Beso inocente

1626 Words
El aroma a pintura me hace sentir más libre que cualquier otra cosa. Es como si yo pudiese expresarme en completa libertad y sin necesidad de darle explicaciones al mundo. En el arte yo podía demostrarme tal cual soy sin miedo. Esta noche regrese a casa a eso de las once treinta. No hubo necesidad de abrir la puerta de la entrada, mi entrada nocturna era la ventana de mi habitación y el tiempo que se pasaba rápidamente me había dado la habilidad para escabullirme sin que mi familia se diera cuenta. ¡También me había convertido en alguien astuto! — ¿De verdad solo pagaste por mi compañía en esta noche? Sus ojos brillaban tenuemente bajo la luz de las farolas. Estábamos caminando por la calle, justo en la parada del autobús y nuestro aroma era una mezcla de alcohol y nostalgia. ¿Nostalgia? El color de la noche no siempre debe ser el placer del sexo. —Sí, solo quería estar con alguien esta noche y me siento a gusto contigo. La pase bien. ¡Creo que hice una buena elección de chico! Su sonrisa hacia que su barba se moviera de forma seductora. ¡Esta era la primera vez que un hombre no me contrataba para tener sexo! Me sentí muy afortunado de haber aceptado la salida con Romántico Empedernido y en todo el rato que estuvimos juntos me sentí muy cómodo a su lado. —Yo también me la pase súper bien, las hamburguesas fueron lo mejor de la cena y... —me obligue a hacer una pausa—. Cuando quieras compañía solo llámame, no es necesario que me pagues. — ¿A no? —No. O sea yo siempre hago esto para ganar dinero porque de verdad lo necesito, pero eres el primer chico que me contrata y no me busca con la intención de darnos un acostón salvaje. Me lanzo una mirada llena de curiosidad. — ¿De verdad? —Sí, bueno es que soy un escort. Más que simple compañía lo más duro de mi oficio es el sexo. — ¿No te gusta? —Ya aprendí a fingir que lo disfruto. Su mirada estaba llena de curiosidad, parecía meditar en mi respuesta. —Pues yo creo que hay cosas más importantes que un buen orgasmo o un culo que de placer. ¿No crees? Asentí, absolutamente no tenía duda de ello. —Sí, yo... —No necesitas explicarme las razones por las cuales estas envuelto en un empleo como este, no me incumbe y yo no soy nadie para juzgarte, pero en verdad es que eres muy lindo y la neta si me gustaría volver a verte. Así como hoy que solo pasamos un buen rato. Sonreí, sabia a lo que él se refería. — ¡Gracias por intentar comprender! Quizá podamos volver a vernos, no estaría mal que intentáramos ser amigos. ¿Amigos? Una palabra con más que un significado de diccionario, AMISTAD, aquella palabra que definía un límite que posiblemente podríamos alcanzar Jair y yo en el futuro. ¿Limite? ¿Qué limite podría existir entre nosotros? ¿Algo más allá de una simple amistad? — ¿Te gustaría salir conmigo este martes? — ¿Por la tarde? — Si, después de las seis. ¿Es buena hora para ti? —Puedo a esa hora. ¿Dónde nos veríamos? —Escuche que había una feria del queso por en esa fecha. La feria del queso de Santa María. —Sí, no está muy lejos de donde estás trabajando. —Exacto. ¿Te late ir a la feria entonces? Me le quede mirando por varios segundos, escuche el sonido de mi transporte aproximarse, las puertas se abrieron y las personas empezaron a abordar. Jair había insistido en darme un aventón hasta mi casa, pero yo no me sentía listo para que el entrara más en mi vida personal. ¡Aunque bueno! Ahora que lo pienso eso de ser amigos iba a implicar que yo metiera más a Jair en mi vida privada. —Sí, me gustaría ir. Nos escribimos ¿va? Asintió. Y justo cuando yo iba a alejarme de él, su gesto me hizo sorprenderme absolutamente y de forma completa. Su rostro se acercó a mí, se quitó la mascarilla y sin dudarlo, sentí sus labios impactarse contra mi mejilla izquierda. ¡Delicioso! ¡Inesperado! ¡Magnifico! Delicioso fue el chispazo de electricidad que experimente a causa de los vellos de su barba cuando me rozaron la piel de la cara. Subí al autobús, Jair me había dejado en completo shock. ¿Qué había sido eso? Obviamente que eso solo había sido un beso lleno de inocencia. ¿Qué más podría significar? — ¡Ve con cuidado! —escuche su voz una última vez. — ¡Por supuesto! Al regresar a casa tuve que abrir con mucho cuidado la puerta trasera de la casa, cruce el pequeño jardín de mamá y utilice la escalera para poder trepar hasta mi habitación. Uno de los muchos beneficios de ser el hijo mayor es que podía tener mi propia recamara, en cambio Emilio y Estefan tenían que compartir habitación justo al lado del cuarto de mis padres. ¡Y mi corazón seguía en shock! No podía dejar de pensar en cómo es que él me había besado de forma tan espontanea como despedida, en verdad que si disfruté mucho de su compañía porque fue más allá de estar sentados charlando. Éramos dos personas que probablemente teníamos más en común que cualquier otra cosa fugaz de un encuentro casual de una noche. ¿Tanto así fue la intensidad? ¡Pues si! Y eso te lo tendré que explicar después. *** El sonido de una notificación me hace abrir los ojos. Es domingo y son las nueve de la mañana. Doy un enorme bostezo y cómo algo necesario, decido estirarme por debajo de las sabanas. Mi cuerpo disfruta esa sensación tan placentera y al fin me pongo de pie cuando mi celular vuelve a sonar. Dos mensajes no leídos. Gerardo: ¡Buenos días Jamie! Espero que estés bien. ¿Aun estas dormido? Gerardo: ¿Tienes planes para hoy? Dejé escapar un suspiro cuando termine de leer los mensajes. — ¿De verdad está pasando esto? Ojala todo fuese un sueño como esos que siempre solía imaginar —dije para mí en voz alta. Mi celular volvió a vibrar. Romántico Empedernido: ¡Gracias por la noche de ayer! En verdad me la pase súper bien, decidí agregarte al w******p, pienso desinstalar la otra aplicación. Espero que tengas un muy buen domingo y la neta si tengo ansias para que ya sea martes. ¡Pásala chido este día! ¡Todo era de verdad, todo había pasado! ¿Que se supone que debía responder a cada uno? Comencé respondiendo a Gerardo. Jamie: ¡Hola! Buenos días. Mi único plan es quedarme en casa y descansar todo el día. ¿Tenías algo en mente? Respondí a Jair, el Romántico Empedernido de mi lista de contactos. Jamie: ¡Gracias! Yo también me la pase bien. Igual yo espero que tú tengas un domingo demasiado agradable y que la pases chido. ¡No te desesperes! El martes llegara a su debido tiempo, no lo presiones. xD Salí de mi habitación. Sonido de notificación. Gerardo: ¿Te sientes muy cansado? Pensaba en que quizá podríamos ir al cine o a algún centro comercial por la tarde. ¿Cómo ves? ¿Cine en época de coronavirus? ¡Apoco ya estaban abiertos! Jamie: ¡Apoco ya abrieron los cines! No ves que hay coronavirus. Hice pipi, lave mis manos, mi cara y mis dientes. Las notificaciones de mensaje sonaron varias veces y realmente me sentía diferente. Sonaba Repetición de Reyno por la bocina de mi celular, un viejo IPhone cinco con la pantalla estrellada. Salí del baño y baje a la cocina, mi madre estaba allí junto a papá. — ¡Buenos días! —les salude. — ¡Buenos días hijo! —me respondió él. Papá tenia puesta su pijama y bebía un poco del jugo verde que mamá le preparaba. — ¿Cómo estás? — ¡Me siento bien! —Eso me da gusto. ¿Ya no te ha dolido la cabeza últimamente? Negó. Tenía un bigote de espuma color verde ocasionado por el jugo de verduras. — ¿Tú como estas? La respuesta a esa pregunta era algo compleja en ese momento. ¡No le diría la verdad sobre mi sentir! *** Tú me quitas el sueño... Tengo los ojos cansados y el corazón latiendo con la música que suena por mis audífonos. Es de noche y aún no tengo sueño. Quizá sea que tengo insomnio o que las pastillas para dormir ya no funcionan conmigo. Tengo un moretón en la pierna derecha y me gusta la sensación de dolor cuando lo aprieto con todas mis fuerzas. ¡Soy un poco masoquista! ¿Y qué más da? Yo puedo hacer con mi cuerpo lo que yo quiera. La realidad de la vida es que no se parece en nada a las películas o novelas románticas que sueles leer por las noches. Tanto drama nos ha hecho creer que somos frágiles, que nadie comprende lo que pasamos y que todos necesitamos un señor o señora Darcy en nuestras vidas. Esta noche estoy con el cuerpo acostado sobre la esponja de mi colchón, las luces de mi casa están apagadas y la música está sonando a través de mis auriculares. ¡No puedo dormir! Muchas cosas revolotean en mi cabeza. Me duele el pecho, mi respiración es lenta y aún no puedo dejar de pensar en lo que fue un día, lo que pudimos ser y lo que nunca será. Quiero pensar que tú aún no me superas.
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