También recibiste un mensaje? —preguntó Jordan con un tono preocupado. — Sí, no sé quién es o por qué hace esto, pero quiero que termine. —Responde— No entiendo ¿Qué hicimos nosotros para merecernos esto? — No sé Cleo, no lo sé... — Tengo miedo. — Yo también, ¿Cuándo vuelven? — Supuestamente íbamos a salir después de la fiesta, pero quiero irme ya mismo de aquí, siento que son todos desconocidos.
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