Trágame tierra

1415 Words
Accedí ir al cine con Gerardo. Efectivamente resulto ser que los cines no abrían del todo así que terminamos yendo a un auto cinema. ¿Has ido a algún auto cinema? Es como muy padre porque todos están viendo la película desde sus autos y las palomitas de caramelo siguen siendo súper deliciosas con el vidrio de la ventanilla abajo y el viento entrando de forma suave. Gerardo escogió ver una película de blanco y n***o. La neta no es que yo fuera fan de las películas de blanco y n***o, pero no podía negar que esta película era realmente buena. Escuela de Vagabundos donde salía Pedro Infante. — ¿Si te gusto la película? —Sí, esta entretenida. — ¡Qué bueno que te gusta! Pensé que te aburriría el cine de antes. Sonreí. —La neta no es que yo acostumbre ver películas de antes muy seguido. Sé que era cine de calidad y muy cómico, a mi papá le gustaba mirarlas pero yo casi no —hablar de mi padre me hizo sentir un poco triste. ¡Si las cosas fuesen como antes! — ¿Cómo está tu padre? —Él está bien. Esta mañana desayunamos juntos y estuvimos platicando un poco. —Qué bueno, yo... Se quedó en silencio por algunos segundos, sus ojos me pertenecieron y la mancha de mi moretón capturo su atención. — ¿Tú...? —No sabía que las cosas habían cambiado mucho, yo creo que fue un error no haber estado en contacto todo este tiempo. ¡Así que mi querido se lamentaba! Intente darle una sonrisa. — ¡Descuida! Tú tenías que estar estudiando en esa escuela, por eso fue que madre te envió a ese lugar. Yo entiendo la parte de no estar en comunicación. ¿De verdad lo entendía? Una parte de mí se sintió muy afortunada de escuchar que Gerardo se sentía triste por todo este tiempo que estuvimos lejos; mi otra parte se sentía un poco distante. ¡Algo totalmente irónico! Por mi parte yo todo el tiempo revisaba su perfil en f******k o **. Que si subía una foto nueva, ahí andaban sonando mis notificaciones. Que si hacia una nueva publicación, ahí andaba de bobo leyendo los comentarios. ¡Literalmente era su espía! Pero tampoco tuve el valor de escribirle, no sé, me daba miedo que él no me fuese a responder. — ¡Espero que las cosas puedan mejorar con tu familia! Asentí. Solo quedaba eso. —Yo también espero lo mismo, aunque si las cosas no llegaran a mejorar supongo que entonces tendré que ser más fuerte. ¡La vida es incierta! Nos quedamos mirando por varios segundos, la película había terminado y era hora de regresar. — ¿Quieres ir a la plaza comercial por un helado? ¿Un helado? Eran las nueve de la noche. ¿Qué otra cosa podría pasar? —Bueno, vamos. Hasta ese momento yo todavía no le contaba a Gerardo sobre mi faceta nocturna. Aunque era cierto que todos los domingos eran días en los que la clientela estaba alta, yo prefería mantener apagado mi celular por la tarde. ¡No me gustaba recibir mensajes de hombres sedientos de placer! Literalmente el domingo era mi día de descanso. — ¿De qué sabor quieres? —De vainilla está bien. La chica que estaba atendiendo asintió, tomo un barquillo de chocolate y empezó a llenarlo con helado de vainilla. La fila no era muy grande, detrás de nosotros estaba una niña pequeña con su mamá. Caminamos a una de las mesas de la zona de comida, no había mucha agente a pesar de que era domingo. — ¿Cuándo fue la última vez que nos vimos? —me preguntó él. ¿De verdad estaba tan interesado en hablar del pasado? El frio de la vainilla se derretía con mucha facilidad sobre mi lengua, mirar aquellos que en el pasado me hacían sentir la perdición era algo que ahora mismo seguía causando mucha inestabilidad en mi interior. ¿Se habrá dado cuenta de cómo es que mi mano derecha tiembla por los nervios de tenerlo en frente? ¡Gerardo era mi perdición! ¿Cuándo fue la primera vez que te enamoraste? —Fue el día de la graduación, ¿lo olvidaste? —Si lo olvide. Ahora que me lo has recordado comienzo a pensar en ese día. Aquel día nos estábamos graduando de la escuela primaria, se suponía que después de eso ya no nos volveríamos a ver porque la madre de Gerardo lo iba a enviar a estudiar al extranjero, a los Estados Unidos. — ¿Qué es lo que recuerdas de ese día? Hizo un gesto pensativo, se llevó el helado a la boca y su gesto en el rostro me hizo suspirar; esa manía tan única de enarcar la ceja y hacerme sentir en un mundo nuevo. ¡Ay canijo Gerardo! De verdad me hacía sentir bien, estar junto él me transportaba lejos de mis problemas. —Pues después de la ceremonia y que nos entregaron los papeles, hubo una sesión de fotos y tú te tomaste una foto conmigo. Después de eso mi madre me mando a llamar y lo último que recuerdo es que me despedí de ti de forma rápida. Un abrazo de escasos segundos, tu rostro se hundió sobre mi cuello y tu perfume se quedó en mí por ese tiempo. ¿Así habían sucedido las cosas? Aquel abrazo significo mucho para mí, porque resulto ser que me gustaba en verdad aquella sensación de saber que yo le importaba. ¿Le seguiría importando después de todo esto? Todo este tiempo que estuvimos lejos siempre me la pase pensando en las muchas posibilidades que hubiesen surgido si Gerardo nunca se hubiese marchado de aquí. ¿Qué hubiese pasado con nosotros si nunca nos hubiésemos distanciado? —Sí, eso fue lo que paso. También lo recuerdo. Fue una despedida rápida porque había un montón de gente. ¡La neta pensé que ya no te volvería a ver! —Pues mira, las cosas a veces cambian y ahora estoy de nuevo frente a ti. Su enorme sonrisa me hizo corresponder con un movimiento ligero en mis labios, comí un poco de helado. — ¿Extrañaste mucho tu hogar? Enarco su ceja izquierda. —Al principio sí. Extrañaba todo de aquí porque llegar a un lugar nuevo te obliga a querer cambiar tu estilo de vida para poder acoplarte a las costumbres y cosas de allá. Después me fui acostumbrando poco a poco, mi padre era una buena persona. Los padres de Gerardo se habían divorciado. Su madre seguía viviendo aquí en México y su padre en Estados Unidos. — ¿Y cómo te sientes de estar de vuelta? —Me siento en casa. ¡En verdad que sí! Además la comida de acá es súper buenísima. ¡Los tacos son lo mejor! Asentí, me daba gusto escuchar que él de verdad se sentía contento. —Eso es bueno, me da mucho gusto que te sientas así, estoy seguro de que la nostalgia de estar afuera de tu tierra es algo aplastante. —De hecho es más aplastante de lo que imaginas. Comí un poco de helado, esta noche de verdad que me sentía demasiado despreocupado. ¡Nada podría arruinarme esta sensación! — ¡Ángel! —Escuche su voz demasiado cerca. ¡Mierda! ¿De verdad estaba pasando esto? Ni siquiera fui capaz de vislumbrar esta posibilidad, mis pensamientos estaban tan concentrados en Gerardo que al final no me di cuenta que esto podía acontecer. Jair sostenía una bolsa de Cuidado con el Perro y me miraba con mucha sorpresa y felicidad. — ¡Hola Jair! ¿Cómo estás? —Tuve que saludarlo porque yo no tenía escapatoria. Gerardo me lanzo una mirada llena de curiosidad y fue en ese momento que sentí un gran nudo en el corazón. Una mentira, una vida oculta, la perspectiva de alguien que no conocía mi verdadera identidad y mis ganas de querer huir de este momento tan incómodo y bochornoso. ¡Trágame tierra y escúpeme perreando! — ¡Estoy bien! ¿Y tú? Lamí mi helado, Gerardo miraba con mucho énfasis a Jair y este a su vez me miraba a mí como si yo fuese el centro de su vida. ¿Por qué me estaba pasando esto? ¿Es acaso que yo debería ser sincero con ambos chicos? Ojalá nada de esto hubiese pasado, ni modo; como bien dicen, el hubiera no existe.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD