Noche de cita. 1

3622 Words
Elowen estaba emocionada por la idea de salir con Ethan, el hombre era simplemente encantador a sus ojos y le generaba un interés especial, después de que se fuera, Elowen subió a su cuarto para darse una ducha y de paso pensó en cambiar su estilo de cabello, estaba pensando en renovar su imagen. Decidió cortarse el flequillo después de la ducha, recordaba lo mucho que le gustaba ese estilo cuando lo llevaba en la adolescencia y aunque lo había dejado atrás en la universidad, ahora sentía que era el momento perfecto para recuperarlo, porque un nuevo pueblo y un nuevo trabajo ameritaba un nuevo estilo; mientras se miraba en el espejo, se sintió emocionada por el cambio, como si al retomar esa parte de su imagen también recuperara una parte de sí misma, parte de esa esencia vivaz que siempre la caracterizo, pero que las presiones de la vida adulta le quitaron. De pie frente al espejo se vio fijamente por unos segundos antes de comenzar a sacar los mechones de cabello que iba a cortar, lo había hecho muchas veces, sostuvo las tijeras con firmeza mientras observaba su reflejo, su largo cabello castaño caía en suaves ondas sobre sus hombros hasta las caderas, lo cuidaba mucho, pero esa mañana estaba decidida a hacer un cambio, no tan drástico, pero que si iba a notarse. Deslizó los dedos por los mechones frontales, separando cuidadosamente el cabello que formaría el nuevo flequillo, tomó una respiración profunda y, con un pequeño suspiro de determinación, hizo el primer corte, los mechones cayeron suavemente, deslizándose por sus dedos mientras sentía una mezcla de nerviosismo y emoción, cada nuevo corte la acercaba más a la imagen que quería recuperar, como si al cortar esos mechones estuviera liberando una parte de ella misma que había dejado atrás. Al terminar, soltó las tijeras y pasó la mano por el nuevo flequillo, sonriendo al ver el cambio, con una sonrisa satisfecha, tomó la secadora y comenzó a estilizar su nuevo corte, mientras el aire caliente levantaba los mechones recién cortados, sus dedos trabajaban con precisión, dándole forma al flequillo hasta que quedó perfectamente en su lugar, cada movimiento la hacía sentir más segura y feliz con la decisión que había tomado. Al terminar, apagó la secadora y se detuvo frente al espejo para admirar el resultado, su reflejo mostraba una versión fresca y renovada de sí misma, el flequillo enmarcaba su rostro de una manera que la hacía sentir como si estuviera recuperando una parte importante de su identidad, de su sensualidad femenina incluso, con una sonrisa amplia, Elowen se sintió increíblemente bien al ver el cambio. Elowen pasó el resto del día en calma, aprovechando para lavar ropa y limpiar la casa un poco, pero su mente no dejaba de regresar a Ethan, cada vez que se ocupaba en algo, su pensamiento volvía a él y a la posibilidad de verlo más seguido, mientras doblaba la ropa limpia, sonrió al darse cuenta de que iba a necesitar ropa bonita, pero abrigadora para la fría noche de leyendas en el parque de Ravenwood, ya empezaba a imaginar qué atuendos podría usar para verse bien, pero mantenerse cómoda. La luz del día llenaba la casa con un calor y brillo que le devolvían a Elowen una sensación de seguridad, mientras el sol iluminaba cada rincón, su mente se despejaba y el miedo que la había envuelto la noche anterior parecía desvanecerse, casi como si nunca hubiera sucedido, los rayos de luz le daban una calma que hacía que todo lo vivido en la oscuridad de la noche pareciera solo un mal sueño. Por unos momentos, mientras realizaba las tareas diarias, olvidó por completo las inquietantes sensaciones de la noche pasada y se permitió disfrutar de la tranquilidad del día. Cuando la tarde dio paso a la noche, Elowen se puso a preparar la cena, anticipando la llegada de su familia, el aroma de la comida llenaba la casa con una sensación acogedora y hogareña, cuando Helen entró por la puerta y vio el nuevo estilo de su hija, una sonrisa se dibujó en su rostro, se acercó, admirando cómo el flequillo enmarcaba perfectamente el rostro de Elowen, Abigail quien entró poco después no tardó en unirse a la lluvia de halagos porque su nieta le pareció mucho más preciosa de lo que ya era, Elowen se sintió aún más feliz al ver la reacción positiva de su familia, disfrutando del momento de conexión antes de sentarse todos a cenar. A la mañana siguiente, Elowen se levantó sintiéndose completamente descansada, había dormido profundamente toda la noche, sin rastros de susurros siniestros ni inquietantes pesadillas que la habían perturbado antes, cuando bajó a la cocina, se enteró por su abuela que Ethan había pasado muy temprano para recoger unas trampas que había dejado el día anterior. — Llegó antes del amanecer, no quise despertarte, aunque él preguntó por ti. —le comentó Abigail mientras preparaba el desayuno. — No pensé que fuera a venir tan temprano. — Elowen no pudo disimular su decepción. — Pero te dejo un mensaje... — susurro mientras se acercaba más a ella — Dijo que pasaría por ti a las siete de la noche como habían quedado. — la vio sonreír. — Al menos la cita sigue en pie. — suspiro, aliviada y sus ojos volvieron a dar un destello de emoción. — ¿Dónde van a ir? — preguntó Abigail sonriendo. — Me ha invitado a la noche de leyendas en el parque. — se movió de un lado a otro mientras jugaba con una manta. — Eso está bien, son noches muy entretenidas y hay mucha comida a la venta, lleva dinero porque vas a querer probarlo todo, también llévate un abrigo por si hace frío. — le dio una caricia en la mejilla. — ¿Vas a salir? — preguntó Helen que recién iba bajando para tomar el desayuno. — Si... — Elowen la vio con algo de nerviosismo — Ethan me ha invitado a salir esta noche, va a pasar por mí a las siete. — hace mucho que no pedía permiso para salir con un hombre. — ¿A qué horas regresas? — Helen hizo una ligera mueca, el hombre no le agradaba mucho, pero no iba a meterse en la vida de su hija. — La noche de leyendas termina casi a media madrugada. — explicó Abigail con una sonrisa. — Esta bien, espero que te lleves tu auto y que tengas mucho cuidado al volver tan tarde. — se sirvió una taza con café. — De hecho, Ethan es quien va a venir a recogerme a las siete y es él quien va a venir a dejarme en el momento que me aburra. — se encogió de hombros un poco inocente. — Esta bien... — Helen la observó fijamente por unos largos segundos — Asegúrate de llevar tu celular bien cargado, no importa la hora que sea, si quieres regresar y Ethan se niega a traerte me puedes llamar, yo voy a ir a traerte. — la vio sonreír. — Gracias mamá. — Elowen se dio cuenta de que su madre no estaba muy contenta con esa salida. — Todo va a estar bien, Ethan es un hombre muy responsable y muy respetuoso, coqueto, pero respetuoso... — Abigail comenzó a servir el desayuno — Solo te pido que no te hagas ilusiones tan rápido con él, ve conociéndolo despacio, hazte la difícil, que se esfuerce mucho por conquistarte y no le dejes pasar ni un solo error. — le guiño un ojo. — ¡Mamá! — Helen se le quedo viendo — Si sabes que es una amenaza no deberías estarla incitando a salir con él, ya no estoy segura si sería bueno que vayas sola con Ethan. — vio a su hija con más desconfianza en sus ojos. — Voy a estar bien mamá... — sonrió mientras negaba con la cabeza — Solo voy a acompañarlo a una actividad del pueblo, eso no significa que mañana seremos novios y que pasado vamos a casarnos. — quiso soltar una carcajada al ver la expresión de su madre. — Por lo menos que pague todos tus antojos esta noche. — fue a sentarse a una de las sillas del comedor llevando consigo el plato de comida. — ¿Hace cuánto no tienes una cita? — preguntó Abigail dándose cuenta de que su nieta estaba un poco nerviosa. — Dos años... — arrugó la nariz tratando de recordar — Mi última salida no puedo considerarla como una cita porque eso no fue cita, así que digamos que no salgo con alguien desde hace dos años. — aseguró viendo a su hermano llegar. — ¿Que paso en tu última cita? — su abuela sintió mucha curiosidad. — Compartíamos una clase en mi último año, me invitó a salir a comer, llegó una hora tarde al centro comercial, quería que dividiéramos la cuenta a la mitad, su plato de langosta costó cuarenta dólares más treinta de las dos copas de vino... — subió al taburete de la isla — Yo me pedí una paella de diez dólares con un jugo de siete cincuenta, por suerte la mesera me hizo caso cuando le pedí cuentas separadas. — dejó escapar un suspiro pesado recordando ese mal momento. — No olvides que iba vestido con la camisa de un equipo de futbol, pantalón sastre y tenis deportivos. — Ryan sonrió divertido, el chico conocía aquella historia. — ¡Qué horror! — Abigail se cubrió la boca con espanto real imaginando la escena. — Después del almuerzo nos sentamos en una banca del centro comercial a conversar para conocernos un poco más, fueron las dos horas más aburridas de mi vida, solo hablo de sus juegos en línea, de lo mucho que iba al gimnasio, era intenso y siempre me quería agarrar las manos, se comenzó a quejar cuando me aleje para que no me besara, comenzó a hablar del feminismo que arruinó a las mujeres tradicionales y un montón de chorradas. — se cubrió el rostro con ambas manos. — Fue su momento más humilde. — Ryan se rio al ver a su hermana asentir. — Que pesadilla de hombre.... — Abigail también se rio — Por suerte Ethan no es así de intenso o eso quiero pensar. — le sirvió el desayuno a su nieto también. — Espero que no sea así, no quisiera que la noche fuera aburrida. — tomó el tenedor para comenzar a desayunar. — ¿Dónde vas a ir? — preguntó su hermano. — Ethan me invitó a una noche de leyendas en el parque del pueblo. — Elowen no le ocultaba muchas cosas a su familia. — ¡¿Una noche de leyendas?! — exclamó con emoción — ¡Mamá! — torció el cuello de una forma extraña — ¿Podemos ir a ver? — sonrió ampliamente. — No sería mala idea, el evento comienza a las seis de la tarde y podemos escuchar unas cuantas leyendas antes de volver a casa. — Abigail esperaba convencer a su hija sobre quedarse un rato más en el pueblo. — Ya veremos. — Helen no era muy amante de esas cosas. — Si te da miedo podría quedarte lejitos mientras Ryan y la abuela escuchan las leyendas. — Elowen se rio de forma burlona. — ¿Por qué me van a dar miedo los cuentos con los que crecí? — alzó una ceja mientras veía a su hija. Elowen asintió de forma de burlona porque sabía que su madre no era miedosa, pero si le ponía un poco mal la idea de la molestaran de esa forma, después de esa conversación todos se pusieron a desayunar en diferentes puntos de la cocina; Elowen estaba un poco decepcionada por no haberlo visto, pero también contenta de haber dormido bien y saber que la cita continuaba en pie. La sensación de alivio por la noche tranquila le dio una nueva energía para enfrentar el día, después del desayuno, Elowen despidió a su madre, su hermano y su abuela, quienes partieron hacia sus actividades diarias en el restaurante del pueblo, el silencio llenó la casa cuando la puerta se cerró, dejándola sola nuevamente, por un momento, se quedó de pie en la entrada, observando cómo la furgoneta de su madre se alejaba por el camino hasta desaparecer en la distancia. La soledad no le molestaba, pero la casa parecía más grande y vacía en esos momentos, con un suspiro, se giró y decidió que sería un buen día para ponerse al corriente con algunas cosas pendientes, mientras recorría la sala, notó el libro que había dejado en la mesa la noche anterior, sonrió al recordar la historia que había comenzado a leer y pensó en continuarla más tarde. Por ahora, disfrutaba de la paz del día, sin prisas, pero con una sensación de expectación que no podía explicar del todo, era como si algo fuese a ocurrir, algo especial y esperaba que no fuera nada aterrador. Después de limpiar la casa de nuevo y asegurarse de que todo estuviera en orden, Elowen decidió tomarse un descanso y salir al porche con su celular, se sentó en la mecedora, disfrutando del suave vaivén mientras revisaba su correo electrónico, esperando algunas noticias de la escuela y actualizaciones de su vida diaria, también reviso las facturas de sus plataformas para ver películas, que la cabaña de su abuela estuviera tan metida en el bosque no era sinónimo de tener mala señal y la calidad del internet era excelente para su buena suerte. De repente, algo captó su atención en el jardín, al levantar la vista de la pantalla, vio a un ciervo entrar lentamente en el claro del jardín, sus delicadas patas apenas haciendo ruido sobre la hierba; el animal, de pelaje marrón claro y con unos majestuosos cuernos que sobresalían de su cabeza, se movía con cautela, olfateando el aire, como si también estuviera sorprendido de encontrar a alguien allí. Elowen contuvo la respiración, admirada por la belleza y la calma de la escena, el ciervo se quedó un momento, observándola, antes de continuar su camino hacia el borde del bosque al otro lado del jardín. Elowen se quedó un rato más en el porche, disfrutando del aire fresco y la tranquilidad de la media mañana, después de ver al ciervo alejarse, notó el movimiento ágil de un par de ardillas que bajaban rápidamente de un árbol cercano, las pequeñas criaturas empezaron a corretearse, jugando y saltando de un lado a otro, como si el jardín fuera su propio patio de recreo. La escena le trajo una sensación de calma y de que todo volvía a su curso normal, la vida alrededor de la cabaña parecía retomar su ritmo natural, con la naturaleza desenvolviéndose de forma despreocupada y vibrante, ya no había más el peso de una sombra tenebrosa sobre la propiedad, Elowen sonrió, agradecida por esos momentos de paz que le recordaban lo hermoso y simple que podía ser el entorno en el que ahora vivía. Elowen se sentía nerviosa mientras el sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados, era la tarde perfecta para su cita con Ethan, decidió que una ducha la ayudaría a relajarse y a despejar su mente. El agua caliente caía sobre su piel, llevándose consigo la poca flojera que tenía, cerró los ojos y dejó que el vapor envolviera su cuerpo, creando una burbuja de tranquilidad, mientras se enjabonaba, pensaba en Ethan y en cómo había esperado este momento, después de la ducha, se envolvió en una toalla suave y se dirigió al espejo, con cuidado, comenzó su rutina de belleza, aplicó una ligera capa de maquillaje, resaltando sus ojos con un toque de sombra marrón y delineador, sus labios, pintados de un rojo suave, completaban el estilo sobrio que quería para esa noche. Eligio ropa cómoda para su cita, optando por un suéter de lana suave de color blanco con un escote coqueto en la espalda y unos pantalones ajustados que la cubrieran bien por si el clima se ponía más frío, se miró una última vez en el espejo, ajustando un mechón de cabello rebelde detrás de su oreja y con los dedos peino el flequillo después de haberlo estilizado con la secadora, estaba lista unos diez minutos antes de la hora acordada en que Ethan llegaría por ella, con una sonrisa nerviosa, pero emocionada, tomó su bolso y se aseguró de llevar todo lo que podría necesitar para esa noche, lista para la cita que había estado esperando. Elowen se sentía hermosa con la forma en que vestía esa noche, se devolvió de medio pasillo porque había olvidado ponerse un poco de perfume, los tacones de sus botines resonaron por la madera al correr de vuelta a su cuarto y se aplicó una cantidad razonable para no ser ofensiva con su olor, bajó rápidamente y al llegar a la sala escuchó el claxon de un auto. Ethan llegó puntual esa noche, estacionando su camioneta frente al muro de piedra y tocó la bocina esperando llamar la atención de Elowen, bajo de la camioneta manteniendo una gran sonrisa en los labios porque estaba un poco nervioso, su corazón latía con fuerza, anticipando el momento en que la vería. Elowen, que estaba terminando de apagar las luces internas de la casa, escuchó el sonido y sintió una mezcla de nervios y emoción, revisó por última vez su bolso y salió de casa, bajando las escaleras con gracia después de haber cerrado la puerta. Cuando Ethan la vio salir, quedó sin palabras, estaba de pie a medio camino en el jardín y no se pudo mover más, Elowen se veía radiante, con su suéter de lana y sus pantalones ajustados que realzaban su figura, su cabello caía en ondas perfectas y su sonrisa iluminaba lo que quedaba de la tarde, Ethan no podía apartar la vista de ella. Elowen se acercó a él con paso lento y de forma natural sus caderas se contonearon de una forma sensual, al ver la expresión de asombro en el rostro de Ethan, sintió un calor agradable en su pecho porque generó lo que esperaba, una sorpresa en el hombre. — Te ves increíble. — dijo Ethan, aún maravillado. — Gracias... — respondió Elowen — Tú también te ves muy bien. — le arreglo suavemente el cuello de la chaqueta de cuero marrón que estaba usando. — Me gusta mucho como te queda ese nuevo estilo, te hace ver más hermosa de lo que eres. — suavemente tocó el flequillo. — Muchas gracias. — no se pudo retener la risita, Ethan se veía bastante embobado. — ¡Perdoname! — salió de su ensoñación — Te traía un regalo y se me olvido dentro del auto... — suavemente le tomó las manos — Pero cuando estoy contigo, todo lo demás desaparece, porque tu belleza y tu dulzura son lo único que necesito para sentirme pleno en ilusiones... — la vio fijamente a los ojos — Tus ojos tienen la magia de hacer que cualquier día gris se llene de luz y color, no hay nada más hermoso que perderme en ellos. — vio como Elowen se quedaba con la boca abierta y las mejillas se le pusieron rojas. — No imagine que fueras tan romántico. — no supo bien qué decir y tuvo ganas de hacerse chiquita. — No es que sea un poeta, pero por ti puedo convertirme en Neruda... — Ethan sonrió de forma coqueta — Porque solo tu belleza inspira palabras que nunca pensé decir y cada verso que nace en mi corazón es un reflejo de lo que siento al mirarte. — con esas palabras Elowen se soltó de sus manos y se cubrió las mejillas. Elowen sintió cómo sus mejillas se sonrojaban al escuchar esas palabras, sintió que la cabeza se le calentaba y el piso se le movió con mucho vértigo pues aquello fue una experiencia nueva para su vida, la sonrisa de Ethan se amplió, no solo por la reacción tan encantadora que tuvo ella con sus palabras, sino porque se veía más hermosa con las mejillas sonrojadas. Después de decir aquellas palabras, hizo un gesto hacia su camioneta cuando los ojos de Elowen se fijaron en él de nuevo. — ¿Estas completamente lista? — pregunto dejándola pasar por delante de él. — Si, llevo todo lo que necesito. — acomodó su bandolera. — ¿Spray de pimienta también? — pregunto de forma burlona mientras iba detrás de ella. — Si... — Elowen se dio la vuelta — También llevo el spray de pimienta por si se te quieren pasar las manitas. — le agradaba mucho que Ethan fuera tan relajado y bromista. — Espero poder cumplir tus expectativas de diversión esta noche y que te guste la esencia de Ravenwood... — apuro un poco el paso para poder abrir la puerta del pasajero — Si te da mucho miedo no dudes en decírmelo y te traeré de vuelta a casa, también si te aburres. — extendió la mano para ayudarla a subir. — Gracias, pero no soy una mujer temerosa. — ni ella misma se creyó sus propias palabras. Elowen tomó su mano sin dudarlo un solo segundo, sintiendo un suave hormigueo cuando sus dedos se tocaron, fue como si entre ellos corriera cierta electricidad que consiguió erizar los vellos en los brazos de Elowen; al subir, se acomodó en el asiento, preguntándose cómo sería la noche, llevaba muchas expectativas según la forma en que Ethan había descrito el evento, esperaba realmente pasarla bien, pero de algo estaba segura y es que ya la noche había comenzado muy bien.
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