Ojos de oro miraban con suma atención al joven lobo que acababa de aparecer a las afueras de la mansión O´Neill, ese era Caleb Artigas, aquel al que debía acabar para asegurar la supervivencia de su manada de parias, era un lobo hermoso, de fino pelaje grisáceo, sin duda, un hijo de su casta legendaria, aun así, debía acabarlo. – Sera mejor que no lo intentes cachorro, no tengo nada contra ti, pero debo acabarte ahora mismo, tu sabes, en los tiempos del hombre, es difícil sobrevivir para un lobo – dijo la hermosa mujer de piel morena adoptando su forma lobezna para atacar a Caleb. Caleb, gruño en respuesta ante aquello, y, defendiéndose, atacaba a aquella loba misteriosa logrando herirla con facilidad en su afán de llegar hasta Amelia, lobos salían de todas direcciones comenzando a atac