Me levante con el sonido de la alarma, entre al baño de prisa y me arregle lo más rápido que pude.
Estaba llegando tarde a la universidad.
Baje las escaleras corriendo casi cayéndome por lo despistada que era, tome una tostada de la cocina y sin mirar atrás me subí a mi auto y conduje a la universidad.
Anoche me había desvelado junto con Arturo, me había contando que su padre había fallecido por un accidente de transito hace cinco años, y que su madre era diseñadora.
Fue grandioso cuando nos dimos cuenta que habíamos durado hablando unas cuatro horas, y que cuando por fin nos fuimos a dormir eran las tres de la mañana.
Aunque fue divertido las consecuencias habían sido caras, mi papa llego a mi habitación y me había destrozado el teléfono, dijo que si no terminaba con Arturo me iba a encerrar; pero le termine gritando que ya era mayor de edad y que él no podía meterse en mis asuntos.
Mi mayor error fue gritarle eso. Pero fue extraño, lo único que me dijo fue: ¨te vas arrepentir de gritarme Melody¨
Ahora estoy sin celular y para colmo; llegando tarde.
En cuanto llegue a la universidad Sali del auto y trate de correr.
Mi pierna se había lesionando aquella vez que me iba a encontrar con aquel chico misterioso, mi madre me había confirmado que, aunque pudiese caminar, se me iba hacer difícil correr.
-Nunca hago nada bien-grito cuando mi pie me empieza a fallar.
Me detuve un momento y respiré algo agitada.
- ¿Estas bien? -me gire para ver la silueta de Arturo.
Negué aun tratando de que mi respiración vuelva a la normalidad.
-Te llevare al hospital-Arturo me cargo entre sus brazos.
-No, tengo clases-me removí inquieta entre sus brazos.
-No seas terca y hazme caso-me llevo con él hasta su auto.
Me mordí el labio nerviosa y entre en su auto.
- ¿Puedes prestarme tu teléfono? -le pregunte en cuanto empezó a conducir.
-Claro-busco entre su bolsillo, y cuando lo encontró me lo paso ya desbloqueado.
Traté de recordar el número de Maribel, pasaron unos minutos cuando por fin lo recordé.
-Hola Maribel-la salude en cuanto me respondió.
-Hola ¿Dónde estás? -mire por la ventana.
-Voy de camino al hospital-le informe- ¿Puedes pedir un permiso para mí?
-Claro, iré enseguida.
-Espera, ¿Qué ha pasado con Karen?
Pregunte muy curiosa de saber que había pasado con mi amiga, después de todo lo único que sabia era que estaba en África.
-Está en avión con dirección hacia acá, su padre la esta esperando en el aeropuerto-me explico.
Solté un suspiro de alivio.
-Cualquier cosas déjamelo saber-ella hizo un sonido de afirmación.
Colgué y le pasé el teléfono a Arturo.
-Gracias-agradecí.
El lo tiro en el asiento de atrás.
- ¿Te sigue doliendo el pie?
-Ya no me duele mucho, te dije que era nada grave-le dije mientras recordad aba su cara de preocupación.
-Averiguarme que tan grave es, llegamos-me informo saliendo del auto.
Con toda las fuerzas posible Sali del auto.
-Espera-Arturo se acercó a mí y volvió cargarme entres sus brazos.
Entramos al hospital con la mirada de mucha gente encima, y por supuesto, las fotos no podían faltar.
Puede que cuando llegue a mi casa mi padre rompa algo más, y de seguro que no será algo que cueste poco.
-Puede llevarla a emergencia, acaba de romperse el pie-lo mire asombrada por sus palabras.
La enfermera asintió y busco una silla de ruedas donde me sentó segundos después.
Esperamos unos minutos a que un doctor estuviese libre.
-Ya podemos entrar-Arturo se posiciono detrás mío y movió la silla de ruedas hasta el consultorio.
El doctor que estaba a cargo enseguida me reconoció, de tantos doctores porque uno de los tantos amigos de mi madre.
- ¿Puede subirla a la camilla joven? -le pregunto el doctor a Arturo.
-Claro-Arturo volvió a tomarme entre sus brazos, pero esta vez me coloco encima de la camilla.
El doctor empezó a revisar mi pie, para ser exactos me estaba revisando mi tobillo.
- ¿Esta es una herida vieja? -me pregunto el doctor.
-Si, como sabe; hace unos años me caí mientras corría y me lesioné el tobillo del pie derecho-le recordé-Prometí no volver a correr muy seguido, incluso les dije que si llego a correr no seria tan rápido, pero rompí mi promesa.
El doctor asintió, busco algo entre algunas gavetas y me lo entrego.
-Ponte esto en el tobillo antes de irte a dormir, mañana ya no dolerá mucho-mire a Arturo quien estaba callado solo viéndonos- ¿Es tu novio?
-Si, soy su novio. Mucho gusto, mi nombre es Arturo-se presento mi adorando ahora novio.
El doctor extendió su mano y la apretó con Arturo.
-El gusto es mío, te la dejo en tus manos-luego de haber dicho esas palabras el doctor se marcho dejándonos solos.
- ¿Me puedes explicar que le paso a tu tobillo? -me hablo por fin Arturo.
-Hace unos años corrí muy deprisa, y llevaba tacones así que…me lesione mi tobillo-empecé a contar-te lo mencione el día que estuviste en mi casa, fue día antes de mi graduación de la secundaria.
- ¿Puedo saber porque corrías?
¿Debería decirle que en la secundaria me enamore de alguien que jamás había conocido ni mucho menos visto?
No, puede que me tache como loca.
-Estaba jugando con unos de mis primos, y por accidente me caí-le expliqué tratando de sonar lo más sincera posible.
-Esta bien. Ven, te llevare a tu casa-trate de sentarme en la silla de rueda-deja te ayudo.
Arturo acerco la silla de rueda y me ayudo a sentarme en ella.
-Por cierto, vamos a otro lugar, no quiero ir a casa-dije mientras el me llevaba hacia la salida.
Nos detuvimos frente a su auto y el me ayudo a subir.
- ¿El no querer ir a tu casa se debe también el que no hayas traído tu teléfono hoy? -me pregunto.
Me quede callada.
- ¿Tienes problemas en tu casa?
Volví a quedarme callada.
-Esta bien si no me quieres decir nada, no te llevare a tu casa-tras decir empezó a conducir.
Entre el medicamente en mi bolso, y mire por la ventana.
¿Estaría bien si le contara lo que piensa mi padre sobre él? ¿O simplemente debería mudarme?
-Ya llegamos-Arturo abrió la puerta de mi lado.
¿Cuándo llegamos? ¿En dónde estamos?
-Estamos en mi lugar favorito del mundo-me cargo entre sus brazos y me sentó en unos de las sillas que estaban en el lugar.
Estábamos en frente de un lago, aunque no era tan grande; era hermoso. Las sillas estaban hechas de madera y pintadas con dibujos muy coloridos.
-Los pinte yo cuando era niños-menciono en cuanto pase mi mano por uno de los dibujos.
-Son hermosos.
Arturo se sentó al lado mío y me abrazo.
-Se que te pasa algo, estas algo rara ¿Paso algo en tu casa?
Está bien, seré sincera.
-Mi papa te odia, cree que fuiste tu el que nos copio los dibujos, no nos quiere ver juntos, anoche después de nuestra llamada tomo mi teléfono y lo tiro contra la pared, dijo que, si no rompía contigo, me iba arrepentir-una lagrima se deslizo por mi mejilla.
-Gracias por contarme, tengo una idea-lo mire sorprendida.
Pensé que se enojaría y empezaría a gritar.
-Salgamos del país, mudémonos lejos de nuestras familias. Prometo cuidarte, terminaremos nuestra universidad, luego empezaremos a trabajar, meses después nos casamos y luego podemos tener un hijo-se puso frente a mi-podemos irnos y empezar en otro lugar lejos de nuestras obligaciones.
La idea me parecía algo loca pero mientras sea con el me arriesgo a todo, entonces seremos el y yo contra el mundo.
-Mas tarde te llevare a tu casa, recogerá toda tu ropa y nos iremos mañana en la madrugada-empezó a moverse a todos lados emocionando.
- ¿Mañana? ¿No es muy pronto? -pregunte algo confundida.
-Mientras más rápido mejor, no quiero te pase nada mi c*****o-deposito un beso en mis labios- ¿Qué piensas? ¿Estás de acuerdo?
Lo pensé por varios segundo, y se que estoy loca.
No pierdo nada con aceptar.
-Esta bien-el enseguida me abrazo con todas sus fuerzas.
-No te arrepentirás-me dijo mientras dejaba muchos besos por mi cara-lo prometo.
De la nada empezó a llover y mientras el me besaba el agua se deslizaba por mi rostro.
¿Esta es una señal de que hice las cosas bien? ¿O Dios acaba de advertirme que acabo de tomar la peor decisión de mi vida?