El mismo día Ámsterdam Nadir Era inútil quedarme en Milán, más bien estaba con los brazos cruzados sin un camino que seguir, entonces con el alma en el piso llegue al hangar sin repetirle ni una sola palabra a Desirée, en verdad no tenía ánimos de charlar con ella, menos de comentarle que me estaba muriendo por dentro, sobre todo estaba tan emocionada por encontrarse con el imbécil de Julius que no era justo contagiarle mi tristeza. Fui directo a la cabina intentando despejar mi mente, pero como nunca todo el vuelo no podía sacar la imagen de mi chica misteriosa de mi cabeza. Lo cierto es que miraba su sonrisa coqueta en las nubes, o era mi imaginación que me juga en contra. Lo sé, era parte de mi frustración y nada me quitaba el mal sabor a derrota, aunque guardaba una tenue luz de esp