Jeremy suspiró, meneando la cabeza, mientras el joven rascándose el cabello castaño que tenía adherido a la nuca por el sudor, se mantuvo a la distancia, bajo el umbral. —La verdad es que no entiendo a dónde quiere llegar esa mujer —reconoció Jeremy murmurando para sí mismo, entonces volteó hacia el joven—. ¿Y tú por qué le obedeces? ¿Estás de acuerdo con que ella continúe haciendo esto? —No —musitó la sílaba con un corto sonido—. Tampoco —pausó—. Continuar aquí es impedir que a Isabell le hagan más daño de lo que ya le han hecho. Jeremy no tuvo que leer la mente de este para aceptar que le estaba hablando con la verdad. —Sí —musitó de nuevo—. Cualquiera que permanezca encerrado en contra de su voluntad sufriría. —No me refiero a ese sufrimiento —habló de nuevo el castaño,
Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books