El paso del tiempo que no da espera a nuestros ansiosos deseos, nos llevó a unirnos cada noche en una larga conversación, nuestras risas hacían una orquesta en medio de la oscuridad, al culminar, un beso de buenas noches y un adiós, arropando nuestros cuerpos distanciados el uno del otro por unos cuantos metros, ella en su hogar y yo en el mío, impacientes por ver el sol brillar de un nuevo amanecer, y así..... Así seducir a nuestros anhelos por un reencuentro más.
No paso mucho tiempo para que la ambición del cuerpo quisiera saciar la sed del uno por el otro, así que ambos nos dispusimos a ir a un lugar cálido donde claramente podríamos observar una ''cinta'', acción que no concluyo cuando nuestros labios se unieron satisfaciendo los impulsos del corazón, el calor empezaba a aumentar, el sudor de las manos y nuestro centro a palpitar, todo iba marchando a la ''perfección'' hasta el momento que un estruendo nos frenó.
Olvide decírtelo, - Exclamo...
Te presento a mi gato, Orión, (su pelo brillante, color dorado y ojos verdes, amante de Elisabeth, pues no había ni un instante que se alejara de su lado) su mirada se clavó en mí, para dar un rotundo rechazo a mi presencia; la puerta se abrió y con ella se asomaron dos personitas muy confusas, al vernos de pie con los cabellos erizados y la ropa desajustada, (estaba desconcertado de la situación vergonzosa), hasta que una voz muy en lo profundo de mí, recordó que durante las noches largas de nuestra conversación, menciono a su prima con quien vivía, solo que olvido destacar que aquel lugar donde habíamos convergido, era el nido de amor de su familiar y su pareja actual.
Algo muy dentro de mí presentía que solo podía observar la punta del iceberg, la oscuridad estaba dando pasos agigantados opacando el entorno, no sabría lo que se ocultaba tras las bambalinas de este maravilloso teatro....