Luego de unas largas horas la familia se fue marchando a su casa con la promesa de volver mañana, o ir a nuestra casa cuando mi madre le den de alta en el hospital.
-Melody… ¿tu cumpleaños no es el próximo miércoles? -pregunto Marcos recogiendo sus cosas.
-creo que sí, solo faltan seis días-menciono Manuel.
Todas las miradas se posaron en mí.
- ¿cómo lo piensas celebrar Melody? -pregunto algo curiosa, mi madre.
-aún no lo sé, falta mucho y presiento que ese día tengo un examen de promoción de empresas-un largo suspiro se hizo presente en la habitación del hospital.
- ¿en algún momento has pensado en celebrar tu juventud? ¿Conseguir un novio? ¿O pensar en que vas a hacer con tu vida además de estudiar y trabajar? -mis hermanos no se quedaron callados, sabían que desde hace unos años había empezado a ser adicta al trabajo como a mis estudios.
-iré a una cita a ciegas como lo hacia mi padre cuando era pequeña-les informe con una gran sonrisa.
Todos ellos sabían que mi verdadera madre no era su madre, si no otra, que en verdad nunca supe nada de ella.
- ¿Cómo te atreves? -mi madre le grito algo histérica- ¿con que fuiste a citas a ciegas? No espera menos de ti, mujeriego-mi padre quien estaba al lado de mi madre se asusto y de inmediato la cayo con un beso.
-que nos se les olvide que estamos aquí-comento mi hermano terminando de recoger las cosas que quedaban tiradas.
Mi padre siguió besando a mi madre, por lo que nosotros decidimos salir y dejarlos solos.
-padre, que no se te olvide que nuestra madre acaba de dar a luz y está muy débil-dijo Manuel antes de cerrar la puerta tras suyo.
Marcos que estaba junto a mi en el pasillo se le quedo mirando extraño a su gemelo.
-que? Se tenia que decir y se dijo-fue lo ultimo que dijo antes de empezar a caminar por los pasillos.
-esta demente-susurro mi hermano a mi lado.
Yo no dude en soltar una carcajada.
veré si puedo estudiar psicología, necesito entender que pasa por la cabeza de los miembros de mi familia.
corrí junto a Marcos para alcanzar a miguel, quien estaba esperando por nosotros en el ascensor.
-ustedes si son lentos-nos dijo cuando logramos llegar a el-en fin, ¿Qué vamos a cenar? -miro la hora de su reloj-ya es tarde y Melody casi no ha comido nada.
-iremos a mi lugar favorito, acompáñenme-les dije al ver como el ascensor se abría.
Llegamos al estacionamiento, donde estaba el auto de uno de ellos, le arrebaté la llave a Manuel y me subí al auto.
- ¿no piensan subir? -les pregunte al verlos un poco sorprendidos.
-puedes decirme donde es, yo puedo conducir-me negué al escuchar las palabras de Manuel.
Vi como sus caras se tornaban algo pálidas, ¿tienen miedo?
- ¿Qué les pasa?
-por casualidad nuestra madre nos conto como conduces, y los múltiples carros que has chocado-me quede sorprendida, solo choque tres autos.
-esos es mentira, suban, sin miedo al éxito-mis hermanos se miraron entre si y con una sonrisa temblorosa se subieron a la parte de atrás del coche.
Sin esperar a que se colocaran el cinturón de seguridad, arranque, sin miedo empecé a esquivar los autos.
Creo que fue por esto por lo que me quitaron mi licencia de conducir.
- ¿puedes ir más despacio? No estamos haciendo una carrera-la voz de Marcos se escuchó tras mío, vi por el espejo retrovisor y me impacto ver a Manuel rezando.
-deberían sentirse afortunados por el simple hecho de tener una hermana como yo-solté una risa sarcástica.
-ya veo porque no tienes novio, estas demente-aceleré lo más que pude, aquel comentario me molesto un poco, era hora de mi venganza.
Conduje como nunca, lo gracioso fue que ningún policía me detuvo por estar haciendo algo ilegal.
-llegamos-les avise estacionado el auto.
Mis hermanos salieron del auto observando el lugar, estábamos en un puesto de hamburguesas.
-no pensé que te gustaran estas cosas-susurro mi hermano entrando para ver bien el lugar.
-no lo hago con frecuencia, pero estoy antojada de una hamburguesa-me gire para verlos-entremos.
Cuando estábamos dentro, pedimos nuestra orden, que contenía tres hamburguesas, tres refrescos y por supuesto dos ordenes de papa fritas, Manuel odia las papa fritas.
-si nuestro padre supiera que estamos comiendo esto, nos tomaría del cuello y nos ahorcaría a los tres-casi me atraganto por el chiste que hizo Marcos.
En verdad me imagine a mi padre gritándonos por comer tales comida y por otro lado mi madre gritándole a el para que nos deje tranquilos.
Quitos los graciosos espectáculo que procesa mi mente y empiezo a comer.
Mas tarde volvimos a casa, esta vez manejo Manuel, estúpida idea.
Cuando llegue a mi casa organice todo a mi alrededor y me fui a dormir, mañana empezaba mi ultimo semestre en la universidad y quiero empezarlo de la mejor forma.
Al otro día, abrí mis ojos cuando el sol se hizo presente en mi habitación, me levanté con el mejor humor posible y fui a ducharme, me puse un conjunto blanco que hacia muy buen contraste con mi color de piel.
Antes de salir de la casa mi tía me llamo para recordarme que debía llegar temprano a casa, hoy le haríamos una fiesta de bienvenida a mi madre y a la bebe.
Sin más obstáculos conduje a la universidad, donde me recibieron mis amigas.
-adivina-me tape los oídos por el fuerte grito de Karen.
- ¿Qué paso? -les interrogue.
-hace unos minutos fuimos al aula donde tomaremos administración de empresas y me lleve…
-nos llevamos-le interrumpió Maribel.
-exacto, nos llevamos la sorpresa de encontrar un adonis en nuestra clase, está buenísimo-mi amiga hizo como si estuviera derritiéndose-te envidio, por lo que me entere tendrás mas de una clase con él.
-dejen de hacer tanto drama, tenemos que ir al aula-empecé a caminar dejándolas en el pasillo.
-vamos, tal vez el aun siga ahí-Karen se acercó a mí y me sostuvo del brazo-corre.
Las tres empezamos a correr, no supe como llegamos tan rápido.
-entra-Karen me empujo haciendo que casi me caiga.
Mis ojos viajaron por todo el salón, hasta que me detuve al encontrarme con unos ojos café, unas largas pestañas y un hermoso cabello n***o.
- ¿es él? -le pregunte a Maribel, ya que Karen estaba babeando en una esquina.
-claro que es el-me volteé para mirarlo bien, y me sorprendí al ver que el se estaba acercando a mí.
-vienen hacia acá-me susurro Karen.
-ya me di cuenta-le dije cuando estaba a unos centímetros de mí.
-hola-me dijo estirando su mano-mi nombre es Arturo.