La misma madrugada Dubái Nadir Después de las advertencias de Jade seguimos charlando, pero sobre la evolución de la salud de mi tío Zhamir, incluso pude notar unas miradas extrañas de Mustafá sobre mí cuando tomábamos el té en la sala, o tal vez miraba cosas donde no existían por la culpa. Sí, me sentía culpable por mi actitud a la defensiva con el padre de Bahir, al punto de imaginarme los peores escenarios por nuestro enfrentamiento, lo que más me daba miedo es que le pudiera hacer daño a mi novia por mi imprudencia, y lo peor era sentirme con las manos atadas, pues no tenía derecho a intervenir o reclamarle nada. Quizá estaba exagerando con mi temor, aunque por lo poco que conozco de mis raíces árabes, la mujer es castigada por no acatar la