Al mismo tiempo en que ocurría este incidente con Isabell, su madre continuaba atendiendo la llamada que en curso tenía del psiquiatra de su hija. —Está bien acepto, claro que acepto —dijo asintiendo afirmativamente con repetición—. ¡Oh! Es usted muy considerado, doctor —lo admiró—. Y aquí entre nosotros, me hubiese gustado que mi hija Isabell congeniara muy bien con usted. Alguien que está a la altura de una joven como ella y que además se ofrece en ayudarla. Martín Thompson apretó una mano volviéndola un puño al escuchar aquello. —Entonces espero verla a la hora que acordamos, señora —finalizó el psiquiatra antes de colgar. Margott se volvió sobre sus pies hacia Jeremy, con la mitad de sus labios curvados en una mueca parecida a una sonrisa. Mientras él se limitaba a neg